lunes, 19 de abril de 2010

El ex alcalde de Tesorillo, Casuso, se queja al alcalde de Jimena del estado de abandono de la Casita de Campo

Leído en Noticias de Tesorillo y Secadero. Por su interés reproducimos esta noticia.
CARTA ABIERTA AL ALCALDE‏ DE JIMENA (POR JOSÉ MARÍA CASUSO)
Buenos días Alcalde. Hola Pascual.
He entrado en el blog local del partido en Tesorillo, y la nostalgia de quien ha nacido y crecido disfrutando de un pequeño espacio, enigmático en su niñez, acogedor en su juventud y posteriormente histórico, querido y añorado, que fue y es punto de encuentro de las miradas desde las calles Real y San Pedro, me lleva a remitirte unos recortes de las fotos de tu visita a las nuevas obras de acondicionamiento de la zona que, con alegría por un lado y tristeza por otro, he contemplado esta mañana de domingo.
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Sinceramente pienso que con ELA o sin ella, no se puede comprender cómo un Ayuntamiento que se precia de su historia, sentimiento demostrado año tras año con la organización de Las Jornadas Históricas y de Arqueología, ha podido consentir que este "pequeño espacio", bastión de La Casita de Campo y lugar de encuentro y pasión de muchos tesorilleros y tesorilleras, esté siendo destruido por el paso del tiempo con las posibilidades técnicas y administrativas que existen para evitarlo.
No obstante, conforta a mis sentimientos la esperanza de que en los presupuestos de las obras que se realizan actualmente en sus proximidades, ya que no se haría en los de la calle San Pedro, esté recogida una partida para su restauración. A lo que creo que no se deberán oponer sus propietarios.
Sin entrar en si es un espacio público o privado, particular o público, sí se puede asegurar que lo es histórico para este pueblo, “trocito” del municipio, que merece se le dedique una mirada a su historia, no tan antigua como la de Jimena pero presente y querida, en pasado y presente, por sus artífices reales ¡los tesorilleros y tesorilleras!
Personalmente, no me gustaría verlo reconstruido un día si sus carcomidas maderas tienen que ser sustituidas inexorablemente porque “nadie” se preocupó de mantenerlas. Afortunadamente, su muerte no es inevitable como la de las palmeras, otra fuente de nuestra historia.
A estas alturas de mi exposición, sólo me queda pedirte que la tengas en consideración y que si, ya no lo has hecho, busques la manera de que la celebración vecinal por la contemplación de la calle arreglada no se vea ensombrecida por la visión que presenta actualmente “este rincón histórico”.
Un abrazo.
José María Casuso López

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