lunes, 29 de octubre de 2007

Gaucín y las castañas, por José Manuel de Molina

Leío en Diario La Torre. Por su interés reproducimos esta noticia.
Ayer domingo fui a Gaucín para visitar la tumba de mi padre, abuelos y otros miembros de la familia. Este pueblo de la Serranía de Ronda sigue estando igual de mal comunicado con Málaga, aunque parece que la carretera que cruza el precioso valle del Genal desde Manilva va a ser ahora mejorada. Estas malas carreteras y las montañas han impedido que este pueblo, distante apenas 30 kilómetros de la Costa del Sol, haya cambiado de forma irreversible al son del urbanismo desaforado. Eso y que por fin el sátrapa Corbacho, anterior alcalde, haya dejado de serlo en las últimas elecciones municipales pues este personaje imputado en numerosos delitos aún pendientes de sentencia, hubiese hundido a este municipio que ha dejado arruinado. Este sátrapa sigue teniendo una corte de serpientes con más lengua viperina que cojones, digo razones, pero al final la Justicia pone a cada uno donde se merece, y quién sabe si pronto lo tendremos de vecino aquí.
Con todo Gaucín es uno de los pocos pueblos de arquitectura popular andaluza que se conservan y es lugar de creciente atracción turística. Hasta el cementerio es digno de recorrer. Tiene muchos jardines como el de Alhaurín de la Torre, pero el estar justo al pie de la peña y del castillo, ser más chiquito y tener tumbas muy antiguas, le dan un aire especial.
Como las penas con pan son menos, pasé por la confitería para comprar los mejores merengues inflados que existen, los llaman suspiros, así como tiernitos bizcochos, mantecadas y el sin igual rosco de almendra, de sabor parecido al mazapán pero no tan dulce ni empalagoso.
Después un buen rato en casa de mi tía Trini recordando viejos tiempos cuando no faltaban tantos, disfrutando de un puchero con migas de un pan que traen de Benalauría que es buenísimo, una mezcla de pan moreno y blanco que está mejor cuando no está recién hecho, y que si lo mojas como pringá con aceite de oliva virgen ya está para chuparse los dedos.
A la tarde el camino de vuelta por la autopista, es muy conveniente tomarla para el tramo de Estepona-Guadiaro y tras llegar a Alhaurín, me voy a despejarme al estadio de Los Manantiales. Ya no llego para ver el Alhaurín de la Torre CF “B”, donde encuentro al presidente Clavijo muy enfadado por el asunto de la ambulancia que tardó tanto tiempo en llegar, pidiendo una solución inmediata al alcalde, pero sí veo parte del partido del Atlético Lauro mientras charlo con algunos amigos. Les ofrezco castañas frescas y grandes que me han dado en Gaucín. En un momento están sentados Carlos Rielves, vicepresidente del Atlético Lauro, Vidal, directivo del CD Lauro y Sebas, entrenador del filial del Alhaurín de la Torre CF. Pienso que eso es todo lo más cerca de la unificación que los tres clubes pueden estar, verlos sentados hablando y sin discutir. Lo demás son castañas, digo patrañas.

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