Artículo de opinión remitido por AGADEN, donde expresa su "tirria" por este señor y por su paisano Carracao por estar vendiendo la comarca a cambio de vivir bien.
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Cuán buena es la coherencia en el discurrir de las personas. Me contaba Maese Juan, mi sabio y sugerente asesor, que hace unos años, el adoptado diputado de origen ceutí, Salvador de la Encina, hombre de singular fortuna, ya demostró, en anterior ocasión, tener una sensibilidad bien adaptada.
Unas cuantas asociaciones conservacionistas, organizaron una marcha de protesta a una zona alta del parque natural de Los Alcornocales, de especial protección, dirigida a evitar que se colocara un radar en los llanos del Juncal, no muy lejos de las fuentes del río de la Miel. El terreno exige la marcha a pie o en un buen todoterreno que fue lo que utilizó el diputado para dejándose acompañar por una nutrida corte de chicos de la prensa, incluidos cámaras y fotógrafos, esperar la llegada de la marcha, cuyos animosos componentes se quedaron perplejos ante tan grata e inesperada presencia.
---Salvador de la Encina-
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Nada hay comparable a la sensación de encontrarse a un diputado de las Cortes Generales esperándote en zona verde. Como si se tratara de su mismísimo maestro, Rodríguez Zapatero, De la Encina les dio una arenga de padre y muy señor mío, en la que resaltó el valor ecológico del territorio asegurando a los cansados de a pie que aquello no lo tocaría ni el Obispo.
Unos meses después, empezó a entonar lo de digo Diego donde dije digo y Defensa acabó colocando el radar. Nuestro diputado se apresuró a espetar en un medio amigo, con ese entusiasmo que caracteriza a los que están convencidos de lo que dicen, que el radar era una necesidad imperiosa para el control del estrecho. Ahora el diputado se afana en otra maniobra semejante.
El turno es para el Pinar del Rey, sobre el que nuestros administradores públicos han puesto los ojos a fin de paliar los problemas de circulación del arco de la bahía. El proyecto de autovía prevé el paso del viaducto por el vértice sur del pinar, así que De la Encina asegura que no pasa por allí sino por el cielo. Que en el pinar sólo se pondrán unos pilares de nada. Es como lo del aparcamiento de la Escalerilla en Algeciras que, como todo el mundo sabe, está en el subsuelo.
En el Pinar del Rey hay alrededor de una decena especies protegidas, entre ellas el Quercus canariensis, o quejigo, y la Drosophyllum lusitanicum, una planta insectívora de extraordinario interés ecológico. No sé si nuestro diputado ha pensado replantarlas en el descansillo del Congreso en el que habita, pero no me extrañaría que algo así se le ocurriera a la vista de la manifestación que mañana está convocada a las doce en la plaza de la Iglesia en San Roque. Claro que como a los manifestantes ya les hizo la pirula en los Alcornocales, ahora va a tener por lo menos que enseñarles las macetas.
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