Nuestro paisano Plácido Muñoz Fernández creador de Tenderete y profesor de música en Barcelona, nos presenta junto a Alba Bioque la primera entrega de su especial y novedoso proyecto, un disco-cuento con capítulos-canciones, que nos harán disfrutar de la buena música de un modo diferente.
Abajo puedes leer el primer capítulo del cuento y ver el vídeo del primer single.
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Quijote del Sur es el primer single de *Tenderete*.
Y por fin se estrenó el primer single que da comienzo al cuento de Tenderete: “Una deuda pendiente, una historia de amor, un sueño cumplido…”
En los momentos difíciles empieza la búsqueda. Hoy queremos presentaros el comienzo de una historia que ya lleva 10 años en marcha: Tenderete.
Acompañadnos en este viaje audiovisual que culminará cada tercer viernes del mes con cada una de las canciones de nuestro próximo disco. Cada mes, una canción irá desvelando el cuento. Nos podéis seguir por las redes @tendereteflamenco y escucharlo en todas las plataformas digitales.
Un abrazo,
Alba Bioque y Plácido Muñoz
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Música:
Jose López - Contrabajo
Alba Bioque - Voz
Plácido Muñoz - Percusiones
Mezclado y masterizado por Raúl Bioque.
Vídeo:
Reparto: Sergi Sánchez, Enriqueta Caballero, Lucia Salcedo, Marina Cabrera, Alba Bioque y Plácido Muñoz
Producción: Ana Muñoz
Edición y montaje: Alba Bioque
Capítulo 1
Han pasado diez días desde que la vio en el puesto de la Calle Sacramento.
Sonreía y ataba una docena de margaritas con un lazo violeta. Con un cuidado cristalino y toda la ternura que su cuerpo era capaz de expresar colocaba el ramo en el interior del carrito de la señora Soledad, una vecina de la Calle San Miguel de la que se decía que tenía muy poca vergüenza y mucho sentido del humor.
No sé si fue el Levante o el Poniente quien le susurró pero de un impulso metió la mano en el bolsillo y sacando todo lo que tenía se acercó al Tenderete y compró un cactus pequeño, verde, con espinas largas y una florecita rosa de plástico pegada en su parte superior.
Se puso tan nervioso cuando ella le preguntó que si le gustaría comprar algo que solo pudo señalar y decir: "esto, gracias", cogiendo el cactus más feo y "escuchimizao" que había.
Al día siguiente volvió a pasar. Y el siguiente y el siguiente y el siguiente... pero no volvió a encontrar el puesto, ni las flores, ni ella. Solo Soledad.
Y ahora vaga por Cádiz.
Un Quijote buscando a Dulcinea
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