miércoles, 18 de noviembre de 2020

"Carta abierta a los lectores de Buceite.com", por Manuel Mata

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CARTA ABIERTA A LOS LECTORES DE BUCEITE.COM

Estimadas lectoras y lectores:

Con gran pesar, os comunico, que después de seis años acudiendo mensualmente a nuestra cita en este blog que tan sabiamente dirige Bernardo Medina, dejo de escribir cuentos, relatos y reflexiones personales.

Debo confesar, que mi estado anímico y las extrañas circunstancias que me rodean, no propician que la inspiración me ilumine a la hora de ponerme delante de un teclado. De hecho, estas páginas las estoy escribiendo a lápiz, entre estas cuatro paredes blancas, en un pupitre desvencijado que me recuerda mis tiempos de colegio infantil.

Todo empezó hace quince días cuando recibí un whatsapp de la Fundación Unicaja anunciándome que soy el ganador del Certamen de Relatos Cortos que cada año convoca dicha institución. Como podéis imaginar, la sorpresa, el entusiasmo y, por qué no decirlo, la vanidad, me hicieron alucinar durante un buen rato. Terminaba el mensaje con la invitación al Teatro Cervantes para recoger el diploma y el cheque de 12.000 euros que se le concede al autor premiado. Asistirían el presidente de la entidad bancaria, la consejera de Cultura y Patrimonio Artístico de la Junta y el Secretario de Estado para Asuntos Culturales del gobierno central. 

Impresionante.

Me fui a la cama pensando en lo bien que le vendría este premio a mi endeble prestigio como escribidor, en los reconocimientos a los que me haría acreedor, en las tertulias de intelectuales alabando mi obra, en las peticiones de entrevista en Canal Sur y radio Algeciras; pero, sobre todo, lo bien que me vendrían los doce mil euros para aliviar mí modesta economía familiar. Cuando ya estaba a punto de entrar en la fase REM, me vino al pensamiento, así como en un fogonazo de lucidez, la pregunta de la que no había escapatoria posible: ¿pero… si yo no he participado en ese concurso?

A la mañana siguiente me puse a buscar la forma de contactar con la organización; tras varias horas oyendo voces pregrabadas que te decían qué tecla debías pulsar para según qué cosas, desviarte a otros terminales, y escuchar música de películas del oeste, por fin un alma compasiva me pasó con la gerente del patronato que, efectivamente, confirmó mi nombre, apellidos, DNI, lugar de nacimiento, y una breve sinopsis de mi vida tanto laboral como literaria. Todo encajaba. No quise aclarar el entuerto porque, verdaderamente, no hallaba forma de aclararlo y, además, la chica logró mi compromiso para asistir al acto oficial de entrega de premios.

Los días siguientes todo fueron conjeturas e hipótesis para hallar una respuesta lógica y razonable a la situación en la que me veía implicado. Por fin, tras muchas vueltas, llegué a una conclusión: ¡otro colaborador de Buceite se ha hecho pasar por mí! De no resultar vencedor no sufriría el escarnio y la vergüenza de los perdedores y, en  caso de que se alzara con el triunfo, siempre habría ocasión para deshacer la confusión, dar las explicaciones oportunas, pedir perdón por el equívoco, y meterse en el bolsillo el talón, que seguramente sería el propósito final para tan aviesa maquinación.

Desde el principio descarté a Salvador y a José Antonio, dos personas serias, ecuánimes y poco dadas a líos y zarandajas.  ¿Cristóbal? Podría ser. Su pasado como vigía del orden y la legalidad no es óbice para una creatividad desbordante, un estilo literario lleno de matices y -a sus años- una vitalidad capaz de cualquier cosa. Debo reconocer que también tuve mis dudas con Pacurro, pues detrás de esa imagen serena, equilibrada y omnisciente, subyace un ramalazo de fina ironía, de ingenio y de agudeza para las ocurrencias más insospechadas. 

Así que decidí echar el día en Málaga y asistir al acto de entrega.

La ceremonia estaba fijada para las ocho de la tarde por lo que me entretuve haciendo tiempo por los bares de la Plaza de la Merced para, cinco minutos antes del inicio, subir, despacio y ojo avizor, los peldaños de la escalinata principal. Ocupé un asiento en la última fila del patio de butacas, al lado de dos mujeres sin edad, caras agrías y severas, collares de perlas falsas y abrigos de visón de granja.

Tras las intervenciones de las autoridades ensalzando el apoyo del banco a la Cultura, destacar las ayudas para la recuperación del patrimonio artístico, y agradecer las becas para jóvenes talentos, el presentador invitó a los galardonados a subir al estrado a recoger sus distinciones comenzando por los dos accésits, tercer premio, segundo premio y…. ¡señoras y señores! el ganador de esta edición es….!Manuel Mata Pacheco¡ 

Para mi asombro, de la primera fila se levanta un tipo de unos treinta años, desgarbado, melena descuidada, barba negra y poblada, gafas de miope de las que se llevaban en los años setenta, pantalón de pana y tímida sonrisa. En su discurso de gratitud dice, que aunque andaluz vive en Ibiza, que le dedica el premio a Teresa, su hija recién nacida, y que tiene pensado volver pronto a su tierra. A un pueblo que tenga castillo, río y estación de ferrocarril.

Súbitamente me levanto, y entre aspavientos y maldiciones, al grito de ¡farsante! ¡Impostor!, recorro el pasillo central en dirección al escenario. El alboroto, el miedo a un atentado, y el desconcierto se apoderan de todo: los más cercanos a las puertas de emergencia huyen, el presentador pide calma, los guardaespaldas se colocan delante de sus protegidos con la mano pegada al sobaco presta a sacar el arma, y en el epicentro del desastre, entre destellos de teléfonos móviles que iluminan mi hierática figura, yo.

No llego a subir al proscenio porque un vigilante de seguridad se interpone, me hace una llave de judo, me inmoviliza, y llama a la pareja de la Policía Nacional que hace guardia en el zaguán de entrada.
Así que aquí estoy. En la celda 135, primera planta, del centro penitenciario de Alhaurín de la Torre, entre cuatro paredes blancas, con el ánimo por los suelos, sin ganas de escribir más en Buceite, y esperando a que la señora jueza de guardia dictamine, el lunes, qué hacer conmigo.

Un saludo para todas y todos.

P.D.- El lápiz me lo ha prestado un funcionario que dice que tiene una casita en Camino de La Cerejana.

15 comentarios:

Pacurro dijo...

INSUPERABLE. Me pongo de pie y me quito el sombrero

Curro Jarillo. dijo...

Como siempre, genial.
Gracias, Manolo.

Anónimo dijo...

Pero, ¿es verdad o no? Porque yo ya no sé con Mata dónde está el límite.

Cristóbal Moreno dijo...

Eres un máquina de la imaginación y el revuelo neuronal. Un maestro de los maestros (de ciudad y de pueblo); eres..., un catedrático de la lengua sin ese titulo enmarcado; eres la perspicaz gramática de un gramático escritor con ese doctorado certificado y, encima, me enalteses a un escalón demasiado alto porque nuestras almas se cruzaron por unas calles llenas de letras amigas y amigos comunes. Te doy las gracias, amigo, y te pido de rodilla que sigas escribiendo con tus letras de 80 kilates, si, que sigas escribiendo donde te de la gana, todos los editores te lo agradecerán enormemente y los lectores mucho más, pero..., por favor, compadécete del avaro de Bernardo Medina, que no nos invita ni a una piruleta, y, escribe algo, de vez en cuando en Buceite.com, esos "Excelentisimos" relatos que eres capaz de contarnos, sin que nos imaginemos por donde van a ir las letras finales ni las de enmedio ni las de inicio. Por favor, por favor, please...
Gracias por inmiscuirme en tus alucinaciones...

Anónimo dijo...

.

Amigo mata, “chapó”
esto no es un relato,
esto es dar viva al futurible
como si hubiese pasado.
Eres grande en verdad,
eres del quinteto de Buceite,
de lo bueno, lo mejor
que escribe a lápiz o con teclado.

.

Anónimo dijo...

ENHORABUENA MANOLO MATA. QUE LAS MUSAS NO TE ABANDONEN.

Anónimo dijo...

Este relato con el que me hartado de reir tiene tanto de fantasia y locura que estoy segura que en gran parte Manolo se basa en cosas reales que le ha pasado a el. No le encuentro otra explicacion, Gracias por poner estimadas y no estimados

Esther dijo...

Mata, ha conseguido el " más difícil todavía " que decían de los trapecistas sin red. Enhorabuena por su magnifico relato ! Encandilada me tiene usted.

Anónimo dijo...

Mata vivió en Ibiza, antes de venirse para Jimena. Coincidió con Cristóbal, y la pinta de hippy no se le ha quitado de encima. Ni se la quitará especialmente en su forma de pensar que lo conozco bien.

Anónimo dijo...

Excelente!! Maravilloso!! Enhorabuena Manolo.

Anónimo dijo...

Te has superado Manolo!!!
Enhorabuena!!!

Anónimo dijo...

En que momento del dia o de la noche se te ocurren estas historias, amigo Manolo.?
Cuanta genialidad, no se puede ser más ocurrente.
Al sexo femenino (en el cual me incluyo, nos tienes rendidas a tus pies )
Un beso enorme.

Un lector dijo...

He disfrutado mucho con este - hasta el momento - último trabajo suyo.
Créame si le digo, en mi opinión, que la técnica usada recolocando pasados y presentes logra hacerla magistral. Juega con el tiempo y lo difumina alejándolo y acercándolo sumergiendo al lector en su maravilloso y buen trabajado literario. Y le obliga a recolocarse también a lo largo de su lectura.
Precioso texto con el que usted ha debido disfrutar al plasmarlo en papel o pantalla de ordenador.
Sin duda ha logrado,también, el gozo y placer de sus lectores.
Serviría con seguridad como embrión de un buenísimo guión cinematográfico.

¡¡¡¡ Enhorabuena !!!

Un lector.

Anónimo dijo...

Formidable Manolo! Un placer leerte.

Mari Ángeles Sánchez dijo...

Manolo me ha gustado muchísimo el relato. Dan ganas de leerlo una y otra vez...
Ya estoy esperando el que supere a este. Gracias por regalarnos tu tiempo.