"Inocencia", por Salvador Delgado

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INOCENCIA

¡¡¡Qué ganas tenía de viajar!!!

Necesito cambiar de aires, porque estos están cargados de polución, de resentimiento y de locura.

¡¡¡Que ilusión llevo!!! Mi querida madre me ha prometido que nuestro viaje en tren será maravilloso, intenso e inolvidable.

Todos vamos de excursión... no me ha dicho nada, pero creo a ciencia cierta, que al final vamos a ir a Disney... Sé que es una sorpresa. Lo sé porque mi mamá me mira y sus hermosos ojos azules se impregnan de lágrimas, y eso sólo lo produce cuando se guarda un secreto con ilusión...

Frente a mí hay una niña más pequeña que yo, con una muñeca de cara angelical. La abraza fuerte y no para de darle besos y carantoñas. Miro a su mamá y también llora con la mirada perdida acariciando la suave piel de su hija. 

Este tren va muy despacio, necesito ver tras estas ventanas colores, y dejar atrás este grisáceo con pinceladas de fuegos artificiales...

Ya me lo estoy imaginado. Nada más llegar nos recibirá una melodía alegre enternecedora, cargada de ilusión y no esas sirenas que últimamente escuchaba y que atormentaba mi cabeza.

Seguro que habrá castillos de princesas, donde sus vestidos eclipsen cualquier baile y no esas feas ropas mimetizadas con el horror... y príncipes bailando agarrando a sus princesitas para protegerlas de las desventuras, mi príncipe se ha quedado en casa porque tenía que salvar con su vida no sé qué cosa...lo echo de menos, mucho de menos, necesito abrazarlo, darle besos y compartir mi ilusión...

Y en las calles desfilaran personajes de almas puras con la sonrisa por bandera, haciéndote reír y disfrutar de la vida y no esas moles de hierro que siembran terror y muerte por doquier...

Y grandes jardines embadurnados de colores y lagos rebosantes de vida, mirando a un sol penetrante y pacificador y no, huidos en bocas de metro o bunkers siniestros...

Y veré pájaros de colores revoloteando dando color y sonido a nuestros cielos y no esos pájaros de acero soltando lastres que hacen temblar la tierra y las vidas...

Y también habrá orquestas tocando melodías que llegan al corazón y no pianos solitarios con partituras a despedida...

¡Qué guay será todo! ¡Estoy impaciente! 

Esto parece un cuento. Personajes en escena que bailan con la vida, cantan con la realidad, abrazan la ilusión, despiertan con el presente trabajando para añadir colores al futuro, bailando con la amistad, intentando dar sentido a la vida, a esa que viviremos o malviviremos sólo una vez. Latidos de corazones bombeando felicidad en la medida de lo posible, derroche de lágrimas y sentimientos cuando se interactúa con la pureza, la verdad y la lógica... pero en todo cuento siempre hay un malvado, un ogro, con poderosas armas que utiliza: por tierra la sin razón, por mar el odio y por aire la maldad, y obsesionado con el color rojo de la sangre...

Pero que nadie ni nada me quite mi ilusión, mis ganas, dejadme descubrir nuevos paraísos, nuevos amigos, nuevas vidas... soy una niña, llevo la inocencia por bandera y los sentimientos a flor de piel...

No tenéis derecho a derrumbar mi pequeño mundo, quiero descubrir el cielo volando, descubrir el mar nadando y la tierra, la tierra viviéndola...

El tren se ha parado. Algo ocurre. Mi mamá me coge de la mano y debemos apearnos. Solas estamos en el andén. 

. - ¿Adónde vamos mami? ¿No íbamos a ver un mundo de color?

. - Ya estamos hija. Hemos llegado.

. - ¿Qué es este lugar?

. - Es un lugar definitivo. Estamos en el cielo...

. - No sé si te podré dar una vida llena de colores, lo que sí te prometo es que te daré una vida de paz... 

. - Mami, ¡no llores más! ¡Ya todo ha acabado!... No pasa nada, jugaré con los ángeles... 

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P.D. Dedicado a esa anónima madre que falleció con su bebé. Un beso al cielo.

Nada ni nadie, tiene derecho de sesgar la ilusión, la inocencia y las ganas de vivir de un niño y tampoco de unos padres de disfrutar de esos sentimientos. 

¡Maldita guerra!

¡Maldito seas!