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S. TUBIO
La Guardia Civil detiene a 33 personas, 27 de ellos en Jimena y Algeciras como miembros activos de una red que funcionaba con células independientes
La Guardia Civil ha detenido a 33 personas supuestas integrantes de una red dedicada al tráfico de hachís, que se financiaba a través del tráfico ilegal de seres humanos por el Estrecho de Gibraltar. Fuentes de la Benemérita han confirmado que 27 integrantes de dicha red fueron apresados en la comarca del Campo de Gibraltar (dos en Jimena y 25 en Algeciras).
La operación, denominada 'Almina', también se ha desarrollado en la provincia de Málaga y se ha saldado con la intervención de casi cuatro toneladas de hachís y la incautación de tres embarcaciones, vehículos y otros efectos valorados en siete millones de euros.
Los implicados son españoles, marroquíes, belgas y colombianos, pertenecientes a una red que estaba estructurada en varios grupos sin vinculación entre ellos y con capacidad para operar de manera independiente. La Benemérita cree que con esta forma de organización se garantizaban permanecer activos aunque cayeran algunos de sus miembros.
Tras varias pesquisas, que se han prolongado durante más de un año, los agentes comprobaron que la organización trasladaba el hachís mediante un barco nodriza desde las costas africanas a alta mar, desde donde lo transbordaban a otras pequeñas embarcaciones que eran las que entraban con los cargamentos en la costa gaditana.
La droga recorría el itinerario habitual que utilizan las redes de narcotráfico locales. Tras ser alijada en la playa, es enviada a naves o locales donde otro grupo se encarga de su custodia hasta que es comercializada en España o enviada al resto de Europa.
Hacer negocio con el drama
La pecualiaridad de esta red, que la Guardia Civil da por desmantelada al completo, es que tenían una vía alternativa de financiación a través del tráfico ilícito de personas. Uno de los grupos se encargaba de este cometido, de introducir a inmigrantes irregulares en la península previo pago.
Los narcos recurrían a los mecanismos habituales: dobles fondos practicados en vehículos donde los inmigrantes se escondían hasta pasar la frontera. Si no eran descubiertos, la organización los mantenía retenidos en zulos hasta que su familia pagaba por el rescate.
De esta célula de la organización formaba parte un trabajador portuario de Marruecos que facilitaba el tránsito de los camiones y dificultaba su inspección por parte de las autoridades policiales.
Esta persona fue detenida en Marruecos, a la vez que los agentes consiguían liberar a un inmigrante «que se encontraba exhausto en el momento del rescate». Según se desprende de la investigación, la red habría trasladado hasta España al menos a doce marroquíes.
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