Una canción de amor por alegrías, el octavo Single de Tenderete "Duna de Punta Paloma" de su primer disco "En el azul". Unas alegrías que me roban el corazón. Disfrutarla y regalársela a las personas que queréis.
El sampableño Plácido Muñoz Fernández, creador de Tenderete y profesor de música en Barcelona, nos presenta junto a Alba Bioque la octava entrega "Duna de Punta Paloma", de su especial y novedoso proyecto "En el azul", un disco-cuento con capítulos-canciones, que nos harán disfrutar de la buena música de un modo diferente.
Temas anteriores:
>>> VER el 1º Capítulo del cuento de Tenderete con el VÍDEO "Quijote del Sur"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 2º capítulo de su cuento con el tema "África"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 3º capítulo de su disco-cuento con el tema "Mi perla negra"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 4º capítulo de su disco-cuento con el tema "Oda al vino"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 5º capítulo de su disco-cuento con el tema "Soleá del Mosqueao"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 6º capítulo de su disco-cuento en el tema "Contradicción"
>>> VÍDEO: Tenderete presenta el 7º capítulo de su disco-cuento con el tema "Duna de Punta Paloma"
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"Duna de Punta Paloma" es el octavo single de Tenderete
"Tú, yo, la calle, flamenco y vida..."
Voz: Alba Bioque
Piano: Melodie Grimard
Contrabajo: Jose López
Percusión y coros: Plácido Muñoz
Mezcla, Mastering y coros: Raúl Bioque.
Vídeo:
Capítulo 8
Debía ser bien entrado junio porque empezaba a hacer calor y los turistas llenaban El Manteca y las terrazas de la calle La Palma. Había quedado con Pla en la catedral y me propuso dar el paseo por la playa, no le apetecía el ajetreo del centro. Conseguir sentarse en una terraza en esas fechas no era tarea fácil en “Cádi-Cádi”.
Comenzamos a caminar por el paseo marítimo en dirección a San Fernando. Cuando llegamos a Cortadura el Sol ya se había puesto, pero el calor aún persistía. Quedaba poca gente en la playa. Nos dimos un baño en compañía de una pareja alemana que estaba viajando en autocaravana y querían pasar allí la noche.
Nos sentamos los cuatro en la arena y Klara sacó cuatro latas de Cruzcampo de una neverita de plástico azul con la tapa blanca. En un inglés macarrónico, yo intentaba explicarles cómo llegar a las piscinas naturales de Bolonia. Pla escuchaba atento a la vez que horrorizado por mi acento.
Johan nos preguntó si queríamos quedarnos a cenar con ellos. Yo sin saber qué decir, miré a Pla para ver qué pensaba. Lo que encontré fue un rostro pálido y una mirada fija en el móvil y a la vez ausente. Sin levantar los ojos de la pantalla y con una voz débil, me dijo que había recibido un mensaje de texto de un número muy largo y desconocido.
Miraba el móvil pero no hacía nada, el miedo lo tenía bloqueado. Nunca son buenas noticias cuando llega un SMS de un número tan largo y desconocido, susurraba. Las lágrimas le corrían cara abajo, esperábamos lo peor.
Dio el último sorbo a la lata de cerveza, se limpió las lágrimas y abrió el mensaje con un suspiro: “Cariño mío, te escribo desde un locutorio de Tánger. Hasta ahora imposible conectarme. Esta noche cruzamos. Te quiero.”
Un millón de emociones le sacudieron el pecho, un millón de temores le ocuparon la cabeza. Alba volvía a jugarse la vida por un sueño, por un deseo, por un amor. Sin decir nada, nos levantamos de la arena, doblamos el pareo y empezamos a caminar apresurados hacia su casa. En una mochila metió dos botellas de agua, dos camisetas (una de manga larga y otra de manga corta), unos pantalones y una sudadera negra con capucha.
Desde que leyó el mensaje no había soltado una palabra. Era un autómata. Cuando cerró la mochila, me preguntó si le prestaba la furgoneta y yo le dije que no, que lo acompañaba y que conducía yo. Él estaba demasiado alterado para coger el coche.
Pasamos por mi casa a por unos prismáticos y dos cañas de pescar. Salimos con dirección a Tarifa. Cuando llegamos, aparcamos la furgoneta y nos sentamos en la cresta de la duna de Punta Paloma (Alba nos había contado muchas veces que en su primer viaje pisó la arena por primera vez en aquella playa).
Bien entrada la noche, dejamos la duna y bajamos a la orilla. Estábamos impacientes. Aunque no habíamos comido nada en todo el día, no teníamos hambre, ni sed, ni sueño. Caminábamos por la orilla de un lado para otro como dos gallinas sin cabeza.
Eran aproximadamente las cuatro de la madrugada, cuando apareció un Nissan Patrol de la Guardia Civil. Nos pidieron la documentación y nos preguntaron qué hacíamos allí a esa hora. Señalando las cañas de pescar, le dijimos que echando un rato, pero que no picaba nada. Se despidieron con un saludo militar, subiendo sus manos derechas hasta las sienes, nos desearon suerte y siguieron con su ronda.
La noche avanzaba en silencio, el mar parecía un espejo y la luna pintaba una lágrima blanca sobre el negro del agua.
Cuando la noche se iba, llegó el alba.
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Letra:
tu puesto estaba por el mentidero
yo solo iba a comprarte claveles
y sin dinero me distes tus besos
y paseamos por la calle Ancha
y en Puerta Tierra te di mi te quiero
y ahora cruzando el puente del olvido
que yo me voy preso de tus besos
y amanecen nubarrones
si la vida son dos días
vente a “cay” que nunca llueve
caen papelillos de los balcones
y el pescao que aquí se vende
es por tanguillos
no con pregones
tú bien lo sabes
la regalo cantado
por to los lares
por to los lares primo
por to los lares
la regalo cantando
por carnavales.
amanece en la bahía
duna de Punta Paloma
el beso que no me diste
por fin tu boca toca la mía
manos jugando al despiste
tu, yo, la calle
flamenco y vida.
para quererse en esta vida
lo cuentan todos los sabios
si mi mitad te necesita
el alma vuela y tú y yo
nos miramos
y cuando no se precipita
pura y serena
puede encontrarnos.
Para cantar esta copla por alegrías
posa tu mano mira sobre la mía
sobre la mía mira niño ay tu mano y la mía
para cantar esta copla por alegrías
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