Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
El municipio de Castellar conmemora el próximo martes sin gran alarde el 30 aniversario de la recuperación de La Boyal · La caza y el corcho son los principales aprovechamientos actuales de la finca
Y. G. T.
Como dice el famoso tango 20 ó 30 años no es nada, o eso es al menos lo que pensarán los más mayores de Castellar de la Frontera. La historia de esta localidad está ligada a la dehesa La Boyal. Señores feudales, latifundios y aires democráticos tienen que ver con esta finca cuya recuperación para el municipio se conmemora el próximo martes.
El 30 aniversario se celebra con discreción porque como dice el alcalde, Francisco Vaca, no es el momento. Señala que es un día importante para los castellarenses y es fiesta local desde 1981, por lo que como años anteriores se organizarán actividades para los niños, se preparará una gran paella popular y se elegirán las reinas de la próxima feria.
El primer edil indica que en este hecho histórico existe una figura muy importante que es la del ex presidente del Gobierno, Felipe González Márquez cuando, después de cuatro siglos de reivindicación y luchas por poseer estos terrenos se concedió al Ayuntamiento y por tanto a los vecinos, la potestad definitiva de gestionar y explotar económicamente estas tierras. A través de la realización de gestiones con Ruiz Mateos, en aquel momento dueño de la finca La Almoraima, el por entonces secretario general del PSOE consiguió que la dehesa retornase a manos de los vecinos de Castellar. Una negociación en la que Ruiz Mateos se portó bien, según palabras del propio González, en la fiesta del 25 aniversario.
En esta efemérides sí hubo una gran celebración con actividades durante tres días, en los que se organizó una misa conmemorativa, un pleno extraordinario, un festival taurino y una cena encuentro con el propio González a la que asistieron autoridades políticas, sociales, educativas y sindicales.
Por el logro conseguido, el ex presidente fue designado Hijo Adoptivo de este municipio y recibió la Medalla de Oro el 12 de diciembre de 1999. El litigio se remonta a 1434 cuando, tras varios siglos de dominio musulmán, Castellar es conquistada por Juan Arias de Saavedra, primer alcaide y señor de la Villa de Castellar. Con la intención de atraer a más habitantes, Saavedra repartió a sus vasallos unas tierras que rodeaban al castillo. Con el paso del tiempo, el suelo se agotó y los ciudadanos reclamaron trasladarse a la zona de Majarazambús. Años después, en 1549 volvieron a las tierras gracias a un Acta de Concordia, alternándose la propiedad en el tiempo. El último contencioso entre vecinos y propietarios fue en 1973. La empresa La Almoraima, propiedad de la familia Ruiz Mateos, incluyó en sus terrenos a La Boyal impidiendo la caza a los vecinos del pueblo. Como consecuencia de esto, se inició un pleito entre ambas partes, en la que entra en escena Felipe González, que había visitado el municipio en la campaña del 28-F. Todo se zanjó el 2 de diciembre de 1980, obviando el pleito con un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Consejo de Administración de Almoraima.
La finca es actualmente patrimonio del Común de los vecinos y se consideran como tales a los efectos los que figuran en el padrón último del año 1975 actualizado hasta el 15 de febrero de 1981 y descendientes de éstos mayores de edad y así sucesivamente, en total unos mil. Su gestión la realiza el Consistorio conjuntamente con la Junta Rectora del Común de los vecinos, que es presidida por el alcalde, dos vocales: uno elegido por el Pleno municipal y el otro por los propios vecinos; y un secretario que suele ser el del Ayuntamiento.
La caza es junto a la gestión del corcho, los aprovechamientos más importantes de esta finca que cuenta con una extensión de 526 hectáreas. Comprenden las parcelas de El Baldío, Las Lomillas, Malabrigo, Cerro de La Luz, La Moheda y Haza de Los Cahujones. "Los vecinos le tienen mucho apego, especialmente los cazadores. Existe un sociedad, cuyos miembros abonan sus cuotas. Además, existe un guarda, cuyo salario lo abonan el Consistorio y la Junta Rectora.
En cuanto al corcho, el propio alcalde asegura que los precios han caído en picado. La saca de corcho en esta finca se realiza cada 9 años, la última se realizó en 2010 y los beneficios se han reducido considerablemente por la crisis del sector. A algo más de 20 euros se pagó el quintal el año pasado, cuatro o cinco veces menos que en el último descorche de la finca.
Vaca argumenta que la finca es un patrimonio con un gran valor, pero cuenta con pocos aprovechamientos. En los últimos meses se prepara el Plan de Ordenación de la finca para una vez concluida, la Junta Rectora pueda acogerse a subvenciones de la Junta de Andalucía en materia de programas educativos y medioambientales.
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Foto: Un Felipe González muy joven, rodeado de vecinos de Castelar, durante el homenaje multitudinario con que fue agasajado en 1981, por su labor como abogado en la recuperación de la finca.
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