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El Martes uno de noviembre, se celebra el día de
Todos los Santos, fecha que se aprovecha para rendir cultos a nuestros muertos.
Las visitas a los cementerios serán
multitudinarias, las diferentes sepulturas se adornaran con flores. Esa fecha
más que ninguna del año, recordaremos aquellos que nos dejaron para siempre.
No obstante son cada vez más numerosas las
incineraciones. Personas que en vida decidieron que sus restos no permanecieran
largos años en una tumba, con una lápida en la que se inscribirá su
nombre, con o sin epitafio, algunos graciosos como estos dos:
“Aquí yace Isabelita, que por
ser tan buena y no querer, se fue para la otra vida con muy poquito placer” o
“Aquí descansa Pancracio Juvenales, Buen esposo, Buen padre, Mal electricista
casero “.
Por cierto, recientemente la Iglesia
Católica, ha prohibido esparcir o guardar en las casas las cenizas mortuorias,
aunque sin prohibir la incineración.
En lo que respecta a la legislación española, no
hay ninguna norma que prohíba tanto la conservación como el esparcimiento de
las reliquias. Son los ayuntamientos los responsables de la regulación al
respecto.
Dicho lo cual. La muerte es un negocio en toda
regla. Ya en vida, muchos de nosotros contratamos un seguro de decesos, para
cuando llegue el desenlace final nuestros familiares, no tengan problemas, ni
en el orden económico ni en el burocrático, tanto como si somos inhumados o
incinerados. No deja de tener su retranca, que pagues tu propio funeral, pero
es lo que hay. Si eres enterrado, luego viene la lápida, flores los domingos,
más flores el uno de noviembre, etc.
Estos últimos gastos obviamente no se producen
cuando se opta por la quema. Pero amigo los empresarios no se conforman.
En el mercado existen varias ofertas de tratamientos de las cenizas.
Hay quien las convierte en objetos de diseños. La
pieza del tamaño de un estuche, puede personalizarse, con nombre, fecha y demás
reseñas. Con solo pasar el teléfono móvil por el mueble, se puede acceder a la
memoria digital del fallecido en la red, donde se reúnen los recuerdos de
nuestros seres queridos.
Está la opción Bio. Se mezclan las cenizas con
semillas de distintos árboles a elegir. La tercera opción, es convertirla en
diamantes.
A este negocio se están uniendo equipos de
fútbol, el Betis y el Barcelona, han instalado en sus estadios espacios
memoriales para las urnas de sus aficionados.
Concluyendo que no nos dejan tranquilos ni
muertos.
Yo estoy por la incineración, aún no tengo
decidido donde quiero que esparzan mis cenizas. Estoy meditando seriamente, que
lo hagan cerca de un bar.
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