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El alcalde de Castellar de la Frontera ha aceptado esta tarde impulsar un estudio en la población infantil del pueblo para ver qué sustancias químicas y en que cantidad acumulan los niños y niñas en sus tejidos grasos, para ver así si el uso de pesticidas de la agricultura y la contaminación atmosférica está afectando a su salud.
Casanova aceptó así la idea de un vecino del pueblo que hizo esa propuesta al escuchar la conferencia de Marieta Fernández, profesora de la Universidad de Granada, que ha participado en el seminario sobre autogestión, economía social y soberanía alimentaria que se celebra este fin de semana en Castellar -Ver noticia-, organizado por la Confederación General del Trabajo.
Casanova dijo que recogía el guante lanzado por el vecino en el coloquio posterior a la conferencia y añadió que se pondrá en contacto con las autoridades sanitarias y educativas y con las familias para diseñar un estudio científico y riguroso sobre el asunto.
Marieta Fernández explicó que en España el 4,65 por ciento de la superficie agrícola se dedica a la producción de frutas y hortalizas y que sobre ella se usan el 51 por ciento de todos los pesticidas que se venden en el país. Fernández criticó un informe que hace unos meses se publicó en la portada del periódico de El País en el que se concluía que el consumo de productos de la agricultura ecológica no supone una mejora de la salud de las personas que los consumen. Fernández dijo que de los 17 estudios en que estaba basado el informe solo tres examinaban variables clínicas y que en el resto se omiten datos relevantes y se interpretan mal los resultados. La profesora granadina criticó el argumento frecuentemente usado por las autoridades cuando dicen que en determinados productos no se superan los límites legales de determinadas sustancias. “Muchos poquitos suman un mucho, y además esas sustancias se van acumulando y muchas de ellas tienen impactos sutiles que no se manifiestan sino al cabo de los años”, dijo.
Fernández explicó que en las muestras de tejido humanos que ella analiza en el hospital de Granada donde trabaja aún encuentra restos de DDT, un insecticida que se prohibió en España hace 35 años. ”Las aguas de todos los ríos de Andalucía tienen pesticidas y esa aguas se acumulan en embalses o en acuíferos, pasan a las plantas o a los animales que comemos y seguimos acumulando tóxicos en nuestros organismos”, añadió.
Fernández contó el caso de una niña de cuatro años que ingresó en el hospital granadino porque había desarrollado las mamas, le había venido la regla y tenía unos niveles hormonales altísimos. Al investigar en su entorno se descubrió que en el almacén de la casa de sus padres se almacenaban los pesticidas que se distribuían a toda la comarca. También explicó que actualmente en España la comunidad autónoma donde se halla más DDT en las grasas de las personas es en Canarias. La razón: la proximidad a Marruecos, donde aún está permitido y la alta volatilidad de este elemento.
Fernández narró también cómo en el mismo hospital los médicos del servicio de urología se alarmaron porque les llegaban muchos casos de niños con criptoquidia, malformación con las que nacen los niños cuyos testículos no han salido a la bolsa escrotal y hay que operarlos para extraérselos. Un estudio demostró que la comarca donde viven es la zona de Granada donde más se utilizan los pesticidas en los invernaderos de la agricultura bajo plásticos. En la mayoría de los niños se encontraron hasta 17 sustancias químicas diferentes alojadas en sus tejidos grasos, sustancias que obviamente habían heredado de sus madres, que les habían llegado a través de la placenta porque a ellos no le habría dado tiempo de acumularlos por la alimentación.
Fernández dijo que actualmente hay más de 200.000 productos químicos que rodean la vida de todos los seres humanos. Y añadió que la dieta es algo que podemos controlar y por eso la mejor defensa es una alimentación sana, a base de productos ecológicos no tratados con productos pesticidas o fitosanitarios, y el ejercicio físico.
María Dolores Raygón, profesora de la Universidad de Valencia afirmó tajantemente que la alimentación con productos ecológicos es más saludable y nutritiva que la basada en productos de la agricultura convencional. Citó un estudio realizado en Suiza en el que se analizaron los nutrientes hallados a lo largo de diecisiete años en ochos productos frutales y hortícolas de la agricultura convencional. Entre 1985 y 2002, algunos frutos y hortalizas habían perdido hasta un 70 por ciento de algunos de sus nutrientes.
Raygón explicó que la pérdida de la capacidad nutritiva de los productos de la agricultura convencional se debe a cuatro factores. La erosión y la pérdida de la fertilidad de los suelos; la sustitución de las variedades locales por otras más comerciales; la recolección prematura; y las grandes distancias que tienen que recorrer los productos entre su punto de origen y el de consumo.
Fernández explicó que los productos ecológicos tienen más nutrientes y antioxidantes y menos residuos, sustancias químicas de síntesis, nitratos, antibióticos o aditivos alimentarios.
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