Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos este artículo.
En las movilizaciones estudiantiles y de los trabajadores de los años 70, se coreaba el lema "el hijo del obrero, a la universidad". Pretendía este grito unánime reivindicar lo que la dictadura, lo que los poderosos, le habían quitado a muchas generaciones de jóvenes a los que, teniendo capacidad y voluntad para estudiar, el clasismo del poder y la falta de recursos económicos se lo impedían.
En las movilizaciones estudiantiles y de los trabajadores de los años 70, se coreaba el lema "el hijo del obrero, a la universidad". Pretendía este grito unánime reivindicar lo que la dictadura, lo que los poderosos, le habían quitado a muchas generaciones de jóvenes a los que, teniendo capacidad y voluntad para estudiar, el clasismo del poder y la falta de recursos económicos se lo impedían.
Han pasado más de tres décadas y hay una zona en nuestro país, en nuestra Andalucía, que sigue prácticamente reivindicando las esencias de aquel viejo mensaje. Sí, amigo lector, parece que algunas autoridades académicas y políticas tienen decidido seguir alargando, cuando no cortando de raíz, nuestras expectativas de poder acceder a estudios superiores en el Campo de Gibraltar.
Esa actitud demuestra una falta de conocimiento y de sensibilidad con la realidad socioeconómica de nuestra comarca, donde los datos de desempleo son lo único que al parecer está en alza.
Todavía no alcanzo a comprender qué daño hemos hecho los ciudadanos de esta zona para que nos infrinjan el castigo que más duele, que es el que se hace a nuestros hijos. Y es por ello que, si al Ilustrísimo y Magnífico Rector no le parece bien que podamos participar del futuro de Andalucía, que vengan los máximos responsables, las verdaderas autoridades (votadas por el pueblo), es decir, nuestras instituciones más cercanas, unidas a la Junta de Andalucía, para impedir este nuevo agravio, esta nueva discriminación.
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Y no es sólo que llueve sobre mojado, sino que, si perdemos el tren de las nuevas estructuras universitarias a nivel académico que tiene previstas el nuevo mapa establecido por la Unión Europea, estaríamos cerrando de por vida esta estación que mantiene abierta la voluntad y la esperanza inequívoca de los ciudadanos y ciudadanas del Campo de Gibraltar.
Y no es sólo que llueve sobre mojado, sino que, si perdemos el tren de las nuevas estructuras universitarias a nivel académico que tiene previstas el nuevo mapa establecido por la Unión Europea, estaríamos cerrando de por vida esta estación que mantiene abierta la voluntad y la esperanza inequívoca de los ciudadanos y ciudadanas del Campo de Gibraltar.
Decía el señor Griñán, flamante nuevo presidente de la Junta de Andalucía y experto en economía, que la mejor inversión que se hace es la que provoca la mejora en el sistema educativo y en los aspectos sociales.
Creo, sinceramente, que esta es una de las primeras ocasiones que tiene el jefe del Ejecutivo andaluz para demostrar esa convicción y esa coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Quiero agradecer a todos los profesionales, profesores, alumnos y responsables políticos que, a lo largo de los años, han hecho lo imposible para mantener viva, aunque fuera pequeña, la llama universitaria en la comarca.
Y a los actuales representantes institucionales, les exijo como padre que demuestren su apego, su cariño y su insobornabilidad para defender el derecho que nos asiste a la igualdad de oportunidades, y que vamos a exigir el próximo día siete en la manifestación convocada por el alumnado, el profesorado y CCOO.
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