lunes, 29 de septiembre de 2014

"Si yo fuese juez...", por Salvador Delgado Moya

En los tiempos que corren ya nada te puede sorprender, o casi nada.
Observas como el ser humano es una especie impredecible, calculadora y letal.

Cuando te sientas delante del televisor y te predispones para ver las noticias, sabes que un porcentaje elevado de ellas no van a ser precisamente alentadoras u optimistas. Pero llega un momento, un instante en el que el estribo, el yunque y el caracol hacen estremecer todo el cuerpo humano, provocando un hormigueo, erizando la piel y activando las hormonas del odio y la venganza.
¿Cuál es el motivo de este comportamiento?, ¿cuál es la causa?.


Te cogieron chaval!. Todavía en este país hay algunas cosas que nos enorgullecen y me refiero a los cuerpos de seguridad del estado. Chapó por ellos, y por nosotros. Te echaron el guante querido. Has dejado un rastro que nos invitaste seguir. Aún puedes presumir de tu presunta inocencia, aún. Pero ya queda menos para que seas juzgado...

Imagina que aparte de ser padre, fuese el juez que decidirá tu destino...
Sé que actuaste con prevaricación y alevosía, al igual que un animal felino acechando a su presa, anunciando se inocencia, a la que no le es compatible la palabra sufrimiento, desbordante de alegría, recorriendo deferentes escenarios de su niñez, para que algún día no muy lejano, pudiera debutar como mujer, con la pureza de la edad, emborrachada por la ilusión y drogada por la alegría de vivir.
Elegiste a tu antojo. Quisiste marcar tu territorio, pero también las marcaste a ellas... le marcaste el alma. Tu egocentrismo para saciar tus necesidades impuras, se tornarán como prueba para tu defensa.
Conseguiste metabolizar tu cuerpo, desarrollando tus fibras contráctiles, aparentando lo que no eres, porque si te das cuenta, tu fuerza, tu experiencia, tu complexión y tus logros son ínfimos comparado con la fuerza que posee un padre para defender a una hija. Nunca intentes corroborarlo, porque te advierto que no vivirás para contarlo.

Cogiste la flor antes de tiempo. La deshojaste. Robaste su esencia, su olor, su ternura, y provocaste lágrimas emanadas desde lo más profundo de la desesperación. Te faltaran vidas para pagar tus presuntuosos delitos.

Como Juez:
Te condeno a que te asistan los profesionales pertinentes para tu adicción, tu problema se pueda solventar y que en breve desemboque en tu normalización cerebral interna. Y cuando esto ocurra y seas conscientes de todos tus actos, te sentarás frente a frente a los padres de la indefensa, procurando ser escueto y conciso. Los mirará a los ojos, si tienes valor, y les dará las explicaciones de tus proezas, cuéntaselo todo y demuestra porque te has doctorado, Honoris in Causa, en producir dolor ajeno prematuro. ¡Qué suerte tienes de estar en este país!...

Como padre:
Si le temes a la muerte, te condeno a que esté siempre deambulando en tu cabeza. A una castración química y física, porque un cáncer como el que tu eres, hay que superarlo por diferentes frentes. En la castración física, si es posible a navaja, igual que se procede con los cerdos, pero para ti que no haya desinfectante, a ver si con suerte, la infección te recorriera todas tus entrañas y te retorcieras de dolor, para así contrarrestar, aquellos momentos que tuviste de placer.

Te condeno al aislamiento de por vida, acentuando tu soledad, obligándote a vivir en la desesperación, la angustia y la suciedad, porque es así como se encuentran esas inocentes criaturas, sucias, muy sucias, por haber sido tocadas por una escoria como tú, por un cáncer que había que haber erradicado hace tiempo, por un mal nacido capaz de segar las ilusiones y la inocencia de unas niñas predispuestas en una vida para la alegría, el entusiasmo y un desarrollo normal y lógico.
Espero que no tardes mucho en que seas consciente del dolor que has provocado, y cuando llegue ese momento, que desees la muerte con todas tus fuerzas, porque de esta manera, será la única que recibirás algo de paz interior.

Todos te tenemos ganas, pero la reserva para tu estancia eterna ya la tienes hecha, y no es otra que una suite muy especial, en un lugar llamado, infierno.
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Imagen de  www.belelu.com

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