sábado, 17 de marzo de 2012

"El poder de los que opinan del poder", por José A. Hernández Guerrero

Aunque el deseo de poder consiste en esa irreprimible fuerza que nos impulsa a todos los seres para seguir existiendo y creciendo, cuando, en la actualidad, hablamos de “la voluntad del poder”, nos solemos referir a esa ansia irrefrenable que sienten algunos de organizar la vida de los demás de acuerdo con sus ideas y deseos. En esta ocasión no sólo señalo a los políticos sino también a los llamados “líderes de opinión” y a los que, por estar en posesión de la mayoría de los recursos económicos, están convencidos de que son ellos los que han de determinar el curso de los acontecimientos.
Me refiero a los que AlainTouraine designa como a “la omnipotencia de los amos del dinero y de lainformación”, esos señores que, a veces, luchan hasta la extenuación convencidos deque poseen el derecho inalienable de influir en las ideas, en las sensaciones,en los sentimientos, en las imaginaciones y en la voluntad del resto de lacomunidad. En mi opinión, también ocurre que, en ocasiones –incluso los que sedicen agnósticos- se sienten impulsados por un deber “sagrado” que les obliga“moralmente” a entregar su tiempo, a gastar sus energías y a complicar susvidas con la “noble” pretensión de “salvar” a sus conciudadanos. No pretendoafirmar que, en nuestras sociedades, existan todavía quienes creen que esas“vocaciones” proceden de alguna fuente suprahumana, pero no estaría de más querecordáramos que, si los políticos son meros “representantes” de losciudadanos, los periodistas y los acaudalados economistas son simples“intermediarios”.
Ya sabemos que los políticos, para obtener laconfianza de los ciudadanos, han de generar unas opiniones favorables sobre susideas políticas, sobre sus capacidades intelectuales, sobre sus competenciasprofesionales, sobre su sensibilidad social y, en especial, sobre su coherenciaética, a partir de sus comportamientos, pero no deberíamos perder de vista quenuestras opiniones están mediatizada, en cierta media, por las informaciones ypor los juicios que emiten los periodistas y las empresas de creación, dediseminación y de intercambio de mensajes. Es ahí donde reside el formidablepoder de estimular unos deseos que determinen el sentido de los votos. Por esonosotros, los lectores, hemos de exigir a los medios de comunicación, no sóloun alto nivel de competencia profesional sino también una independencia visibley una valentía contrastada para transmitir informaciones veraces y paraelaborar juicios libres y rigurosos.
---
*** Enviado por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Director del Club de Letras de la Universidad de Cádiz, escritor y articulista.

No hay comentarios: