miércoles, 15 de abril de 2020

"El aceite de oliva en el Imperio Romano", por Eduardo Navarro "Er Pedagogo Jimenato"

 
EL ACEITE DE OLIVA EN EL IMPERIO ROMANO

Dedicado a todas las personas que trabajan en pequeños comercios y supermercados. En primera línea de atención, con toda mi gratitud. Que menos que hacerlo contando historias de uno de los productos que más se han vendido en estos días, nuestro aceite de oliva.

¿Qué importancia tenía para los romanos el aceite de oliva?

Sin dudas, una importancia fundamental.  Mostraremos curiosidades en ámbitos como el económico, el culinario, el estético o en los medicinales. De forma específica la importancia del aceite de oliva producido en Andalucía, lejos de las fronteras de nuestro país, sobretodo en la Roma imperial.
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De Anónimo - Grabado, Dominio público, Wikipedia
La Bética era una de las provincias más latinizadas y prosperas del Imperio. Y su fuente principal de prosperidad, el comercio. Con ciudades con puertos al mar y vías comerciales terrestres y fluviales. Se comerciaba con productos tan esenciales como el trigo, pescado, vino, metales, etc., y, por supuesto, con el aceite de oliva.

Tan importante era, que Estrabón decía de nuestro aceite: “se exporta mucho trigo, mucho vino y aceite; éste, además, no sólo en cantidad, sino de calidad insuperable”.
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Monte Testaccio
Testimonio sorprendente de ello lo ocupa el Monte Testaccio, una colina artificial situada al sur de Roma. En realidad una acumulación de fragmentos de más de 50 millones de ánforas de barro utilizadas para transportar aceite. Que llegaban en buena parte procedentes de la Bética. El monte Testaccio, es una colina muy extensa, como se puede ver en la imagen.

Hay constancia, según Blázquez, de la existencia de productores  de la Bética, como Antonius Quietus, que llevo algunas de sus ánforas de aceite de oliva, no sólo a Roma, también a ciudades cercanas como Pompeya y a lugares tan lejanos como Britania.

Dada su enorme importancia, los autores antiguos describen el proceso de su fabricación, como Plinio, Catón o Vitrubio, y como no, Columela, originario de Gades. A ese proceso habría que añadir las vasijas de barro y su transporte, Medio litro de un aceite de buena calidad de la Bética podía costar, de forma aproximada, el sueldo diario de un cantero o un carpintero especializado.

Siendo así, es normal preguntarse: ¿cómo llegó a ser tan consumido? Tiene que ver la expresión de Juvenal: “Panem et circenses” o "Pan y Circo". Porque mucho de esas vasijas del Monte Testaccio eran distribuida gratuitamente por los Emperadores a los legionarios y la plebe, mediante la Annona, sino su consumo hubiera sido prohibitivo.

Aunque no siempre estuvo incluido el aceite en el reparto, que de forma interesada trataba de  mantener tranquila y feliz a la población, desde luego habría momentos que hubiera tenido cabida diciendo “dame pan con aceite y circo”.

 
No digamos el ámbito culinario, de hecho así lo demuestra el recetario de Celio Apicio, quizás el cocinero más célebre de la historia. Una de las frases que más se repite en todas las recetas es la de “Oleo Condies”, que traducida significa “condimentarás con aceite”.

Y es que el aceite era usado para condimentar cualquier alimento, ya fuera aderezar los vegetales, para hervir, para freír, para decorar al final, como ingrediente de algunos postres o para conservar. Apareciendo en infinidad de recetas del libro de Apicio, aunque es muy probable que nos todas las recetas fueran obra suya, el aceite estaba en buena parte de ellas. Como por ejemplo:

“Pimienta, lugústico, tomillo, menta seca, nuez pelada, dátil, miel, vinagre, vino, garo, aceite, vino cocido, mostaza. Harás al ave más sabrosa y más nutritiva, y conservarás su grasa, si la metes al horno recubierta con harina amasada con aceite”.

En cuanto a la estética es heredado de los pueblos mediterráneos, con un carácter social. Para los romanos las termas eran lugares ideales para la conversación relajada, con sus baños y el cuidado de la piel, con suaves masajes utilizando el aceite de oliva como crema hidratante.

Es verdad que también aceites como el de almendras o de mirtos, fueron la base de multitud de ungüentos y perfumes, sin olvidar nuestro aceite de oliva. Ya Columela, en su Agricultura, se refiere al aceite de calidad de la siguiente manera:
 
“En aceite para los perfumes lo harás de esta manera: antes de que la oliva se ponga negra, cuando empiece a perder el color y, sin embargo, no lo haya mudado se recogerá a mano...”


Su uso en la medicina también está muy documentado. Para los romanos el Dios de la Medicina era Esculapio (Asclepio griego). Y su símbolo una vara de olivo con una serpiente enroscada.

El aceite de oliva es nombrado por médicos muy reconocidos, como Celso, Galeno o Soranos. Éste último decía que se podía prevenir el embarazo mezclando el aceite de oliva con miel, resina de cedro y savia de bálsamo, todo ello colocado en el útero, como método de barrera para hacer la función de preservativo.

Se usaba como remedios para dolencias, cólicos o para bajar la fiebre. Y para la dieta, Plinio nos habla del vigor del aceite “elei vim”, por la fuerza y energía que nos da, considerada como una bebida reconstituyente y energética. Es decir, “el aceite de oliva da alas”

Ya para terminar, que mejor que hacerlo con uno de los mayores tratadistas de agricultura del mundo romano, el gaditano Columela,  que decía del olivo... "Es el primero de todos los árboles"

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