Shwira vivía cerca de la frontera con Camerún. Una madrugada de invierno, hombres embozados, y con un kalashnikov al hombro, asaltaron su poblado, raptándola junto a otras catorce niñas. Un padre y cinco madres que se resistieron, fueron ejecutados por no obedecer dócilmente los designios de Alá Todopoderoso.
Durante dos años, en algún rincón de la selva que no sale en Google Maps, soportó violaciones, palizas y castigos del hijo de puta al que fue asignada: un muyahidín que triplicaba su edad, feo y viscoso, que olía a macho cabrío. O a cerdo.
A los diez meses parió -sola- una niña.
Y otra madrugada de invierno, introdujo, a modo de chupete, una ramita de baobab en la boca de la criatura, la cargó en una talega a su espalda, y echó a correr.
Guiada por el instinto y el pánico cruzó sabanas y dunas, salvó quebradas y ríos, atravesó territorios inhóspitos y desconocidos, hasta que, forzando los límites de lo imposible, llegó a un campamento del Ejército Regular de Nigeria.
Hoy cura sus heridas -la pierna rota es lo de menos- en un hospital de Médicos sin Fronteras a las afueras de Abuya.
Saber escribir no te convierte en escritor y hacer fotos no te convierte en fotógrafo, pero Judith Prat logra captar en esta instantánea una mirada ya sin lágrimas, un alma sosegada… la entereza que da saberse a salvo.
Su hijita se llama Lero (Esperanza, en lengua yoruba)
5 comentarios:
Lo más sobrecogedor de esta historia es que es verdad y le pasa a miles de niñas secuestradas en África y Asia. Así va el mundo. Y esta se ha podido escapar otras esclavas de por vida
SR.Mata, desde el respeto que me merece cualquiera que se atreva a escribir, hoy su artículo me parece recurrente.
El artículo me parece bonito y bien construido; pero, a mi entender, PRESCINDIBLE
Voy a defender a Mata. Si es bonito y bien construido por qué va a ser prescindible? Pues no lo leas ni pongas comentarios
Amigo Manuel:
Hechos como este y similares
siempre hay que denunciarlos,
siempre hay que exponerlos
y como por aquí dicen, airearlos,
para que todos se enteren
por lo que miles de mujeres
y muchísimas veces siendo niñas
en medio mundo están pasando.
A veces después de saberlo
si no fuese porque no sería buenos
el tomarse la justicia por la mano,
entran ganan de gritar
e incitar a los demás
que estos atroces crímenes
no merecen ni se deben
por la justicia juzgarlos
y que habría que… vengarlos.
Pero la venganza nunca es buena,
nunca está justificada
aunque la justicia humana
a esos casos nunca llega,
ni tan siquiera retardada,
crímenes que quedarán, impunes
y miles de mujeres y niñas
con sus vidas destrozadas
con un niño al que criar,
de embarazos forzados
ya que fueron violadas.
Cómo poner fin a todo esto?
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02.09.16
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Antonio.-El niño del Corchado-
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