Publicada en Reflexiones por Francisco Jiménez "Currini"
Esta mañana he leído el acertado comentario hecho por el amigo Andrés Rebolledo -Leer aquí-, porque recogiendo el sentir de la familia, se ha puesto en la difusión de la noticia, la descripción de la vida de Don José Montero en su parte mas familiar y sus relaciones con el pueblo de Jimena.
Como dice Andrés Rebolledo, nuestro querido médico D. José Montero sufrió represión más que nada por pertenecer a Logía Mazónica que en realidad era una filosofía de vida a la que el régimen temia y que ha de saber el pueblo de Jimena que fue un hombre entregado a su profesión, su mujer, sus hijos/as y nietos/as y a sufrir en silencio.
He consultado con la familia y les ha parecido bien el que se dé a conocer los fundamentos de la propuesta al Excmo. Ayuntamiento de Jimena y que magistralmente ha desarrollado D. José Regueira:
PROPUESTA AL AYUNTAMIENTO DE JIMENA DE LA FRONTERA PARA APROBACIÓN DE RECONOCIMIENTO AL DOCTOR JOSÉ MONTERO ASENJO
José Regueira Ramos. Cronista Oficial de Jimena
Se me ha presentado por parte de los descendientes del Doctor José Montero Asenjo un extenso dosier con su historial personal, profesional y documental sobre la represión de que fue objeto durante y después de la guerra civil española.
Me lo han presentado en mi condición de Cronista Oficial para que apoye alguna propuesta de reconocimiento que creen merece por parte de su pueblo, en el que fue una figura respetada y querida y en donde vivió casi toda su vida (excepto los años de cárcel). A partir de la guerra civil lo hizo en condiciones precarias por impedírsele ejercer su profesión de médico con plaza en propiedad, que le fue retirada por motivos políticos.
Personalmente es para mí muy satisfactorio apoyar esta propuesta y elaborar el siguiente informe para dar a conocer su historial.
Tanto sus familiares como yo consideramos que es merecedor a alguna propuesta. La que consideran más apropiada y la que más les satisfaría sería dar su nombre al Centro de Salud. De no ser posible, piden alguna otra distinción honorífica como podría ser el nombramiento de hijo predilecto a título póstumo.
Semblanza
Por razones de edad es lógico que muy pocos o ningún miembro de la actual Corporación Municipal de Jimena hayan conocido al Doctor Don José Montero, fallecido en 1967. No les resultará difícil, no obstante, requerir información a sus respectivas familias u otros vecinos mayores, teniendo yo personalmente la convicción de que en la práctica totalidad de los casos esta información será elogiosa sobre la personalidad y el comportamiento social y profesional de este ilustre jimenato.
Personalmente yo conocí a D. José Montero en los últimos años de su vida, que coincidieron con mis primeros años en Jimena, al inicio de los años sesenta. Aunque habían transcurrido ya más de veinte años de la finalización de la guerra civil, todavía imperaba un claro temor a hablar de hechos derivados de de esa tragedia que afectó a numerosas familias jimenatas. Menos todavía se hablaba de las represalias subsiguientes padecidas por personas no adictas al Régimen. Faltaban quince años todavía para la desaparición de Franco y el miedo era la tónica general.
Yo tengo muy presente la imagen de aquel anciano y achacoso médico apartado del ejercicio profesional en cargos oficiales. Vivía dos o tres casas por encima del Ayuntamiento, enfrente de la actual Biblioteca o de la Casa de la Cultura. Curiosamente, el lugar ocupado antiguamente por el Pósito que en esos años era cuartel de la guardia civil y durante y después de la guerra era el lugar de represión, según informa José Algarbani en su libro Y Jimena se vistió de negro. Venía los días en que sus achaques no eran muy agudos a tomar café al bar de Gabriel “el Bollito”, situado enfrente de la Pensión La Perla, actualmente propiedad del Ayuntamiento, donde se hizo recientemente una restauración aún no terminada.
La imagen que yo conservo es la de un anciano de muy buen carácter, frecuentemente risueño, para el que el desplazamiento de poco más de cien metros entre su casa y el bar se convertía en un trayecto difícil de recorrer, especialmente en su regreso por la calle Sevilla (entonces de José Antonio). La empinada cuesta se convertía en un ejercicio de alpinismo que sólo podía superar apoyándose en las paredes de las casas, sujetándose a las rejas y haciendo descansos cada quince o veinte metros. Jamás le oí ninguna queja ni alusión a su historial represivo.
Todos los testimonios de vecinos de Jimena cuyo recuerdo conservo de entonces y los que he podido consultar ahora con motivo de este expediente, coinciden en un elogio unánime hacia sus valores humanos y su altruismo profesional al servicio de los más débiles y necesitados, a los que prestaba servicios médicos de forma totalmente desinteresada.
Datos biográficos
D. José Montero Asenjo nació en Jimena de la Frontera en 1892, vivió prácticamente toda su vida (excepto los años que estuvo en la cárcel) en su pueblo y murió en 1967 en San Roque, en la casa de su hija María Teresa, que lo había acogido dado su precario estado de salud y su ruina económica. Era miembro de la Logia Masónica Fénix de los Valles nº 66 de Jimena, desde su fundación al principio de los años treinta del siglo pasado, en la que desempeñó diferentes cargos, entre ellos el de tesorero y posteriormente el de Venerable Maestro. Ejercía como médico con plaza como “Médico de Asistencia Domiciliaria”, que era la denominación de la época para la modalidad de ejercicio de casa en casa, ya que no existía ningún local sanitario adecuado para el ejercicio de la medicina. Su primera plaza fue en el pueblo jiennense de Los Villares, en cuyo Colegio Médico estuvo colegiado desde 1917 a 1921. Fue la única localidad donde ejerció fuera de Jimena.
Debido a esta militancia masónica, cuando las tropas sublevadas iban a entrar en Jimena en septiembre de 1936, huyó de la población a través de los montes hacia zona republicana a la vecina provincia de Málaga, siendo capturado en febrero de 1937 por las tropas franquistas. Fue la célebre huida (léase “juía”) de la que fue protagonista la inmensa mayoría de la población de Jimena y que tan magnífica y dramáticamente relató la jimenata Ángeles Vázquez en su trascendente libro Un boomerang en Jimena de la Frontera. En este éxodo le acompañaron su esposa y sus seis hijos. Su casa fue saqueada, llevándose todos los enseres domiciliarios, libros de medicina e instrumental médico. En la zona republicana, inmediatamente ofreció sus servicios de médico, tan necesarios para atender a la población residente y a la ingente cantidad de población huida de las poblaciones a donde iba llegando el ejército sublevado.
Al ser detenido se le encarceló y se le hizo Consejo de Guerra en Algeciras el día 26 de abril de 1937. En este Consejo de Guerra Permanente nº 12 del Campo de Gibraltar se le aplicó el Código de Justicia Militar y se le condenó por “masón” (todavía no se había constituido el Tribunal de Represión de la Masonería), por “auxilio a la rebelión” y por haber sido militarizado en zona roja como alférez médico. Por todas estas acusaciones se le pidió la última pena, siendo condenado finalmente a veinte años de prisión. Permaneció en la Prisión del Puerto de Santa María desde febrero de 1937 hasta agosto de 1940, en cuya fecha se le liberó por reducción de la pena. A su llegada a la Estación de Jimena el pueblo en masa le hizo un entusiástico recibimiento, dada la popularidad y el afecto que el pueblo profesaba a D. José.
Al constituirse el Tribunal para la Represión de la Masonería es llamado a Madrid. Tanto él como la familia pensaban que se trataba de un mero trámite burocrático pero nuevamente se le procesa y es condenado a otros doce años y un día, conmutada luego por seis años. Fue encarcelado primero en la Prisión del Dueso (Santoña, Cantabria) y luego en la de Burgos. Además fue inhabilitado a perpetuidad para el ejercicio profesional y para ocupar cualquier cargo del Estado e incluso puestos de responsabilidad privados.
Documentación que obra en mi poder.
Los familiares me hicieron entrega de una amplia documentación que no adjunto por no complicar excesivamente este dosier. De cualquier forma está a disposición de cualquier componente de la Corporación que lo requiera. Incluso si alguien desea una copia se lo podemos facilitar la familia o yo mismo.
La relación de documentos es la siguiente:
Escrito de la Dirección General de Prisiones.
Del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas.
Del Juzgado Militar eventual nº 12 de Algeciras.
De la Prisión Central del Puerto de Santa María.
De la Comisión de Investigación y Vigilancia.
Del Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo.
Del Ayuntamiento de Jimena.
Certificado de Liberación definitiva.
Escrito de Francisco Montero Núñez (hijo de D. José), de 1945 pidiendo liberación.
Colegio Oficial de Médicos de Cádiz.
Recorte Diario Área con noticia de muerte dedicándole grandes elogios.
Foto de un grupo de prisioneros en el penal de Burgos.
De la Logia Fénx de los Valles nº 66 de Jimena.
Expediente personal nº 24 de Presidencia del Gobierno, legajo 18.
De la Dirección General de Seguridad, Comisaría Gral. De Información, Archivo Masónico.
Del Juzgado Provincial de Responsabilidades Políticas.
Consecuencias posteriores.
El Doctor Montero era médico titular de Asistencia Pública Domiciliaria de Jimena. También era en esos años treinta médico de la Sociedad Industrial y Agrícola del Guadiaro. Al ser encarcelado se le condenó también a la retirada de su plaza de médico titular a perpetuidad, así como la de ocupar cualquier cargo oficial. Los encargados de la SIAG y concretamente su administrador en San Martín del Tesorillo D. Raimundo Burguera tuvieron un correcto comportamiento con él al ser condenado. Le dieron un empleo de cobrador en Tesorillo a su hijo mayor, Paco al que luego emplearon en Madrid en la empresa Uralita, propiedad de la Casa March. Años más tarde emplearon igualmente a su hijo menor, José María. Cuando salió de la cárcel le concedieron al propio D. José la representación de esta empresa para Jimena.
Al menos en los últimos años tenía la asistencia médica de alguna Mutua o empresa de Seguros como La Unión y el Fénix, pero estas compensaciones eran insuficientes para atender sus necesidades familiares. En los años de su encarcelamiento en los que sus hijos eran menores la familia pasó muchas penalidades, que continuaron posteriormente . Ello le obligó en los últimos años a solicitar del Colegio Médico alguna ayuda para poder sobrevivir, lo que se le concedió ya a última hora, cuando estaba recogido en casa de alguna de sus hijas.
En consecuencia, sus descendientes ruegan al Ayuntamiento de Jimena que estudie y confirme en su caso la veracidad de este expediente, lo cual creen factible porque las personas mayores de sesenta años de Jimena lo conocieron y pueden expresar su parecer, que estimamos no diferirá de lo que aquí hemos expuesto.
Por mi parte estoy a disposición de la Corporación Municipal para aclarar o ampliar este informe, tanto en mi condición de Cronista Oficial como de mi condición de jimenato adoptivo, título generosamente concedido por ese Ayuntamiento, del que me siento muy orgulloso e inmensamente agradecido. También de mi condición de vecino de Jimena desde noviembre de 1960, lo que me permitió coincidir algunos años con D. José Montero como convecino.
La familia quiere agradecer anticipadamente a la Corporación Municipal el interés que no dudan se tomarán en estudiar este expediente.
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