Las fotografías adjuntas son de monedas detectadas en establecimientos de Tesorillo, y como puede verse son algunas prácticamente idénticas a monedas de dos euros, aunque su valor nada tiene que ver.
Las dos de abajo suelen emplearse más en máquinas de vending, siendo una marroquí y la otra portuguesa fuera de circulación, ya que son más identificables al tacto o la vista.
Sin embargo, las dos centrales, de 10 bath y curso legal en Tailandia, cuyo valor aproximado son 20 céntimos de euro, son prácticamente idénticas a los 2 euros en España.
Tanto por su tamaño, grosor, tonalidad, e incluso el peso (8,4 gr.), por lo que hay que fijarse en las inscripciones para darse cuenta del engaño. Lo más fácil suele ser buscar el 2 que en la moneda europea es de gran tamaño, aunque si se intenta leer cualquier grabado resulta imposible en la moneda tailandesa.
Para evitar suspicacias conviene aclarar que la moneda Tailandesa es muy anterior al Euro, y lleva en circulación desde 1.988, por lo que no han “copiado” el sistema europeo, sino que más bien podría ser al contrario. De hecho, los responsables europeos asistieron a convenciones sobre moneda a finales de los 80 y conocían perfectamente esta moneda y sus certificaciones, por lo que no se explica el que decidieran un diseño tan similar.
El problema ahora viene por los timos que pueden darse, ya que incluso aunque en los comercios se dieran cuenta de las diferencias, la mayoría de máquinas de vending no han sido preparadas para ello, con lo que pueden obtenerse productos a un 10% de su valor real. Esto afecta a unas 350 mil máquinas que precisaron ya en su día entre 300 y 600 euros para su conversión a la nueva moneda europea.
Países como Alemania ya consideran ilegal la posesión de esta moneda en su territorio, aunque en otros –como España- no se ha adoptado ninguna medida al respecto.
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