Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
La legalización, a expensas de los PGOU municipales
La comarca posee más de una quincena de asentamientos pendientes de regularizar
La comarca posee más de una quincena de asentamientos pendientes de regularizar
Los ayuntamientos del Campo de Gibraltar deberán recurrir a sus
respectivos planeamientos urbanísticos con el fin de poder determinar
qué zonas son susceptibles de aplicación para el decreto de la Junta -Ver noticia-.
La
comarca no es ajena al fenómeno del ladrillo al margen de la legalidad,
con miles de viviendas que actualmente no cuentan con los servicios
básicos por no ser reconocidas por la administración repartidas en más
de una quincena de asentamientos. Aunque el decreto no supondrá un café para todos sí dará pie a la regularización de varias áreas pendientes desde hace años.
En
Algeciras, el asentamiento más importante pendiente de regularizar lo
constituye la barriada de Pelayo. Sus vecinos llevan cuatro décadas
pidiendo una solución para las más de 400 viviendas afectadas. En el
actual PGOU se incluye la zona como suelo urbano no consolidado y en
este documento ya se prevé su legalización. En el mandato anterior ya se
iniciaron los trámites.
El proyecto pasa por aprobar un plan especial
para determinar los servicios necesarios y que los vecinos puedan
adquirir el suelo. En el proceso para la ordenación del territorio se
contempla también que los vecinos asuman los costes de la urbanización
de la zona.
Otras dos zonas algecireñas fuera de la legalidad
son Algamasilla y Chorrosquina. Al contrario que Pelayo, éstas tienen
difícil acogerse al decreto de la Junta ya que las decenas de viviendas
se asientan en monte municipal de dominio público y muchos de los
afectados están inmersos en causas judiciales después de que el
Ayuntamiento, en colaboración con la Junta, abriera expedientes.
En
La Línea existen más de 600 viviendas irregulares, todas ellas en el
Zabal, un área clasificada como de especial protección agrícola. Estas
viviendas han sido construidas durante décadas en esta parte del término
y la situación irregular de las mismas sigue siendo una de las
asignaturas pendientes de la gestión local.
Cuando gobernaba
Juan Carlos Juárez, a través de la concejalía de Urbanismo, fueron
paralizadas numerosas obras en esta zona y se obligó a la demolición de
las mismas. El Ayuntamiento quería evitar la proliferación de nuevas
edificaciones manteniendo, eso sí, las casas que ya habían sido
edificadas con anterioridad.
El nuevo equipo de gobierno se ha
propuesto regularizar estas casas, aunque solo a efectos fiscales, es
decir, que sus propietarios comiencen a pagar tributos municipales como
el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). El concejal de Urbanismo,
Francisco Espada, ya aclaró que esta regularización fiscal no conlleva
la normalización urbanística de estas viviendas, algo que el
Ayuntamiento pretende hacer con la revisión del Plan General de
Ordenación Urbana (PGOU). El proceso de regularización catastral sí ha
comenzado.
Espada reconoció ayer que no podía precisar si el
decreto de la Junta para regularizar miles de viviendas ilegales en
Andalucía podría afectar a las existentes en El Zabal. "Lo estudiaremos
con detenimiento", dijo.
En Tarifa, el decreto podría garantizar
la regularización de núcleos como Paloma, La Peña, Betis, Bolonia,
Palomino o Guadalmesí incompatibles actualmente con la LOUA. El decreto
dará las competencias a los ayuntamientos para determinar lo qué
ocurrirá en los diferentes casos.
San Roque también cuenta por
miles las viviendas susceptibles de regularización. El Albarracín fue
uno de los primeros asentamientos de población que tuvo el municipio y
en el que se han intentado numerosos procedimientos para la
regularización de unas 1.500 casas. El suelo está catalogado como
rústico, por lo que muchos vecinos contribuyen con el IBI, pero no con
la cuantía acorde al tamaño de sus viviendas que, a su vez, exceden los
límites para esta tipología de suelos.
En Los Barrios, la
Junta ya hizo en su día un inventario de las zonas con viviendas
irregulares que coincide prácticamente con los tradicionales focos
fuera de planeamiento. Estas zonas son, principalmente, la parte baja
de Benharás que colinda con la ribera del río Palmones y Vega Magaña
(junto al arroyo Guadacorte). Ambos territorios tienen afecciones de
dominio público hidráulico debido a que son zonas inundables y, por
tanto, el futuro apunta ahora a su eliminación. También hay viviendas
fuera del PGOU en la ladera izquierda del Cerro Marcelo y en la parte
alta de Benharás, en la zona de Manantiales del Duque.
Por
último, en Jimena y Castellar también existen focos de viviendas sin
regularizar. La zona de Los Chorros es la más importante dentro de
Jimena mientras que en Castellar los problemas se focalizan en el
exterior del castillo, si bien son una minoría.
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