De su blog Andalucía y la Educación.
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¿Realmente se usaba el cinturón de castidad en la Edad Media?
Pues no, en realidad se trata de un mito, no de una realidad. Aunque hablemos de una época bien distinta a la actual, ¿se imagina a una mujer en un largo periodo de tiempo con un artilugio que no le permite ni siquiera caminar?, no digamos como podría llevar a cabo sus necesidades fisiológicas, añadiendo las llagas de llevar colocado metales pesado que llevaría a la muerte. Queda en lo ficticio ese caballero cristiano que parte a luchar contra los infieles y coloca el artilugio a su doncella, guardando la llave del candado celosamente.
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¿Realmente se usaba el cinturón de castidad en la Edad Media?
Pues no, en realidad se trata de un mito, no de una realidad. Aunque hablemos de una época bien distinta a la actual, ¿se imagina a una mujer en un largo periodo de tiempo con un artilugio que no le permite ni siquiera caminar?, no digamos como podría llevar a cabo sus necesidades fisiológicas, añadiendo las llagas de llevar colocado metales pesado que llevaría a la muerte. Queda en lo ficticio ese caballero cristiano que parte a luchar contra los infieles y coloca el artilugio a su doncella, guardando la llave del candado celosamente.
De hecho no se encuentra en ningún museo de la Edad Media cinturón de castidad alguno, tampoco existen referencias en la literatura ni documentos de ese tiempo. Estos artilugios aparecen durante la ilustración y en el Siglo XIX, haciendo referencia a la tortura y crueldad de la época medieval. De estas leyendas se le han atribuido otros usos en la actualidad, como las prácticas del BDSM, que son unas prácticas sexuales no convencionales de la que puede encontrar amplias, suculentas y diversas informaciones por internet.
¿Se consumía vino en al-Andalus?
Boccaccio, en el Decamerón, nos cuenta como la princesa Alaciel, hija de un Sultán de Babilonia, que fue capturada por Pericone:
"habiéndose dado cuenta de que a la mujer le gustaba el vino, y que por prohibírselo su ley no estaba acostumbrada a él, decidió hacerla caer con eso. Demostrándole que no le afectaba su comportamiento esquivo, preparó una abundante cena, y a la dama le ofreció vino de una mezcla de diferentes clases. Ella, sin notarlo, se fue aficionando al brebaje más de lo que a su honestidad convenía, alegrándose y poniéndose a bailar al estilo alejandrino. Pericone notó que se acercaba su momento, y prolongó la cena con abundancia de comida y bebida, hasta muy entrada la noche. Una vez despedidos los invitados, entró con ella en su estancia. Alaciel, acalorada por el vino, se desvistió delante de Pericone como lo hubiese hecho ante cualquiera de sus mujeres, y luego se metió en la cama. Pericone hizo lo mismo, y apagando las luces, se acostó con la princesa, la rodeó con sus brazos, y sin que ella hiciera nada por impedirlo, comenzaron a solazarse amorosamente."
De la misma forma, ese gozo báquico y sexual, en la línea del texto de Boccaccio, está plenamente ligado en la poesía andalusí,
"más que el vino sus besos
y el vino su mirada
hacen perder los sesos",
de hecho, a pesar de la prohibición musulmana, encontramos al vino en los textos y documentos plenamente aceptado como un elemento ineludible, especialmente referido a los más pudientes, con una doble moral, comparable a esa costumbre en cuaresma de llevar una limosna a la Iglesia para obtener el privilegio de poder comer carne.
Cultivados y elaborado en diferentes épocas, los vinos de la Valencia, Murcia y Andalucía musulmana gozaron de muy buena reputación, especialmente el vino de Málaga en el Siglo XIV que fue rival de los mejores vinos griegos de su tiempo.
Cabría decir que las costumbres, la cultura, la forma de vivir no nacen de la nada, se nutren de sus vivencias, de su propia historia que es quién le da forma. La cultura andalusí es heredera del Mundo Antiguo, de hecho en al-Andalus se recoge en legado científico y cultural de griegos y latinos, ya yacía olvidado, y son los encargados de su transmisión a Europa.
Ese legado tecnológico y científico desaparecido tras la caída del Imperio Romano, produce una merma importante en las costumbres sanitarias, es decir "había roña". Es cierto que ayudaba la prohibición de la Iglesia de bañarse en público, quería evitar "la inmoralidad, el sexo promiscuo y la enfermedad". Obviamente las dos primeras siguieron existiendo, incluso en algún que otro centro religioso y la enfermedad.... que potenciada de manera importante.
En estas condiciones fueron el caldo de cultivo para una las grandes crisis de la humanidad, ya que la peste golpeó duramente a Europa. Los expertos achacaron la enfermedad a los baños de vapor que habían traído los cruzados, ya que consideraron que la enfermedad entraba cuando se abrían los poros de la piel. Desde la Iglesia se defendía el carácter divino de la plaga como castigo a una sociedad pecadora. Uno de cada tres europeos del Siglo XIV pereció por esta enfermedad.Y aunque la gente seguía lavándose en privado, lo hacía con mucho respeto y con poca frecuencia.
Aunque hubo excepciones y no afectó de igual manera en todos los lugares. De hecho la higiene era de las principales cualidades del al-Andalus, el musulmán se lavaba el cuerpo y de forma simbólica se purificaba el alma, además el legado romano por las termas se desarrolló especialmente en al-Andalus de los reinos Taifas, como unas de las actividades de relación social y de ocio. En cada barrio había un baño público. En turnos de mañana y tarde para los hombres y las mujeres. El culto al agua era reconocido.
Mientras la peste asolaba Europa en el Siglo XIV, el Visir, también médico granadino, Ibn al-Jatib, defendió que la peste era una plaga que se propagaba por contagio y no un castigo divino. señalando la necesidad del aislamiento de los enfermos, la higiene y la prevención como elementos importantes para evitar el contagio.
Como dato curioso, una vez concluida la Edad Media, uno de los motivos alegados para la expulsión de los moriscos de España fue por la higiene, acusados de lavarse como mínimo una vez a la semana, incluso en diciembre, frente a los cristianos que huían de los baños.
2 comentarios:
Por la forma del endiablado artilugio,
más que un cinturón de castidad
parece la sillita de un columpio.
Poner eso en las caderas e ingles
por un tiempo indefinido
a una dama o doncella,
la verdad no me lo explico
y que por muy dócil que fuera
no se negara a llevarlo
y tratara de impedirlo
dando voces, dando gritos
y dando arañazos, patadas y mordiscos.
De ser verdad que existió
a mí mismo me pregunto
¿Es que por aquellos tiempos
antes de vender un producto
el inventor no lo probó
y lo llevó en sus entrepiernas
ni siquiera unos minutos?
Bueno, el que la guillotina inventó
se ve, que tampoco lo hizo.
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28.07.16
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Antonio. -El niño del Corchado-
Por supuesto que en Al-Andalus se bebía vino y lo bebían los nobles musulmanes. El islam que se practicaba era muy tolerante, aunque todos cumplían con sus obligaciones de higiene personal, hasta que llegó el cardenal Cisneros, quien lo primero que ordenó fue la destrucción de los baños públicos de Medina, continuó con la quema de toda la literatura ( a excepción de los manuscritos científicos) y tomó al asalto las mezquitas, destruyéndolas o transformándolas en catedrales católicas y puso en marcha una limpieza étnica en nombre de su dios y su reina Ysabel. Léanse "A la sombra del granado", de Tariq Ali.
G. Polo
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