sábado, 12 de noviembre de 2016

La otra mirada: "Educación", por Manuel Mata

Mi artículo de esta semana puede molestar a algunos (uso el masculino genérico) pero no importa… sigo tecleando.

Leo con infinito dolor la noticia referida a un niño sevillano  de ocho años (la edad de mi nieto) que durante dos años ha venido soportando agresiones, insultos y amenazas por parte de otros tres compañeros de colegio. La última una paliza en el patio durante el recreo que ha hecho que tenga que ser ingresado en el hospital con pronóstico grave.


Como siempre ocurre en los casos de acoso escolar el pequeño cambió de carácter, mantenía su cuarto con las persianas cerradas, bajó su rendimiento escolar, e inventaba dolencias para no asistir a clases. Cuando volvía con magulladuras, traumatismos y dolores los excusaba con caídas y golpes fortuitos.

Un auténtico drama para un niño de ocho años que… ¿nadie en el colegio detectó?  Según su madre, lo denunció una veintena de veces y con testigos.
 
A mí me preocupa más esto que la victoria de Donald Trump. Toda la sociedad  -porque todos somos responsables- debe estar alerta para anticiparnos a los acontecimientos. La familia  en  casa o en el parque; los monitores durante la práctica deportiva; los docentes atentos a síntomas y comportamientos en clase, y muy especialmente en los recreos donde el control y la vigilancia han de ser permanentes y rigurosos. Dejemos las tertulias y otros quehaceres para después del trabajo.

Un niño, un solo niño (vuelvo a usar el masculino genérico) que salvemos de vivir esta tragedia habrá merecido la pena.

(Foto: Colegio "José María del Campo" de Sevilla)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como es posible llegar a 20 denuncias y con testigos y no poner solución a la primera?

Anónimo dijo...

Buen domingo, amigo Manolo. Has sido valiente con tu último artículo por el que no me siento en absoluto aludido, todo lo contrario, ha reforzado la actitud y la lucha que siempre he mantenido a lo largo de los 40 años de mi labor docente . Pero creo que previo a este deberían haber no pocos más. La escuela, aunque el más importante, es el último escalón.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con la última frase del comentario de las 6.35 p.m. Considero que debemos preocuparnos más por el hecho de que las familias eduquen como es debido, para que no se dé el caso de niños que agredan y acosen a otros. Ahí está la raíz del problema. Si fuesen educados como debería ser, no se darían estos casos tan extremos. Además, también hay que contar con los "cómplices", que no agreden directamente, sino que simplemente son partícipes permitiendo que hagan esas barbaridades, mirando o jaleando a los agresores. La escuela también tiene un papel importante pero la familia mucho más.