Experimentar miedo cuando nos acecha algún peligro es un síntoma bueno y una reacción -emocional y fisiológica- beneficiosa. Como todos sabemos, el miedo es la respuesta espontánea que, tras la toma de conciencia de una amenaza, nos estimula para que nos defendamos, para que evitemos los riesgos alejándonos de ellos, resguardándonos en lugares seguros, protegiéndonos con escudos preventivos. Otras veces, sin embargo, el miedo -si logramos vencerlo- es un impulso que nos empuja para que, provistos de las armas adecuadas, nos enfrentemos a las agresiones con mayores garantías de éxito. Puede ocurrir, también, que algunos aprovechados -desactivando su función protectora y haciéndonos más frágiles- desencadenen nuestro temor intencionadamente, y que lo empleen como ardid perverso para vencer nuestra resistencia a confiar en ellos y, así, lograr más fácilmente nuestra adhesión a sus propósitos.
lunes, 25 de abril de 2016
Claves del bienestar: "Miedos", por José Antonio Hernández Guerrero.
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1 comentario:
Miedos.-
Hay MIEDOS, Miedos y miedos
Pero todos los tres tienen
un común denominador
y no es de que el miedo sea
la falta total o parcial de valor.
Tampoco que valor no es
la ausencia de los tres miedos.
Y el común denominador es
el tener unos más, y otros menos
lo que llaman… preocupación
antes lo desconocido,
o a los ya conocido peligros
que a lo largo de la vida
tenemos expuesto al cuerpo,
a la hembra, a la prole,
y a los bienes que poseemos
y sobre todo, a perderlos.
Los toreros que son símbolo
del valor y no del supuesto,
son según dicen ellos
de los hombres más miedosos,
pero que si lo controlan
y también lo disimulan,
pueden tener actuaciones
que luego dirán las crónicas
que están llenas de Valor y arte.
El miedo no es ni malo ni bueno
solo que no hay que tenerlo
ni en exceso, ni en defecto
peri sí el justo, en cada momento.
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25.04.16
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Antonio. - El niño del Corchado-
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