martes, 1 de octubre de 2013

"En San Pablo de Buceite", por Juan Leiva

Juan Leiva en el encuentro del Club de Letras en San Pablo.
Juan Leiva, es profesor, periodista y escritor, autor de "Cádiz, tierra y hombres".
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El hombre del tiempo lo había anunciado: “Lluvias torrenciales en El Campo de Gibraltar y en la sierra de Málaga.” Pero José Antonio me prometió que no llovería, de manera que nos fuimos confiadamente, porque José Antonio habla con el convencimiento de los profetas y pocas veces se equivoca. Efectivamente, salimos de El Puerto a las dos y media con una tarde gris y algo plúmbea. En la barra del Restaurante de  La Palmosa de Alcalá, comimos algo y nos apresuramos para estar en San Pablo a las 5, tal como pedía la cita.-
  

Cuando tomamos la carretera de Taraguilla, - estación de ferrocarriles de San Roque-, la tarde era placentera y entrañable para nosotros, porque ese camino lo tuvimos pateado durante siete años, cuando estuve de profesor en Puente Mayorga. Las curvas, los bares y las rutas de Jimena, “La Recostada” que decían los griegos”, la conocíamos al dedillo. Los sábados nos íbamos a hacer senderismo y sabíamos dónde pertrecharnos de jamón, de chacina, de huevos de campo, de naranjas…

Atravesamos la estación de Jimena y nos metimos en la sierra. Dejamos el cruce a la izquierda, y tomamos el de la derecha hacia San Pablo. Casi siempre nos cogía la puesta de sol haciendo escondites tras las colinas verdes, blancas, pardas y grises. ¡Qué belleza! Esta tarde lo hemos recordado al evocar aquellos años que vivimos los tres: María Jesús, mi hijo Juan y yo, en la comarca de El Campo de Gibraltar.

Cuando llegamos a San Pablo, nos fuimos a la plaza donde está el monolito dedicado a José Antonio. De allí, a la Casa de la Cultura, en cuyo salón de actos ya estaba él y sus acompañantes, Pedro y Paco, esperando a los aspirantes del Club de Letras. San Pablo era un remanso de paz y los hombres descansaban en los bares sin prisas. Pronto llegó un grupo de más de veinte hombres y mujeres. José Antonio hizo la introducción y en unos minutos nos enganchó a todos. Dijo lo de siempre, pero de una manera nueva y seductora.¡Qué envidia! Después, Pedro y Paco nos ofrecieron dos preciosas narraciones de actualidad.

Los nuevos miembros del Club son personas de distintos niveles, pero  entusiastas y deseosas de penetrar en este mundo de la Literatura, de la que alguien ha dicho que es un lenguaje divino, de privilegiados, de gente sensible y perceptible. Tres horas nos llevó el diálogo, pero como advirtió José Antonio, nos resultaría corto. Entonces, repartió mensajes insuperables, libros espléndidos y actividades para el futuro. Tuvimos que despedirnos, porque la noche se colaba ya por las rendijas de las ventanas y por las puertas de las casas.

Cuando salimos de San Pablo, la noche se había cerrado. La autovía de Jerez-Los Barrios era una feria iluminada por los molinos impulsados por el dios Eolo. De pronto se desató una lluvia violenta que no cesó hasta Jerez. Apenas podíamos ver la linde de la carretera y el camino se hacía un laberinto irreconocible. Los rayos, los truenos, el viento y el agua se adueñaron de la autovía. A las 11 de la noche llegamos a El Puerto sin novedad, con el alma henchida de ideas,  de promesas, de actividades. Para mí fue la primera salida que hacía después de la caída de Los Alcornocales. Gracias, José Antonio; gracias, compañeros de Cádiz y muchas gracias a los nuevos miembros del Club de Letras. Un abrazo de los dos para todos.
J. LEIVA
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2 comentarios:

Cristóbal Moreno "El Pipeta" dijo...

Ahora me siento mas honrado de haber estado sentado ante tan ilustre profesor y periodista, pues una cosa es oír hablar de él y otra muy distinta conocerle, escucharle y leerle, como acabo de hacer.
Muchas gracias Juan, por su visita; este es su pueblo, pues entre otras muchas virtudes de mi San Pablo de Buceite el agradecimiento y la atención al visitante es de las más importantes.
Aquí siempre encontrará muchos amigos.

Anónimo dijo...

Prestigiosisimo el claustro que acompañaba al ilustre orador .