viernes, 4 de octubre de 2019

"Quise volar", por David Romero

David Romero Pacheco ha publicado este relato en la sección de narrativa del núm. 37 de la revista del Club de Letras de la Universidad de Cádiz SPECULUM, que se publica en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y dirige el profesor José Antonio Hernández Guerrero.

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“Quise volar”
Cuando todavía parecía un niño, quise intentarlo. El pasillo de casa tenía el largo perfecto, y suficiente. Al fondo, la puerta de la calle abierta y las cortinas, aquellas bandas de plástico de colores mordidos por el sol, se balanceaban con el viento. Apreté el nudo de la capa sobre mi cuello. No quería que se soltara estando ahí arriba y me hiciera caer sin lograrlo. Caminé atrás hasta sentir el frío de la pared en mi espalda. Respiré y aceleré con todas mis energías. Cosquilleo y emoción. Iba a lograrlo, podría volar. Sentí la velocidad en mi rostro mientras me acercaba al umbral de la puerta impulsado por aquel coctel de emociones. Parpadeos de rayos de sol se colaban entre el baile inquieto de los colores apagados. Una barrera que estaba a punto de atravesar, y entonces, saltaría arriba, muy arriba. Me acerqué y cerré los ojos. Mi cuerpo pasó sin impedimento y el tacto del sol me alcanzó acariciándome. Solo faltaba impulsarme con fuerza en el filo de mármol del escalón y ascender todo lo posible. Apenas tuve tiempo de percibir una pisada menos dura de lo que pensaba, cuando todo mi cuerpo se sumergió en aquel aire. Sentí la capa abrirse y planear. Borbotones de adrenalina, de felicidad, de vida. Disfruté de todo aquello durante un instante inmenso cuando, antes de empezar a caer, oí un sonido desgarrador seguido de gemidos de una suave intermitencia. Toqué el suelo ya abrumado de lo incierto. Me giré y encontré a mama agachada junto al más frío y blanco escalón que recuerdo. ¿Qué has hecho?, me susurraba a través de una mirada inundada de lágrimas contenidas mientras intentaba hacer algo por detener los espasmos de nuestro gatito.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre gato. David, es que de pequeño fuiste muy travieso, culpa, quizás de tu imaginación desbordada: siempre probando, investigando y queriendo explicaciones a tantos misterios naturales que deberían tenerlas sin embargo, nadie te las despejaba..., de ahí tu carrera universitaria por la rama de ciencias: biología, doctor en biología ¡Que envidia...! Y no conforme por ser un científico encima escritor, buen escritor bilingüe, ¡casi nada!¡Que envidia! Y como no, un joven aventurero, un español sudamericanizado; uno, que incluso se infiltró en la Amazonia en busca de nuevas especies de animales, ¡qué envidia...!, y para colmo de mi envidia va el tío y enamora a una sirena de río, ¿fue verdad o se quedó con nosotros? ¡Yo que sé, de él me lo creo todo...!

David RP dijo...

Hermoso comentario, y como siempre, hermosa la posibilidad de seguir escribiendo y que parte de esa escritura quede aquí, en el blog de mi San Pablo de Buceite, donde por estos entramados de la red, Internet, quedará en el tiempo y en el espacio, y ni siquiera sabemos cuánto ni cuándo ni tan siquiera cómo. !Gracias al blog, a Bernardo por tu trabajo, y muy apreciadas, gracias, al no tan anónimo comentario!

Un abrazo!
David RP.

buceite.com dijo...

De nada David.
Saludos a todos.
Bernardo Medina.