martes, 21 de agosto de 2007

Sobre salarios públicos y otros ingresos, por José Antonio Vázquez


Como he visto que siguen los comentarios, anónimos por supuesto, insistiendo en saber cuánto gano, creo que puede ser conveniente refrescar la memoria a tanto curioso.
Los ingresos de los ediles no liberados no son fijos, si no que oscilan en función de las asistencias necesarias. En concreto el importe es de 108,18 euros brutos por pleno, y por las comisiones informativas 12,02. Por mi parte cobro exactamente lo mismo que en el año 1.999 cuando entré de Concejal.
Los plenos ordinarios son cada dos meses, y las comisiones depende de los temas a tratar en los plenos. De todas formas suele plantearse algún pleno extraordinario los meses que no hay ordinarios, con lo que las asistencias suelen ser más o menos regulares. A modo orientativo mi certificado de ingresos del Ayuntamiento es de unos 1.500 euros anuales (100 arriba, 100 abajo) creo recordar, aunque como digo varía cada año. Por supuesto son datos en bruto, a los que el Ayuntamiento hace una retención y luego, a final de año, cada cual paga la parte que le corresponde.
En esos datos pueden entrar aproximadamente las asistencias a unos 10 ó 12 plenos y unas 40 ó 50 comisiones informativas. No se nos indemniza por los kms. que debamos hacer para asistir, por lo que cobra igual un edil que viva dos casas más abajo del Ayuntamiento que uno que deba venir de Tesorillo, aunque a los ediles del PSOE al parecer el año pasado se les abonaron dietas por estos desplazamientos.
Tampoco se nos indemniza en modo alguno las asistencias previas a las sesiones que necesitemos para informarnos. De este modo, al no remitirnos la documentación importante, debemos venir al Ayuntamiento, dejar nuestro trabajo una mañana (o dos), en horario laboral por supuesto, rezar para que en la Secretaría General puedan atendernos (sin segundas, tienen su trabajo como todo el mundo), poner unas velitas la noche antes para que no falten informes o documentos y tengas que volver otro día y, por supuesto, que te dejen tomar notas o algo para poder estudiar el tema por la tarde con los compañeros, porque el que te den una fotocopia es impensable. Eso queda para el resto de la Andalucía democrática.
Eso si se quiere hacer una labor seria, llegar con los temas medianamente trabajados dentro de nuestras posibilidades (no somos abogados, ni economistas, ni arquitectos la mayoría) y cumplir nuestra función, como procuramos hacer en el Partido Andalucista.
Ahora, teniendo en cuenta los ingresos, y las incalculables horas de trabajo, kms. realizados, y otras cuestiones que tenemos que soportar (y lo hacemos) estoicamente, si alguien piensa que tenemos un salario digno, que ganamos dinero con esto como nos decía el portavoz socialista en uno de los últimos plenos, me gustaría que me explicara sus números. Yo, personalmente, creo que ponemos dinero de nuestro bolsillo y mucho, y a pesar de ello no creo que en ocho años que llevo de Concejal nos hayan visto quejarnos. No estamos aquí para enriquecernos, si no para servir a nuestros vecinos, y para ello no hace falta esquilmar las arcas públicas de la forma en que se viene haciendo.
Como el otro día comentábamos, el problema viene del concepto de gobierno municipal que se ha instaurado en Jimena, de la creencia de que los Concejales “trabajan”, que tienen que dejar su puesto para rendir por Jimena, que no es posible en una “gran ciudad” como ésta el compatibilizar su trabajo con tareas de gobierno.
En mi opinión, personal por supuesto, la función de los Concejales no es “trabajar” hasta convertir el cargo en su profesión, única en muchos casos, si no la de tomar las decisiones que han de dirigir su pueblo hacia donde cree mejor.
Para tomar decisiones no es imprescindible ganar esos sueldazos, ni dejar su trabajo (excusa muy de moda cuando en la mayoría de ocasiones no han dejado nada), ni siquiera pasar ocho horas al día en un despacho o de bar en bar. Lo que sí resulta imprescindible es capacidad de gestión, capacidad de resolver situaciones de forma rápida y eficaz, y eso no se encuentra normalmente en cada esquina.
Cuando se tiene la capacidad de dirigir de forma eficiente, el trabajo lo realizan los funcionarios, que son el alma de un Ayuntamiento, los que no están “de prestado” como los políticos, y aseguran (o deberían) el funcionamiento de la Institución gobierne quien gobierne. Los políticos en cambio deben dirigir las líneas de trabajo, decidir qué prioridades dan a cada tarea según su programa electoral o sus ideas, y no pretender haber logrado un puesto de trabajo en el que su principal objetivo es convencer a otros, que me recuerda más a los sistemas piramidales de venta que a una institución pública.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vázquez, que no te vayas por la tangente. ¿Que cu,anto ganas?