viernes, 20 de enero de 2017

"El mudito ha muerto", por Francisco Quirós "Pacurro"

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Antonio conocido popularmente y cariñosamente como “El Mudito”, ha fallecido a la edad de 49 años. Consecuencia de fallos cerebrales que  no ha podido superar.

Miguel Hernández, en su Elegía a su amigo íntimo Ramón Sijé, escribía en uno de los versos de la composición 

Un manotazo duro, un golpe helado,
Un hachazo invisible y  homicida,
Un empujón brutal te ha derribado

Esas sensaciones siento desde la tarde del día 17, cuando tuve noticias que mi íntimo  amigo Antonio Sánchez y Sánchez , después de luchar denostadamente contra la muerte al final sucumbía.


Es verdad que las noticias eran desesperadas, que no había solución, para nada me cogió de sorpresa. Pero hay algo dentro de nosotros que nos hace rechazarlo, por eso cuando recibimos la mala nueva   se nos desgarra el alma. Si a eso le añadimos que era  joven, que su marcha es muy prematura. Antonio hubiese cumplido los cincuenta el próximo tres de marzo, entonces el dolor es aún más grande.

A pesar de la diferencia de edad, le llevo doce años, nuestra amistad data de hace mucho. Al principio cuando comencé a ejercer mi labor como policía municipal en el 1979. Por  aquel entonces, los recibos del servicio de abastecimiento de agua y recogida de basuras se cobraban casa por casa. Tendría Antonio unos once o doce años y comenzó a acompañarme. Le encantaba portar la cartera de los recibos, como cualquier crio de su edad se sentía importante.

Ahí comenzó una gran amistad, me fue siempre fiel, respetuoso, haciendo caso a mis sugerencias, procesándome un gran afecto, demostrándomelo infinidad de veces.

Antonio consiguió que nos entendiésemos por el lenguaje de signos. Quiero aclarar, que no aprendí lo suficiente para entenderme con otro sordo. Pero sí perfectamente con Él, tanto que en dos ocasiones fui su intérprete en sendos juicios a los que tuvo que comparecer.

Su familia fue la que me lo solicitó, a lo que accedí encantando. Ya se podrán imaginar el grado de comprensión y complicidad que existió entre nosotros.

Para mi fueron experiencias únicas, irrepetibles, motivo de situaciones hilarantes al contarlas, que algunos les costó creer. Siempre me estuvo agradecido y lo recordamos mil y una veces, no se cansaba de contarlo a todo aquel que se lo requiriese.

Siendo aún un bebé sufrió una grave enfermedad, que lo tuvo al borde de la muerte, ya de muy pequeño tuvo que luchar de forma ímproba  para poder sobrevivir. Consecuencia de esa enfermedad fue su sordera. Así nació el apelativo del mudito, hasta el final de sus días.

En la adolescencia acudió a colegios especializado para sordos, ahí le enseñaron a articular el lenguaje y por supuesto el de signos. Cuando nombraba mi apelativo Pacurro a la erre le daba un énfasis especial alargando la letra, quedando en el aire un “Pacurrrrrrrrrrro” muy sonoro, circunstancia que era motivo de risas generalizadas.

En 1988 entra a formar parte de la O.N.C.E. como vendedor de cupones, hasta hace aproximadamente dos años que le jubilaron por enfermedad, ya venía maleando.
Personaje popular, querido por todos, no tenía distinción de edad, sexo, condición social, a todos saludaba, con todos bromeaba, a todos les soportaba bromas. Era de todos, patrimonio de Tesorillo y los tesorilleros.

Hincha de la Unión Deportiva Tesorillo, seguidor ferviente, formó parte de la directiva y durante varias temporadas fue encargado de material.

Despierto, inteligente, con una gran facilidad para saber quién merecía o no su confianza, calando como se suele decir rápidamente a las personas.

Al menos queda el consuelo que fue una persona querida, por sus padres y su hermana Paqui y el resto de familiares . No es menos cierto que sus padres murieron jóvenes, sobre todo su padre, le costó superarlo. Pero su hermana suplió con creces esas faltas, ha sido a la vez hermana y madre.
Era más que comprensible verla hundida, cuando centenares de tesorilleros y no tesorilleros en una tarde gélida con una ligera agua nieve, acudimos al cementerio a darle nuestro último adiós.

En estos casos sobran las palabras, no hay fórmula para mitigar el dolor, solo nos queda decirle a Paqui, que lo sentimos en el alma. Si le sirve de algo que fue muy querido por sus paisanos y por todo aquel que le conoció.

Hasta siempre amigo. Te prometo una cosa, no desvelaré a nadie esos signos que teníamos en secreto, que muchas veces nos sirvieron para comunicarnos sin que nadie se enterase, por mucho que lo intentaran  y  que tanta gracia te hacía.

Para finalizar  vuelvo a los versos de la Elegía de Miguel Hernández

Temprano levantó la muerte el vuelo,
Temprano madrugó la madrugada,
Temprano estás rodando por el suelo
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos personas jóvenes, de la misma edad, fallecidas en dos meses en Tesorillo. La otra, Ana Mª Narváez Mena, excelente mujer, a la que conocías, Pacurro, al igual que a toda su familia y a la que seguro también podrías dedicar una entrada en este blog.