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LOS DESEOS DE LUZ
La niña hacia cola. Aquella serpenteante multitud de niños era un cúmulo de nerviosismo y anhelos derivados de una inocencia incontrolable. Ensimismados por idolatrar a un señor mayor, algo grueso y con barbas blancas, que hacia de puntual mesías y psicólogo-analista de ilusiones.
Cogida de la mano de su madre, de vez en cuando, se ponía de puntillas, para otear y valorar cuanto tiempo debería aún esperar.
Todos los niños llevaban en sus manos cartas. Escritas con la mayor ilusión del mundo, pulcras y rebosantes de peticiones. Menos ella, ella no llevaba nada...
La música de fondo, amenizaba el evento, dando ese toque nostálgico y oportuno para estas fechas.
Y llegó su momento. Llegó el momento de subirse en el improvisado altar y redimirse de todo un año esperando.
.- ¡Hola princesa! ¿cómo te llamas? ¿dónde está tu carta? ¿qué deseas?, dijo aquel anciano con voz suave y relajada.
.- Mi nombre es Luz.
.- No sé por donde empezar... quisiera dejarle claro que esta petición que le hago va asociada a una pluralidad silenciosa, pero latente. Oculta en el día a día, a veces resignada y la mayoría de las veces, indignada.
.- Empiezo haciéndole la petición, que cualquier persona tenga derecho a una vivienda, que el calor del hogar amortigüe los fríos inevitables de unas leyes incongruentes y carentes de sentido. Que la imposición de un estado de desesperación no obligue a nadie a buscar una solución fatídica desde un quinto piso.
.-Que basta ya. De machos envenenados de ira y venganza que arremeten sin piedad sobre indefensas mujeres en situaciones tan hostiles que incrementan diariamente el numero de huérfanos.
.- Que los hermanos de distintos territorios encuentren la coherencia. Que el del norte no es mejor que el del sur, y viceversa. Que da igual la lengua que se hable, porque la traducción de los abrazos y los besos es siempre la misma.
.- Que a esos bárbaros que se inmolan, delante de la multitud, enalteciendo a su Dios, decirles que el suyo, el mío y el del otro, no se jactan del numero de seguidores fieles que tengan en el Instagram de las creencias.
.- Que los mares no sean declarados “campos santos” , porque mi cayuco no tenga más espacio para enarbolar la tiranía de gobernantes y la dejadez de los poderosos, pero ven como remamos con desesperación y miseria, buscando entre olas cargadas de muertos, la libertad y la vida. Juguemos al parchís para ver quien tiene la suerte de llegar antes a su casilla y ver como todos los demás quedan eliminados.
.- Que ese señor de bata blanca que me cuida, merece un respeto, al igual, que el que me enseña. Sanitarios avergonzados en ocasiones por la conducta humana, de ilusos que no aprecian la labor resolutiva, encomiable, profesional, necesaria y tranquilizadora que nos aportan. Pizarras y libros testigos de una aberración intolerable, pronombres de odio, frases amenazantes y comportamientos arcaicos, ¡con lo fácil que es hablar!, endulzándolo con el respeto.
.-Que los jueces sean ecuánimes. Que sopesen los veredictos dictados y consideren la magnitud de los hechos. Que las sentencias tengan una correspondencia lógica con el agravio que se ha producido y que sobre todo, una de las partes de esa famosa balanza, no se decline por el peso de una política y de unos políticos beligerantes obsesionados con alcanzar el máximo poder. Que reseteen las leyes y ya de camino, que lo hagan también ellos. Que nuestros políticos reciban clases intensivas con asignaturas como: vergüenza, honestidad, dedicación, vocación, valores y verdad.
.- Que los aeropuertos no sean lugares masificados de familiares que tienen despedir a hijos, entre lágrimas, abocados a un futuro incierto, porque aquí, la coherencia y la apuesta de la evolución por la innovación y el desarrollo, se ha perdido. Están ciegos para construir el futuro con los materiales de un presente abandonado.
.- Que los desastres naturales de la naturaleza, sean eso, naturales. No provocados por riadas de dejadez, por lluvias desorbitadas de polución, por tsunamis de plásticos vertidos, por incendiarios con ascuas incandescentes de intereses económicos, para destrozar lo que creemos que es nuestro, cuando en realidad, todo nuestro entorno, nos ha sido “prestado” para que en este instante de la vida, que vamos a vivir, sea disfrutado. Dejemos respirar al mundo, porque el virus humano, es lo lo único que la hace palidecer.
.-Que a los abuelos hay que medicarlos, aunque sea con genéricos: de abrazos, de sosiego, de tranquilidad, de amor y sonrisas... porque algún día, no muy lejano desgraciadamente, esos ángeles volaran tan alto, que en su estela sólo nos quedarán recuerdos...
.-Que ese tanque dispare bombas de solidaridad; que el mendigo, calme sus necesidades con la comprensión y el calor humano; que se encuentren por fin, hermanos separados para regurgitar vivencias atrasadas y se hipotequen toda la vida a besos; que las personas donantes de órganos, ejerzan su derecho a no abandonar este mundo, aunque sea latiendo en una cavidad extraña, aportando sonido a la vida; que los animales nos sigan enseñando, a veces, como es la vida, y los valores que ella te brinda; que lo más bonito de dormir, es soñar y despertar...
.- Que en la maldita quimioterapia, por mis venas circule sirope de fresa, emborrachado con suspiros de lucha; deambulando con preguntas sin respuestas; padeciendo con debilidad; sacando fuerzas para seguir arraigado a una vida necesaria y a veces, infravalorada. Lágrimas almacenadas en un rincón secreto de mi alma. Ovaciones a diestro y siniestro, de corazones inconformistas ante la dejadez y el abandono hacia el abismo. Alentadora palabras para luchar sin condicionantes ante una batalla épica y agotadora, suministrando constantemente dosis de impotencia y abandono. Pelucas “made in luchadoras”, enviadas por Amazon Prime a esas vidas sin dirección, sin coherencia y sin una lógica.
.- Que Facebook no siga siendo un arma para aparentar y que cada solicitud de amistad te emocione por dar y recibir lo más natural y sincero de la vida. Que Siri, sea menos fría y cuando lo necesite, me abraze, a ser posible, muy fuerte. Que quiero “tuitear” con el futuro sin sorpresas. Que quiero seguir llorando de emoción y reír de alegría. Que cada amanecer sea igual para todos. Que la luz acompañe nuestro entusiasmo. Que la música me ayude a bailar desinhibida de miedos, que de vueltas con colores de esperanza, que me aprenda unos pasos enloquecidos para atraer el futuro y dejar sentado el pasado. Que el amor se convierta en un bucle en toda vida humana, y que amar fuese obligado por imperativo legal...
.- Y tantas, y tantas cosas...
El anciano, no pudo reprimir ese agasajo de lágrimas incontrolables, y como pudo le hizo una última pregunta:
.- ¿ Cómo me dijiste que te llamabas?
.- ¡Ah sí! ¡Ahora me acuerdo! ¡ Te llamas Luz!
.- No, no, Mi nombre en verdad es realidad, triste REALIDAD...
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