Si les digo la verdad y desde lo más hondo de mi ser, me siento republicano. Yo soy rey porque lo fue mi padre, y el botarate de mi hijo Fernando lo será por la misma razón, seamos inteligentes o necios, hábiles o torpes. Y sinceramente, a mí, todo este boato, estas vestimentas, estos actos protocolarios, estás sesiones larguísimas con Floridablanca o Aranda me aburren. Lo que verdaderamente me gusta es la caza, la música, la pintura y sobre todo las manualidades. Eso que ustedes llaman bricolaje.
Me casé con mi prima María Luisa de Parma sin amarla -matrimonio de Estado- más fea que Picio y con una soberbia y unas ganas de juerga que sólo le aguanta el ritmo el bueno de Godoy.
Y aquí me tienen, en un ejercicio de responsabilidad regía, abúlico y ausente, posando para Goya en 1800. Estamos todos, incluido el primogénito -futuro Fernando VII- aunque quien destaca en el centro de la escena es la Reina pues ella es quien lleva las riendas de la gobernanza. Ella y su “protegido”…ya me entienden. Destaca una mujer sin rostro, futura esposa de Fernando que aún no sabíamos quién iba a ser, por lo que aparece con la cabeza vuelta. Detrás mi hermano Antonio Pascual (un vividor). Todos los hombres portamos la Orden de Carlos III y algunos el Toisón de Oro, mientras que las damas visten a la moda Imperio.
Alrededor de esta obra existe mucha literatura ya que algunos consideran que Goya intentó ridiculizar a los personajes regios y no es cierto, ¡! es que éramos así ¡!
Nos recoge como si de un friso se tratara en tres grupos para dar mayor movimiento a la obra, envolviendo todas las figuras en una especie de niebla dorada que relaciona el cuadro con “Las Meninas” pues en cierta forma copia la estructura pictórica de Velázquez con la diferencia de que Goya renuncia a los juegos de perspectiva para diferenciar los distintos planos en profundidad.
Francisco de Goya y Lucientes fue capaz de reflejar el convulso periodo histórico que le tocó vivir, particularmente la Guerra de la Independencia, con una colección de estampas que es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas. Gran popularidad tuvo su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. Sin embargo su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo): las “Pinturas negras” en las que anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcaran el siglo XX.
Salud y república.
6 comentarios:
Manué, me he hartado de reir las dos veces que lo he leido.
Esos que escriben sobre política deberian aprender y dejar de darnos el tostón y escribir cosas como esta que nos divierta. Vaya golpe has tenido.
S.J.
pues yo no estoy de acuerdo con que se escriban para meterse con la monarquia y nuestros reyes Borbones, ni hacer gracias sobre nuestra historia. Voy a derivar este comentario al sindicato Manos Limpias y a la casa Real. No es que yo dude de la honradez profesional de Manolo Mata pero no se donde vamos a llegar.
Y si ahora los del Podremos se juntan con los del PSOE pues a ver. Con lo mal que se han llevado hasta ahora. Gracias Bernardo por poner lo que yo pienso.
Muy bueno el artículo de Mata, los comentarios deprimentes, nos los merece este artículo, en muchos pueblos hay cosas para derivar al sindicato Manos Limpias, un poquito de respeto y no dar ideas, cuidadin!!!! con decir lo que se piensa si puede ir en tu contra, que no se puede escupir para arriba que te cae la saliva en la cara.
Gracias Bernardo por poner lo que pienso.
Pues yo creo que el que dice que va mandarlo al sindicato ese lo dice con mucho cachundeito. Y si no leer los comentarios de lo del hospital de Lepe.
Qué montón de zampabollos seguimos pagando sin dar un palo al agua. Una excelente descripción que tiene la virtud de llevarnos a muchas reflexiones. Enhorabuena Manolo.
Sin dar un palo al agua? Yo no cambio mi vida por la del Rey ni de coña, te has parado a pensar en las exigencias de protocolo, de nivel cultural, académico que se le exige? No tener apenas intimidad, no poder pasear libremente sin 4 personas rodeandote, pues eso ni de coña.
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