miércoles, 10 de diciembre de 2014

"El enigma de la Atlántida, dignidad vs corrupción…", por Eduardo Navarro Er Pedagogo Jimenato

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EL VIEJO sabio ateniense Solón, “el más sabio de los siete sabios”, consiguió una gran fortuna y una brillante formación cultural en los viajes que realizó en su juventud. En uno de ellos, los sacerdotes egipcios de Sais le contaron la historia de la civilización de la Atlántida. Critias había oído contar la historia de su abuelo, que a su vez, le había sido transmitida por Solón.

Platón recoge en sus diálogos de Timeo y Critias esta leyenda, que la relata Critias:
Nueves mil años atrás hubo una guerra “entre los pueblos que habitan más acá y más allá” de las columnas de Hércules: Atenas y la federación de reyes de la Atlántida. La Atlántida, que se sumergió en el mar por causa de terremotos, tenía un tamaño más grande que la Libia y el Asia.

Desde entonces la Atlántida ha suscitado diferentes opiniones, escritos o teorías, así como miles de artículos y cientos de libros sobre esta temática. De la misma manera que se crea una denodada polémica por el hecho de su propia existencia, entre atlantitas y antiatlantista. Entre ellos el discípulo de Platón, considerado como uno de los más grande filósofos del mundo antiguo, Aristóteles, que la llegó a considerar como una fábula de su maestro.

Además, se añade, que esa polémica llega a extenderse acerca de su situación geográfica. Algunos, como el propio Platón, piensan que está sumergida en el océano Atlántico, otros que incluso está enterrada bajo el desierto del Sahara. Entre las innumerables teorías, por la relación directa con esta zona, encontramos las referidas a Tartessos y a nuestra tierra, al sur de España.

De hecho, las referencias a las columnas de Hércules tiene una clara delimitación geográfica, Gibraltar y la montaña africana, que el héroe griego había separado creando el El Estrecho de Gibraltar, de tal forma que es la única forma de acceder al Atlántico a través del Mediterráneo.

Así que en algunas teorías, se trataba de una civilización anterior a Tartessos, con conexiones con esta civilización, ubicándose en el sur peninsular. En este documental de National Geographic, la sitúa en las marismas de Doñana:

En donde el investigador, Richard Freund, nos comenta que la Atlántida podría haber sido destruida por un tsunami. La investigación se inicia porque unas imágenes tomadas por satélites muestran unos círculos, que marcarían la estructura de la ciudad perdida, en Doñana, que podrían ajustarse a la descripción que hace Critias en los diálogos de Platón. No obstante, de este mismo trabajo de Freund encontramos tantos simpatizantes como detractores.

Con respecto a la Atlántida, así como a situarla en Andalucía o cualquier otro lugar en donde se le ha ubicado, debemos recordar que al investigador alemán Shielemann se le negó la evidencia de haber descubierto la ciudad de Troya, que hasta entonces se situaba en lo épico, sin considerar que la épica de Homero se sustentaba en hechos que había sido reales.

Aunque lo cierto, independientemente de que nos encontremos ante la posibilidad de su existencia, también aquí en nuestra tierra,  así como el hecho que pudiera existir un relación con Tartessos, que la Atlántida en los diálogos de Platón contiene un mensaje pedagógico y ejemplarizante muy explícito. Zeus, el dios de los dioses, quiso aplicar un castigo a la civilización de la Atlántida, porque ya fuera una fábula o estuviese basada en hechos reales, ya fuese un tsunami, meteorito o series de terremotos, se pasó desde la opulencia de una civilización avanzada a su desaparición completa.  

El día anterior Sócrates había conversado con Timeo y Hermocrátes, se preguntaban si podía existir un estado ideal, lo que hace recordad a Critias el relato que Solón le había contado a su abuelo, encontrando una constitución con características que podrían cumplir ese ideal, en una civilización que Atenas había conocido hacía 9.000 años.

Para Platón, la Atlántida había sucumbido a la injusticia y la corrupción, a cambio de poder y riqueza, la opulencia frente a la pérdida de la virtud que conlleva un castigo de los dioses, que aparece, no sólo en Platón, también en la tradición hindú, los aztecas, la tradición hebraica con el Diluvio del Antiguo Testamento o  los relatos de Gilgamesh, de tradición sumeria, entre otros, que apuntan a civilizaciones muy avanzada que fueron destruidas por catástrofes geológicas, como un castigo de los dioses y que pusieron las bases para el renacimiento de nuevas civilizaciones.

Todo un mito, todo un conflicto entre dignidad y corrupción, entre justicia y riqueza, muy emergente hoy en día en nuestra sociedad, al final no puede ser casualidad que tantos pueblos tan distintos, ya sea cultural, antropológica o temporalmente coincidan en la esencia de esta fábula, como los sumerios, hebreos, griegos, hindús, aztecas, cristianos, etc., para que acabemos necesitando transmitir de nuevo este mito platónico, en una sociedad que ya sea en sus instituciones de poder o en sus universidades, que siga tomando las ansias de poder o la acumulación de riquezas, como sus  rasgos más distintivos.

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