lunes, 3 de octubre de 2016

"Dime, luna bonita...", por Salvador Delgado Moya

Subí hasta la azotea. La noche era una exquisitez.
Puse mi espalda sobre aquel testero pintado de cal y me senté en el suelo.

     La panorámica incitaba a pensamientos, conclusiones y diálogos, racionales o no, te ayudaban a levitar. Hasta las estrellas aquella noche, parecían estar tan contentas, que hacían  todo lo posible por brillar más…
    Me percaté que los cordeles de aquel tendedero arcaico hacían de pentagrama imaginario de notas de música muda, de sosiego y de tranquilidad.

    Y allí estaba ella !!!
    Mi confidente, mi amiga, mi amante, mi guía,… mi Luna.

    Pletórica y magna en todo su apogeo, jueza de clamores y ecuánime en su sabiduría.
    .-Dime, luna bonita, ¿porque me ocultas el destino?, ¿crees que seré lo suficientemente aceptable para ella?...
    .-Dime, luna bonita, ¿de verdad crees que merezco ser tan feliz con esta dicha?, ¿estoy optimizado para satisfacer pletóricamente sus necesidades?...
    .-Dime, luna bonita, ¿porqué estoy llorando, aún sin conocerla?, ¿tú crees que seré el idóneo para adecentar su caminar por la vida?...
    .-Dime, luna bonita, ¿por qué permites demostrarme que es la magia del amor incondicional?, ¿Por qué los miedos atormentan mi raciocinio y alertan mi desconfianza?...
    .-Dime, luna bonita… Porque quiero morir de amor cuando la tenga en mis brazos, llorar mientras la miro, rezar mientras la beso y estremecerme mientras la acaricio.
    .-Dime, luna bonita, ¿crees que ella me ayudará con su luz a ver en la oscuridad de la incertidumbre?, ¿Por qué poseo una fuerza sobrenatural que me obnubila, obcecado en su protección?...
    .- Dime, luna bonita…
    Necesito oler su fragancia a pureza, escuchar sus llantos y sus risas, ser el escudo de su indefensión, mecerla entre mis brazos y emocionarme solo con mirarla.
.-Dime, luna bonita, ¿Por qué me altero con su tristeza, me ciego con su risa y me hipnotizo con su rostro?.
.-Dime, luna bonita, si merezco su amor tan puro que hace desquebrajar mis pilares y mi alma.
.-Dime, luna bonita, ¿sabes que es la felicidad en toda su plenitud?. Pues no es otra cosa, que poder tener, acariciar, besar y proteger a “tu hija”, entre tus brazos, implorando la felicidad de ese ser del cual he sido coautor en su creación.

Luna bonita, soy consciente que tu esplendor  lo irradias por toda la humanidad, pero créeme, pocas cosas hay en esa vida que se puedan equiparar  con la grandeza , la magnificencia ,  la bendición y la suerte con la que un padre pueda amar con locura a su hija.

Es un éxtasis de los sentimientos, es la droga de la imaginación, es el terremoto de los miedos y es la líder de mi  existencia. Así que, permíteme luna bonita, que le diga a mi hija: que su vida es el motivo de mí latir; que su risa es la obsesión de mis actos; que sus miedos es la penitencia de mi desconocimiento y que su presencia es la sonrisa de mi alma.

Querida luna, díselo tú! que siempre estás ahí. Por si algún día yo no estoy:  dile que siempre será la princesa de mi cuento real; que quisiera estar con ella abrazado a perpetuidad, susurrándole al oído que ella, mi amada hija, es el estandarte de orgullo para su padre, movilizando sentimientos presentes y ocultos y dislocando emociones producido por tanto amor.

Querida hija, nunca podrás cuantificar el amor que te ofrezco. Mientras tanto, te condeno a una felicidad plena, permanente e irreversible.

Ni la fuerza de un volcán, ni la magnitud de un terremoto, ni el más devastador huracán es comparable al estremecimiento que percibo en mi corazón y en mi alma al conseguir que la obsesión por tu felicidad pueda ser una realidad.

Si pudiera quererte un poco más, seguro que moriría por no resistir tanto amor, por eso siempre seré un lunático, un loco, que desvaría cuando le inyectan la droga de tu ser.

.-Dime, luna bonita, ¿Por qué no paras ya de llorar? ¿Tú también te sientes pequeña ante ella?...
Sin más se despide, tu padre.
 
Fdo. Salvador Delgado Moya

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito y expresado relato
de un sublime sentimiento,
el amor hacia tu hija,
que con el amor de la madre
son los dos amores perfectos,
que los humanos sentimos
y que nos sale de dentro.
Con preguntas al blanco astro
del porqué se siente alegría
y al mismo tiempo se llora
cuando el paternal amor aflora
a borbotes del pecho
al contemplar a una hija,
esa princesa real,
que siempre fue más que un sueño.

Antonio.-EndC. 05.10.16.

Salvador, un abrazo y mis respetos.