Enviado por Juan Riscos desde San Martín del Tesorillo.
Entre tantas ataques que se ven a diario al inmobiliario urbano, hoy quiero destacar uno que a mi entender ralla lo absurdo.
Vemos como la gente se lleva a casa cualquier planta o flor que se decoran nuestro pueblo. Apoderarse de lo ajeno es cotidiano verlo. Pero lo visto el domingo en la plaza, es de los más curioso.
En la madrugada del sábado de feria, alguien le gusto una maceta que esta ubicada en la plaza de la constitución y tomo la determinación de llevársela a casa. Contado así no es noticia, pero lo “gracioso” del tema es que es una maceta que estaba pegada con cemento a un pilar y que pesa lo suyo. Para despegarla hace falta martillo y cincel que rompa el cemento (ver foto).
Entre tantas ataques que se ven a diario al inmobiliario urbano, hoy quiero destacar uno que a mi entender ralla lo absurdo.
Vemos como la gente se lleva a casa cualquier planta o flor que se decoran nuestro pueblo. Apoderarse de lo ajeno es cotidiano verlo. Pero lo visto el domingo en la plaza, es de los más curioso.
En la madrugada del sábado de feria, alguien le gusto una maceta que esta ubicada en la plaza de la constitución y tomo la determinación de llevársela a casa. Contado así no es noticia, pero lo “gracioso” del tema es que es una maceta que estaba pegada con cemento a un pilar y que pesa lo suyo. Para despegarla hace falta martillo y cincel que rompa el cemento (ver foto).
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Se por mi madre que es una enamorada de las plantas, que lo bonito es plantar y ver crecer una flor. Seguramente al caballerete que se llevo el macetón, le ocurrirá igual que a mi. Que se me pierden todas las macetas. Pero lo desagradable del asunto es el disgusto de la dueña que lleva 18 años cuidando con esmero esa maceta para perderla de la noche a la mañana.
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