domingo, 8 de mayo de 2016

Claves del bienestar: "Pensamiento único", por José Antonio Hernández Guerrero

Uno de los peores errores en los que podemos caer los mortales es concentrar la visión tan intensamente en una sola verdad que su claridad nos deslumbre y nos impida ver todas las demás. A veces, aunque nos parezca exagerado, la especialización científica puede conducir al analfabetismo y, lo que es peor, la claridad de una sola idea nos puede arrastrar al fanatismo.

La convicción supersticiosa de que, en los asuntos humanos, existe una sola solución para los problemas y la ingenua ilusión de que las realidades sólo poseen un único sentido nos llevan al empobrecimiento personal y constituyen una amenaza grave para el diálogo, para la colaboración y, en consecuencia, para el crecimiento personal y para el progreso social.


Por mucho que los vistamos a la moda de diseño y por muy lujosamente que los maquillemos, muchos valores centrales de nuestra época moderna, como por ejemplo el "progreso", el "individualismo", el "productivismo" o el "consumismo" son constitutivamente ambiguos. La generalización de una cultura audiovisual uniformizada, teledirigida y acrítica conduce a una irritante superficialidad y a una vacía frivolidad en el planteamiento y en la búsqueda de soluciones adecuadas para los problemas más graves.

Si queremos evitar el peligro de convertirnos en hombre-máquinas, en unidades de gasto, en clientes, en productores, en tecnócratas infantilizados con los brazos llenos de juguetes -si pretendemos evitar la deshumanización de los seres humanos y de su mundo humano-, hemos de realizar un esfuerzo por construir, vivificar y conservar los nexos -precarios y frágiles- que deben conectarnos con el resto de los seres vivos y con las cosas inanimadas; hemos de enriquecer la calidad de nuestra curiosidad, hemos de ampliar el horizonte de nuestra atención y hemos de estrechar los lazos de nuestras relaciones humanas; hemos de templar la pasión y hundirnos en esa realidad cotidiana, desconocida y fascinante de la contemplación desinteresada del paisaje, del trabajo riguroso, del paseo relajante, de la conversación familiar y amiga, de los vínculos de solidaridad fraternal.       

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Hernández: Un auténtico lujo leerle.

Campuscrea dijo...

Como todos sabemos -querido amigo- la calidad de los textos depende, en más de un noventa por ciento, de la competencia lingüística y de la sensibilidad literaria de los lectores. El lujo es tener lectores tan cualificados y tan generosos. Un abrazo cordial y agradecido. José Antonio

Anónimo dijo...

Con una sola verdad
y compartida por todos
en porciones de igualdad,
el mundo no sería mundo,
sería lo que pudo ser
aquel, paraíso terrenal.
Pero, al parecer hubo y hay,
muchas y variadas verdades
lo bueno sería conocerlas a todas
o el mayor número posible.
Lo malo para el humano
es que una verdad, cual sea
quieran por fuerza o artilugios
imponerla en detrimento de otras.
Y también lo malo es
que, con una orquestada propaganda
y con el brillo de oropeles
una verdad obnubile a muchas almas
y le hagan recorrer caminos
para lo que no están preparadas,
por los que no se pueda ni se deba andar
ya que hay algunas verdades
que sólo y únicamente son,
verdades a media
o son verdades impuestas.
Hay que saber y poder
convivir respetando
a las innumerables verdades
que a nuestro alrededor tenemos
Sin caer inocentemente
en las trampas que algunos tiendan.

Después de leer su artículo,
poco se puede añadir
y como comentario
solamente la admiración
que a todos nos hace sentir,
como hemos sentido siempre
con todos los que Vd. ha escrito.
Y como siempre,
mis saludos y mi respeto.
.
08.05.16
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Antonio. - El niño del Corchado-