La entidad concede su más alta distinción al defensor del pueblo andaluz · La presidenta comarcal, Isabel Beneroso, destaca su entrega hacia los drogodependientes y su actual labor hacia los andaluces
Alberto Rodríguez
La presidenta comarcal, Isabel Beneroso, impone la medalla de la comarca al defensor del pueblo andaluz, José Chamizo.
El defensor del pueblo andaluz, José Chamizo de la Rubia, recibió ayer en Castellar la medalla de la comarca como reconocimiento de la Mancomunidad de Municipios a su firme lucha contra el narcotráfico y el apoyo hacia quienes cayeron en las redes de la droga durante los años ochenta, sin olvidar su entrega en favor de los derechos de todos los andaluces.
La presidenta comarcal, Isabel Beneroso, impone la medalla de la comarca al defensor del pueblo andaluz, José Chamizo.
El defensor del pueblo andaluz, José Chamizo de la Rubia, recibió ayer en Castellar la medalla de la comarca como reconocimiento de la Mancomunidad de Municipios a su firme lucha contra el narcotráfico y el apoyo hacia quienes cayeron en las redes de la droga durante los años ochenta, sin olvidar su entrega en favor de los derechos de todos los andaluces.
La corporación comarcal, reunida en sesión institucional con motivo del día de la comarca en Castellar, invistió con este cargo a uno de sus principales embajadores en un sencillo y emotivo acto. Allí, arropado por las autoridades políticas y sociales de la comarca, Chamizo se definió como el hijo pródigo que nunca perdió de vista la tierra que le vio nacer y por la que sigue trabajando a diario.
La entidad supramunicipal también rindió homenaje a título póstumo a la figura de Antonio Baladé Sepúlveda por su dedicación a la empresa comarcal de aguas.
El alcalde de Castellar, Francisco Vaca, fue el encargado de abrir la sesión plenaria destacando que Chamizo y Baladé encarnan los valores morales de modestia, convicción y firmeza. "Su contribución nos refuerza", enfatizó.Chamizo, al tomar su turno de palabra, dedicó un sentido y emotivo discurso que se inició con un poema en el que se definió como "un proyecto de libertad, un lamento, una renuncia, una idea".
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El defensor del pueblo andaluz centró su tiempo a describir las principales preocupaciones que motivan e impulsan su actividad diaria, en la que no pierde de vista al Campo de Gibraltar. La inmigración, el medio ambiente y las drogodependencias fueron las tres principales líneas en las que se sustentó su discurso de agradecimiento hacia los ciudadanos de la comarca."Para mi, hoy, el Campo de Gibraltar no sólo constituye el paisaje de mi memoria sino que se trata de una presencia cotidiana, a la que no renuncio", destacó.
Chamizo tuvo un recuerdo hacia los años en los que la droga estaba presente como un drama familiar de enormes dimensiones a los que se enfrentó y que hoy tienen como continuadores de dicha labor a las coordinadoras. El sacerdote no dejó de lado la inmigración y recordó que este año se cumplirán dos décadas de la aparición de las primeras muestras de una circunstancia que ya es global e incuestionable. De hecho, aprovechó para recordar el caso de Brenda, la mujer boliviana que trata de sacar adelante su vida en España con un hijo de 16 meses y que fue separado de su padre por cuestiones burocráticas. "No hay más fronteras que las que marque nuestro miedo o nuestro egoísmo", sentenció.
La última parte de su intervención fue dedicada a sus amplias vivencias en la comarca y Gibraltar, recuerdos de su infancia y de un presente al que sigue unido desde las tierras sevillanas donde ejerce como paladín de los andaluces, nacidos o de adopción.Posteriormente, tomó la palabra Isabel Beneroso, quien se dirigió a José Chamizo recitando un poema contenido en una de sus publicaciones cargada de esperanzas hacia el problema de las drogas. "Hace 27 años que me regalaste este libro, tu libro, del que he leído el poema. Como sabes, yo pertenezco a esa generación que fluctuaba, que jugaba con el límite de la realidad, de la vida, frente a lo virtual y una muerte a plazos", explicó.
Beneroso recordó cómo las madres de la comarca, cuyos hijos habían caído en las garras de las drogas, se enfrentaban a los narcotraficantes con silbatos a las puertas de sus casas. "Y a ese límite de lo invisible le encendiste la llama de la solidaridad y encabezaste la lucha visible de la que hoy quedan en nuestra comarca trece coordinadoras luchando contra la adicción a distintas sustancias", comentó.
Finalmente, la presidenta comarcal también echó la vista atrás para, posteriormente, definir al Campo de Gibraltar como una zona que es dueña de su propio destino. "Ha sido muy necesaria la lucha, la presencia y dedicar la vida al servicio de los compromisos", destacó, citando como punto de inflexión su nombramiento como párroco de La Estación de San Roque, en 1982. "Hay corazones como el tuyo que aún laten con el compromiso y los valores de nuestra comarca", concluyó. El himno de Andalucía y cálidas muestras de afecto hacia el homenajeado pusieron cierre al acto, cargado de simbolismos.
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