Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
El senador, que dejará de serlo tras cinco legislaturas, reconoce que es muy difícil que el Foro vuelva a reunirse tal cual pero ha solicitado a Exteriores un encuentro con representantes de la colonia
J.J. GONZÁLEZ
José Carracao abandona la política. Atrás deja más de tres décadas de intensa actividad en las que ha sido alcalde de Jimena, presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y senador por Cádiz durante las últimas cinco legislaturas, lo que le ha llevado a ser uno de los tres miembros más veteranos de la Cámara Alta.
-A muchas personas les ha sorprendido no verle en la próxima lista electoral del PSOE al Senado, después de tantos años. ¿Cuál es la razón de ello?
-Precisamente todos esos años. Formo parte de una generación política que empezó en esta actividad muy joven -yo lo hice con 28 años- y ya acumulo 33 dedicado a la política institucional y, claro, aunque uno se encuentre bien físicamente para seguir prestando servicio al partido y la sociedad, entiendo que la edad limita mis posibilidades y eso me lleva a pensar que es necesario dejar paso a gente más joven.
-Entiendo, por tanto, que se trata de una decisión estrictamente personal.
-Así es. Ya el pasado año accedí a la jubilación en mi actividad profesional con el objetivo de poder reflexionar mejor sobre qué camino iba a seguir. Es decir, que es algo que he ido madurando en estos últimos meses y al final he preferido no optar a la posibilidad de renovar una legislatura más.
-Me imagino que habrán sido muchas las iniciativas en las que, como senador, ha participado desde el año 1993 y que en el diario de sesiones habrán quedado reflejadas. Pero alguna tendrá para usted especial recuerdo...
-Sin duda, algunas de las que han resultado beneficiosas para el Campo de Gibraltar. Hace escasas fechas coincidí con un ex directivo de la gran industria de la comarca que me dijo que yo seré siempre su senador porque gracias a mi intervención llegó a la zona el gas natural. Gestiones como esa, que además te reconocen los ciudadanos, tienen un significado especial. Pero también he interpelado a miembros de los gobiernos del PP, como Mariano Rajoy y Álvarez Cascos, y gracias a una de ellas conseguí sacarles el compromiso de que si la Junta de Andalucía costeaba la construcción de la A-381 entre Jerez y Los Barrios, el Gobierno central incluiría en el Plan de Infraestructuras 2000-2007 el desdoble de la N-340 entre Algeciras y Vejer. Fue en esa intervención en la que surgió la promesa de Cascos de negociar con el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, esa solución para desbloquear la construcción de ambas carreteras. No he sido de los senadores que se hayan significado por abusar de las interpalciones por el hecho de quedar en el expediente de cada uno, pero sí he presentado muchas iniciativas relacionadas con la provincia de Cádiz y, particularmente, con nuestra comarca.
-No obstante, se le va a recordar más, o por lo menos asociar, por su trabajo en Defensa y, sobre todo, Exteriores.
-Es cierto que en mi primera etapa como senador estuve muy activo en asuntos relacionados con la Defensa y que he mantenido una estrecha vinculación con los sucesivos gobernadores militares del Campo de Gibraltar, figura cuya continuidad, por cierto, defendí porque, aunque sea de un modo difuminado como ahora, sirve decontrapeso a la presencia del gobernador británico de Gibraltar. Los asuntos militares tienen en nuestra zona una importancia vital porque el control del Estrecho es muy importante. Y de Exteriores sólo puedo decir que ahí figura otra de esas intervenciones de las que más enorgullezco, si no la que más, por las que antes me preguntaba, como fue la del acuerdo de los pensionistas españoles de Gibraltar, con aquella medida que permitió destinar para el colectivo adelantos que superaron los 3.000 millones de las antiguas pesetas. De mi puño y letra escribí después una carta dirigida a Chaves para que también los herederos de esos ex trabajadores ya fallecidos pudiesen cobrar y hoy sólo tengo pendiente la espinita de dos casos concretos de San Roque a los que no se pudo arreglar el problema.
-Hablando de Gibraltar, se retira cuando el Foro de Diálogo, del que ha sido firme defensor, parece muerto.
-Yo no creo que esté muerto, en todo caso invernando no sabemos por cuánto tiempo, porque estoy seguro que el diálogo con Gibraltar, con el PSOE o con el PP, no sólo no se va a romper sino que continuará. Es muy difícil que el Foro vuelva a reunirse como tal porque el PP lo ha cuestionado, pero de una manera o de otra se va a seguir hablando. Particularmente, ya he pedido a la ministra Trinidad Jiménez la convocatoria de una reunión que presidirá el secretario de Estado Juan Antonio Yáñez y a la que creo deberían asistir representantes de la oficina de Gibraltar, la alcaldesa de La Línea, el diputado Salvador de la Encina y mi amigo Ángel Liberal, experto militar. Pero insisto que el PP no podrá romper nada, puesto que a los gibraltareños hay que darles voz salvo en el tema de la soberanía, que corresponde sólo a España y Reino Unido. Eso sí, la fórmula dos banderas tres voces está condenada al fracaso porque ya fue rechazada en su día.
-Sin embargo, hay quien piensa que la actual fórmula le ha dado demasiado vuelo a Caruana.
-He sido el primero en advertir que lo estábamos endiosando y que había que escuchar también a la oposición democrática del Peñón. Pero dicho esto, no se puede obviar que hay que sentarse con los representantes de la población gibraltareña y Caruana lo es hoy en día. De él tengo que reconocer que ha tenido algunos gestos muy valientes que luego no ha rematado porque ha terminado siendo presa del listón colocado por el discurso nacionalista de Bossano. Caruana sí ha aceptado que a España le asiste el derecho a presentar propuestas sobre el futuro de la colonia; otra cosa es que quiera conocerlas y estar de acuerdo con ellas.
-Gibraltar está inmerso ahora en un periodo electoral y parece que Fabian Picardo tiene muchas opciones de acceder a Convent Place. ¿Cree que ello variaría la actual situación en las relaciones con España?
-Para nada, porque en Gibraltar todos los partidos están de acuerdo en exigir a Reino Unido que no devuelva la soberanía a España. Sin embargo, allí también hay mucha gente que, aunque no lo reconozca en publico, quiere un acuerdo con nuestro país porque beneficia a sus intereses. Yo también creo que Picardo tiene muchas posibilidades de convertirse en el próximo ministro principal y lo veo como una persona afable y que desea marcar líneas de colaboración.
-Cambiemos de tercio. Empiezan a oírse voces que claman por la disolución del Senado, al que tildan de innecesario por sus actuales funciones....
-Sí, pero son todas voces que parten de la ignorancia y del desconocimiento. En el Senado se hacen muchas cosas, pero es una Cámara que tiene poco eco porque los pesos pesados del parlamentarismo están en el Congreso. El Senado, por ejemplo, mejora las leyes que vienen del Congreso. Lo que sí soy partidario es de su reforma para que pueda aprobar leyes que tengan una dimensión territorial sin necesidad de que intervenga el Congreso, pero el PP no ha querido que se haga. Su desaparición es una demagogia que surge en momentos de crisis y cuyos motivos nadie argumenta.
-¿Qué análisis hace a priori de las próximas elecciones generales del 20-N, que su partido afronta con encuestas desfavorables que presagian una mayoría absoluta para el PP?
-Lo que más me preocupa es que los campogibraltareños perdamos la representación parlamentaria que ahora tenemos y por eso creo que sería muy importante que aquí se votase en clave comarcal. Mi compañero Salvador de la Encina, un magnífico diputado y un incansable trabajador, José Ignacio Landaluce y yo hemos sabido remar en la misma dirección cuando ha hecho falta defender los intereses del Campo de Gibraltar, tanto desde el gobierno como desde la oposición. Aunque lo que trasciende más en los medios de comunicación y de cara al exterior son las discrepancias, le puedo asegurar que nos hemos reunido multitud de veces y que hemos tomado muchos cafés juntos en un trabajo sordo gracias al cual los parlamentarios campogibraltareños hemos sido capaces de solucionar miles de asuntos que afectan a nuestros conciudadanos. De ahí que me inquiete la posibilidad de que la comarca pierda representación tras estos nuevos comicios y, por supuesto, me agradaría enormemente que mi compañera Paola Moreno saliese elegida senadora.
-Su retirada de la política institucional, ¿lleva aparejado también su abandono de toda actividad pública, incluida la orgánica?
-Sin duda. El día que deje mi escaño empezaré a vivir otra vida más personal, a dedicarle a mi mujer el tiempo que no le he podido prestar durante todos estos años y a tener más espacio para actividades que me llenen intelectualmente. Por supuesto mi partido podrá seguir contando conmigo, como no podía ser menos, de la misma forma que yo he recibido durante décadas el apoyo de los compañeros, sobre todo de los de la agrupación de Algeciras, pero la retirada de los cargos orgánicos es un paso atrás que ya dí hace tiempo y ahora no pienso volver. Será una ayuda diferente, en especial a Rafael España, un referente claro del PSOE en la comarca y principalmente en Algeciras, cuya labor no se puede tirar por tierra por haber cosechado unos malos resultados en las últimas municicipales. A Rafael hay que hacerle justicia, ya que gracias a él recuperamos en su día laAlcaldía algecireña y además ha convertido la agrupación en una de las más importantes de la provincia.
-Pero no me negará que su partido está ahora dividido, que hay voces discrepantes, que se cuestionan los procesos de elección de candidatos, que el futuro inmediato del PSOE es oscuro...
-No existen más voces discrepantes que en otras épocas y siempre parten de personas que exigen ir en las listas, como si éstas no tuvieran unos procesos de elección y unos órganos encargados de ellos. Son gente que siempre se aprovecha de este momento para hacerse notar y que recibe apoyo en los medios de comunicación, que suelen prestar más atención a las minorías que a las mayorías por aquello de ayudar al débil. No es justo que formen tanto jaleo. Si un grupo de compañeros no está de acuerdo con esos procesos, es legítimo, pero si acuden a la prensa le hacen daño al partido. Aún recuerdo como en noviembre de 1982 el llamado sector pizarrista, en el que me integraba, perdió el congreso provincial con un respaldo del 47% frente al 53% de los guerristas. A partir de ahí comenzamos a trabajar internamente hasta que logramos darle la vuelta tiempo después. Claro que los partidos deben ir renovándose siempre, incluso con personas procedentes de otros ámbitos, pero nunca a cambio de obligar a retirarse a quienes han trabajado duro por ellos.
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