viernes, 3 de abril de 2020

Viajes 1: "Jerusalén", por Manuel Mata

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Aprovechando el retiro domiciliario al que nos vemos obligados, y desde mi profundo agradecimiento a los que batallan en primera línea, he pensado que es buena ocasión para hacer alguno de esos viajes que nunca hicimos. Y quiero que ustedes, lectores de Buceite, me acompañen. Si quieren.
VIAJES (1):   JERUSALÉN

Y el primero, a Jerusalén, la ciudad de Dios. La ciudad tripartita en la que los cristianos manifiestan su dolor ante el Santo Sepulcro, los judíos  imploran, acompañándose con golpes de testuz, ante el Muro, y los musulmanes repiten en una letanía sin fin que no hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta, en la mezquita de Al-Aqsa.

Aquí viven 15.000 cristianos, 160.000 musulmanes y 400.000 judíos.

La distancia desde el aeropuerto “Ben Gurión”  a Jerusalén se hace en cincuenta minutos por una buena autopista salpicada de controles militares que apenas incordian a los autobuses de turistas.  Me hospedo en el Hotel Internacional, situado en la cima del monte de los Olivos, cerca del Valle de Josafat donde, según la tradición cristiana, tendrá lugar el Reencuentro de todos los seres bienaventurados que habitaron este mundo por los siglos de los siglos. Y amén.

Día 1.- Salimos temprano por la Puerta Dorada, la asignada por los judíos para que el Mesías prometido haga su entrada triunfal. El día que toque. 

Una jornada sin prisas para recorrer de norte a sur el país empezando por Nazaret, donde todas las mujeres se parecen a María.  Visitamos el lago Tiberíades al que los apóstoles, por no conocer el Mediterráneo, llamaron mar. El Mar de Galilea. En Samaria sentí un inexplicable temblor ante las llanuras de Jericó cuajadas de naranjales sobre un fondo de trompetas bíblicas. Y ya, al atardecer, llegamos a Judea, en el sur, junto al Mar Muerto y las montañas de Gebel Musa, donde Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley. Dice el guía.

Día 2.-  Empezamos el día visitando la Puerta de Damasco, en la zona árabe, la más majestuosa de las ocho que tiene la ciudad vieja, con su alcaná repleto de bacalitos, venta de plata (falsa) de Siria, cambistas, zapateros, mujeres encinta, gatos callejeros y hombres sin nada que hacer fumando del narguile en los cafés. 

Hacemos un recorrido por la Vía Dolorosa, donde los miembros de la comunidad cristiana etíope, vistiendo un impecable atuendo blanco, evocan la pasión de Jesucristo. Descendientes (aseguran) del rey Salomón y la reina de Saba, practican el monofisismo una doctrina que sólo reconoce en Cristo la naturaleza divina.  Al ver las numerosas tiendecillas de souvenirs, imágenes y rosarios, me pregunto si fue este zigzagueante camino el que llevó a Jesús al Calvario. El guía confirma mi sospecha: “más o menos, señor”

Día 3.-  Hoy toca el momento culminante. Visita al Santo Sepulcro y de nuevo mis dudas: ¿este altar es verdaderamente el Gólgota? En el siglo IV los griegos ortodoxos construyeron encima una basílica convirtiéndola en sede del Patriarca Ortodoxo. Ni que decir tiene que se reservaron los espacios más interesantes. A la entrada encontramos la Piedra de la Unción, una superficie arcillosa en la que, según la leyenda, tras la crucifixión y antes de su sepultura, el cuerpo de Jesucristo, fue ungido y embalsamado.  Entre el silencio de los turistas y el éxtasis de los creyentes, descubro la solemnidad por primera vez en mi vida.

Día 4.-  La moderna muralla, levantada entre 1.520 y 1.566 por Solimán “El Magnífico”, divide en dos toda la urbe. Desde aquí observamos la Cúpula de la Roca, uno de los mayores símbolos del Islam, ya que bajo su cubierta dorada se conserva la piedra con las huellas del pie del profeta Mahoma y de la mano del arcángel Gabriel.

Allá, a lo lejos, fuera del recinto amurallado, se vislumbra, entre la niebla y una fina llovizna, el monte Sion que concentra toda la iconografía del rito judío con la tumba del rey David, aunque, como todo en esta ciudad, nunca se supo con certeza si el segundo monarca hebreo fue enterrado aquí…o no. En la segunda planta se encuentra el Cenáculo, sala donde tuvo lugar la Última Cena. Cuestión de fe.

Entre judíos ortodoxos con fraques y aladares, visitamos la Colina de los Mártires, donde se encuentra el Museo del Holocausto y la avenida de los Gentiles Justos dedicada a todos aquellos que sin ser judíos les ayudaron a huir del genocidio de los nazis. Y el Museo del Libro donde se guardan retazos de los Rollos de Qumran y un soberbio ejemplar de la Ley de Moisés contenida en cinco volúmenes: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, que relatan la vida de Abraham y sus descendientes hasta la llegada a la Tierra Prometida

Día 5.- Vuelta a sus ciudades de origen y gracias por contar con nuestros servicios.
 
Hoy es viernes, y mientras esperamos el autobús a la puerta del hotel,  oímos la salmodia de noventa mil musulmanes que en la Explanada del Templo, inclinados respetuosamente hacia la Meca, entonan la Yumu´ah, o plegaria principal de la semana.

Un poco más tarde comenzará el Sabbat, día de descanso en la cultura hebrea. Un trasiego de levitas negras, casacas marrones, y mantos blancos que identifican a cada una de las ramas del judaísmo, se dirige al Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de Herodes, que rezuma entre sus grietas miles de papelitos blancos  con peticiones y súplicas a Yahvé.

En el avión, mientras la azafata explica en inglés las instrucciones para casos de accidente, y sentado al lado de un tipo con pinta de pertenecer al Mossad, reflexiono: Detrás de los circuitos turísticos, de la historia, y del arrebato religioso, subyace el desencuentro, el odio ancestral, la guerra larvada y permanente; el miedo a un atentado suicida, a la caída de un misil casero; y está el temor a la respuesta del ejército Israelí, a la destrucción total de tu casa, al cierre de la barrera que impide los suministros… a la bala perdida que mata a una niña inocente. 

No. No vuelvo más a esta tierra prometida por tres dioses diferentes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...


Knightfall

¡Una de templarios! ¡Esta no me la pierdo!

Por el Estado de Alarma, NETFLIX ha contratado a buceite.com para sus películas.

Anónimo dijo...

Perdone usted Manolo pero de tres dioses nada
Uno solo y trino el nuestro.
Muy bonito el paseo que pena que yo no pueda ir ya
Carmen

Anónimo dijo...

Cualquiera diría que te has criado en Jerusalén

Anónimo dijo...

Para cuando un relato del Camino de Santiago? :)
Dani B.