domingo, 13 de febrero de 2011

"Positivo", por José Antonio Hernández Guerrero

En los grupos sociales sucede algo parecido a lo que ocurre con la naturaleza física: que unos miembros están cargados de energías positivas y otros, por el contrario, de energías negativas. Los primeros afirman, construyen y curan; los segundos niegan, destruyen y enferman. Las personas positivas divisan el horizonte abierto y orientan la marcha hacia delante. Los obstáculos y las dificultades constituyen estimulantes alicientes para la actividad creadora. Las personas negativas, por el contrario, se fijan en los riesgos y en los peligros del camino; los escollos y las barreras frenan sus actividades, paralizan sus proyectos y bloquean sus ilusiones. Los positivos encuentran varias soluciones para cada problema; lo negativos plantean múltiples problemas a cada solución.
Mientras que algunas personas, desconfiadas, apagadas y tristes –esas que poseen especial habilidad para captar los defectos, para identificar los fallos y para denunciar los errores de los demás-, contagian el ambiente de desolación y de desaliento, otras personas analizan y organizan las informaciones de manera positiva y descubren aspectos medicinales que pueden curar.
Tienen fe en sí mismos, en los otros y en el futuro, por eso, son esperanzados, emprendedores y generosos. Su voz, su mirada y sus gestos proyectan una sensación de ilusión, de fuerza, de serenidad y de tranquilidad; transmiten claridad, siempre están dispuestas a comprender, a dar, a ayudar y a regalar. La expresión de su rostro tranquilo nos expresa confianza, el tono de su voz nos descubre libertad y la luz de su mirada nos revela serenidad.
En la cara, efectivamente, se concentra todo su espíritu, toda la historia vivida y todo el tiempo por vivir. Están siempre dispuestos a aprovechar las oportunidades, a disfrutar cada uno de los minutos, a comunicar a los acompañantes sus sensaciones y a contagiarlos con sus emociones. Nos animan, nos estimulan y nos hacen la vida agradable. Aunque estén en el error, nunca engañan. ¿Cuál es el secreto –me preguntas-de esta energía vital? La única forma de recargarnos –en mi opinión- es vivir, de alguna manera, para los demás.
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***Enviado por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Director del Club de Letras de la Universidad de Cádiz, escritor y articulista.

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