miércoles, 5 de septiembre de 2018

" Qué vergüenza", por Manuel Mata

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…. RAIMUNDO por favor, no me contradigas ni me escuches como quien oye llover, que se me viene la arritmia sinusal y entro en estado de angustia. Por favor. 

¡Dios Santo qué vergüenza!


Te lo repito: Tú eres tan responsable como yo -o más- de esta situación. Hemos criado a nuestro hijo a medias. Sí, a medias, sin padre, porque el señor, con sus obligaciones como diputado en el Congreso, sus torneos weekend de golf, las reuniones del partido y atender el móvil, se creyó exento de esa responsabilidad.

Y mira que me saltaron las alarmas cuando el niño no quiso estudiar A.D.E. en el Business School del ICADE y se me fue a Cádiz a hacer Medio Ambiente.

Saltaron todas las alarmas pero me callé porque mi Nacho siempre ha sido un soñador: ¡construyamos la utopía! exclamaba rodeado de libros cuyos autores eran desconocidos para mí. Y me hablaba del riesgo de que nos cuenten una sola historia, una única versión, narrada por los negacionistas, por los mercaderes, decía él. Y yo, en mi desconcierto, lo veía  ya vistiendo el hábito de dominico igual que su tío Borja, con su túnica blanca, su capa negra, su esclavina y su rosario de quince misterios sujeto al cinto.

 ¡Cuán equivocada estaba! 

Primero fue aquel viaje como miembro del IFAW  al Canadá, a mediados de marzo, para salvar focas bebé. Una caza, “humanitaria y sostenible” según aquel gobierno, que consiste en golpear con un bate de béisbol  a las crías que, por cierto, caen a miles. Pues mi Nacho, en compañía de otros del mismo pelaje, se dedicó a pintarrajear con spray la blanca piel de los animales, anulando así el interés económico que se esconde detrás de esta práctica. Más de una vez estuvo a punto de que el palo en el cogote se lo dieran a él; menos mal que San Ignacio de Loyola cumplió con su honorable encomienda de velar por la integridad de sus homónimos.

El año pasado tocó las islas Galápagos. El peligro para aquellos bichos ya no viene como en el siglo XVIII de piratas, balleneros y traficantes de conchas. No.  Ahora, aquello es un inmenso mar de plástico, basura, y desechos industriales, que las tortugas chelonoides, en la densa suciedad de aquellas aguas, confunden con apetitosas medusas cual maná caído del Cielo. 

 Y ahora esto, una vergüenza. Una vergüenza y un horror que nos ha tocado a nosotros y de la que hemos tenido que saber por la televisión. No quiero ni pensar cuando mi familia haya visto el reportaje: El nieto del general Lope de Letona en ese barco cochambroso con nombre de bebida isotónica con un negrito en brazos -sin usar guantes siquiera- entrevistado, prime time, para “Informe Semanal”.  A pie de pantalla, por si hubiese alguna duda, nombre y apellidos completos: Ignacio Pérez-Avellán y Lope de Letona.  Y criticando -a conciencia- a gobiernos de media Europa acusándolos de negligencia de Estado, atentado de lesa humanidad, abandono de seres humanos y denegación de auxilio.  Un horror.

  Seguro que este verano seremos la comidilla en las tertulias del Club de Playa; habrá, incluso, quien nos niegue el saludo; y está por ver que la condesa de Albaraviejo nos invite a su happening de finales de septiembre. 

Porque Raimundo, yo, en mi juventud, también fui solidaria con esta pobre gente. Pero nosotros organizábamos el Día del Domund y listo. Todo -bueno, casi todo- lo recaudado iba para los negritos, pero cada uno en su casa y Dios en la de todos, como debe ser. Con los chinitos igual: ellos allí, nosotros aquí, y los hermanos de la Orden recuperándolos para la fe verdadera. Ubi pax et gloria
 Ahora no. ¿Que atraviesan el desierto sin el equipo necesario? ¿Que se tiran al mar sin saber nadar? ¿Que no saben adónde van? ¡Ya vendrá un bendito como mi Nacho a resolver la situación!

Raimundo, por favor, no te duermas que te estoy hablando.

Pues como te decía…

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues como te decía esto es lo que hay aguantar emigrantes de todas partes

Sebas dijo...

Muy bien escrito Manolo, como siempre. Mi enhorabuena. Supongo que siempre habrá personas como la del relato.

Jacinto dijo...

Sr.Mata, esperaba con impaciencia su relato de Septiembre. Original la forma de denunciar hechos que nos preocupan,indignan y horrorizan a muchos ciudadanos. Enhorabuena y a seguir escribiendo y compartiendolo.

Pedro dijo...

Al anónimo de las 10.29 decirle: Qué vergüenza!

Mari Ángeles Sánchez dijo...

Jajaja ella se horroriza de lo que hace el hijo, pero que informada esta de lo que pasa con las focas,las tortugas y lo imigrantes en el fondo creo que adora lo que hace el hijo.
Gracias por estos relatos son un placer leerlos.

Anónimo dijo...

Mucha ternura y mucho humor en las cosas que escribe aqui Mata.
totalmente de acuerdo con el comentario de 12,43

Efrén Vargas-Machuca Rosano dijo...

Felicidades, muy buen relato. Y felicidades a los que tenemos la oportunidad de leerlo.

Anónimo dijo...

Una vez más para quitarse el sombrero. Manolo, enhorabuena y a seguir entusiasmando con tus relatos. Muchos te lo agradecemos.

José Mª Casuso dijo...

Oídos sordos, Manolo!
Como siempre...de p.madre.En este relato, más superado aún. No dejes pasar tu compromiso de cada mes. Un abrazo

Luis Sanchez dijo...

Bueno, el escrito está muy bien redactado, con tintes de humor, de lo que está sucediendo en la tierra, y que todos los días vemos lo ocurrido. El medio ambiente, el maltrato de animales y personas, y la no solidaridad de la gente egoista y poco compasiva. El consumo agresivo que está soportando el planeta, y lo que ello deriva, está sumamente explicado en el escrito tan bien dirigido por el sr. Mata. El hijo de esta sra. que le cuenta a su esposo dormido, las peripecias de su vida, es, a el, y a muchos como el, que por ellos, anda un poco mejor el planeta. Mi enhorabuena a Manuel Mata.

JSP dijo...

Manolo. Cuando te volveremos a ver ayudando en un aquarius como te vimos ayudando en el desastre del Prestige?
Un saludo para ti y dale un beso a tu hermana.