lunes, 14 de diciembre de 2015

"El entierro del señor de Orgaz", por Manuel Mata

Dicen los expertos que es la obra cumbre de mi padre. No estoy yo muy de acuerdo, y menos aún con que me situara en primerísimo plano señalando con el dedo al difunto: “Para que pases a la posteridad” me dijo como única justificación al manifestarle mi rechazo. 

La historia es la siguiente: Doscientos años después de la muerte de don Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz, hombre piadoso y benefactor de la parroquia de Santo Tomé, el cura  encargó para presidir su capilla mortuoria un cuadro a pagar con las rentas cobradas a los vecinos. Y quien mejor que un pintor feligrés y parroquiano, que por entonces vivía, de alquiler, a pocos metros de allí: mi padre Dominico Theotocopuli, más conocido por El Greco.


Tras un tira y afloja se acordó el módico precio de 1.200 ducados pagadero en varios plazos a cambio de que  el artista aceptara las “recomendaciones pictóricas” de la autoridad eclesiástica en las que se fijaba de forma muy precisa la iconografía del lienzo, a saber:

En la parte inferior (es decir la Tierra)  se ha de pintar una procesión en la que san Agustín y san Esteban bajen del cielo para enterrar el cuerpo del caballero, (¡estamos locos o qué!)  uno teniéndolo de la cabeza y el otro de los pies y fingiendo dolor y pesar a su alrededor mucha gente importante de la época. 

En la parte superior (es decir el Cielo)  la vida feliz de los bienaventurados: Jesucristo glorioso,  vestido de blanco, entronizado como juez de vivos y muertos. A ÉL se le ha dado la capacidad de juzgar a los hombres, y lo hace con misericordia  como demuestra su rostro sereno y su mano derecha que manda al apóstol Pedro, portero del Paraíso, que abra las puertas para que pase el alma del conde difunto.

Mi padre realiza este trabajo en plena madurez artística. Rigor arquitectónico y una unidad extraordinaria del conjunto a pesar de los dos partes en las que está dividido. Están presentes todos los elementos del lenguaje manierista a que fue tan dado: figuras alargadas, cuerpos vigorosos, colores brillantes y ácidos, escorzos inverosímiles y uso arbitrario de luces y sombras para marcar las distancias entre los diferentes planos.

¡ Vale… vale ¡ una obra maestra, pero sigo pensando: ¿y yo? ¿qué pinto en este entierro que ni me va ni me viene?

Jorge Manuel Theotocopuli

6 comentarios:

Pacurro dijo...

CUM LAUDE. Con toda la humildad, amigo Manuel, quería hacerte llegar la siguiente nota: En el cielo El Greco ubicó a Felipe II, (aunque no estuviese muerto) . Era una forma de hacerle la pelota, ya que el pintor pretendía, sin llegar a conseguirlo, ser el pintor de cámara del rey
Sobre tu escrito, mejor imposible

Anónimo dijo...

Este Manolo Mata va a lograr lo que no pudo mu profesor de historia el instituto que me interesará por los cuadros de los pintores de aquellos tiempos. Es que lo mío no era estudiar

Anónimo dijo...

Bravo Manolo!! te estas luciendo en estos escritos. Con las frases coloquiales provocas el desconcentrar al lector para sacarle una sonrisa. Muy bonito.

Anónimo dijo...

Además de la gran genialidad del autor en esta obra, nos lleva a tomar conciencia del poder de la iglesia, en este país, a través de los tiempos. Siempre al lado del poder y haciendo uso de el para enriquecimiento propio. Que pague el pueblo nuestra riquezas que ya si eso...les prometemos el cielo. Gracias sr. Mata por su aportación. (Anita Mari.)

Unknown dijo...

Bueno Manolo Mata, es una persona inquieta y está aprovechando su habilidosa imaginación ,que ahora la proyecta en éste tema del arte, y que gracias a su forma de presentarlos las circunstancias en que el artista desarrolla los cuadros nos instruye para observarlos de otra forma, o sea, prendiéndonos y provocando nuestra atención ante el cuadro que elige.Espero que siga seleccionando e instruyéndonos.

jesus barroso dijo...

Bueno hice un comentario , pero algo me ha fallado y no lo veo pyublicado.Bueno en resumen tecía que me está resultando genial el formularo escogido para adentrarnos enla interpretación de las obras de arte. Confío en que sigas con el repertorio.