En esta ocasión –queridos amigos- me propongo –os propongo- que, al menos una vez, nuestro balance de final de año se reduzca al recuento de los datos positivos, a los momentos efímeros pero saludables, en los que nos hemos sentido contentos. Me refiero a aquellos comportamientos que, sencillos y quizás espontáneos, nos han resultado gratificantes, saludables y nutritivos.
Podríamos recordar, por ejemplo, las sensaciones hondas que nos produjeron la contemplación, simplemente, de este cielo tan azul, de este mar tan cambiante y de este clima tan suave. Me refiero a esos hechos que, aunque ajenos a nuestra voluntad, favorecen nuestra sobre-vivencia y nuestra con-vivencia.
Ya sé que suena a tópico excesivamente cursi, pero no tengo más remedio que re-vivir, sobre todo, aquellas circunstancias concretas en las que expresamos amor, cariño y amistad. Permitidme, por favor, que os repita que os quiero. Un beso.
1 comentario:
Amable viejo profesor
De alma noble y gran corazón
Dichosos los que han sido
En el tiempo sus discípulos
Dichosos los hoy son
Sus compañeros, sus amigos
Dichosos podemos sentirnos
Los que leemos sus artículos
Gracias Amable viejo profesor
Por todo lo que nos ofrece
Por todo lo que nos aporta
Por todo lo que de Vd. recibimos
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11.05.16
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Antonio. -El niño del Corchado-
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