sábado, 14 de marzo de 2009

Un trasplante libra a un niño algecireño de padecer una enfermedad congénita

Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
Los médicos del Virgen del Rocío logran por primera vez en el mundo que células madre del cordón umbilical de un niño permitan a su hermano afrontar con éxito una anemia severa que amenazaba su vida
Noelia Márquez
Con siete años recién cumplidos, el pequeño Andrés se ha liberado de una grave enfermedad congénita (beta-Talasemia major) gracias a Javier, el primer bebé libre de tara genética capaz de curar a su hermano mayor mediante las células madre de su cordón umbilical. Javier nació el pasado día del Pilar y era la única alternativa para encontrar una terapia contra la enfermedad de Andrés. La última esperanza que ahora se ha convertido en una realidad en el Hospital Virgen del Rocío tras el éxito de un pionero trasplante de médula. Andrés recibió el alta el 18 de febrero y se recupera en su casa, en Algeciras. Un hito en la historia de la Medicina.
Para los padres de los dos pequeños, Soledad Puertas y Andrés Mariscal, es muy complicado explicar los sentimientos que comparten al saber que su hijo mayor se ha curado de una enfermedad que concedió a Andrés sólo 35 años de vida. "Me siento muy feliz, mi hijo está más fuerte y tendrá una vida normal", comentó su madre. Todo gracias a su segundo bebé, un héroe de cinco meses. Javier nació en octubre de 2008 gracias a una puntera técnica de reproducción in vitro (Diagnóstico Genético Preimplantatorio) que no sólo eliminó la enfermedad de la que son portadores sus padres, sino que además permitió dar una alternativa de curación al hermano mayor.

Cuando sólo era ocho células, Javier fue el preembrión seleccionado por expertos en Genética por ser compatible al 100% con Andrés. A los nueve meses, Javier nació. Su cordón ha salvado a su hermano. Casi un milagro hecho realidad gracias a la investigación, a los avances en Genética y a las técnicas de Reproducción Asistida.
La consejera de Salud, María Jesús Montero, se mostró ayer orgullosa de este avance en el Virgen del Rocío e incidió en que Andalucía es la única comunidad autónoma que ofrece "el Diagnóstico Genético Preimplantatorio en su cartera de servicios". Montero añadió que en estos momentos "otras tres familias han solicitado esta técnica para liberar a sus hijos de enfermedades hereditarias".
Gracias a esta técnica innovadora, Andrés vivirá como cualquier persona sana. "Me siento muy feliz" es la frase que más repitió ayer su joven madre. "Mi hijo ahora tiene ganas de jugar, sonríe más, está más fuerte", comentó ante una nube de cámaras que captaron un momento entrañable protagonizado por esta familia y por el equipo médico que la atiende. El éxito de este caso "demuestra que los sueños se cumplen, con esperanza, con fe y con mucho esfuerzo", expresó Guillermo Antiñolo, director de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal en el Virgen del Rocío. Es cierto.
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Andrés puede llevar a partir de ahora una vida libre de la beta-Talasemia mayor, una grave enfermedad que lo tenía condenado a las continuas transfusiones de sangre que necesitaba para sobrevivir. Su hermano pequeño le ha dado el regalo de la curación. "Teníamos que acudir una vez cada tres semanas al Hospital Punta de Europa (Algeciras) para las transfusiones de sangre", recuerda el padre. La anemia congénita severa que sufría Andrés (beta-Talasemia major) es una grave enfermedad de la sangre que provoca problemas al organismo para fabricar hemoglobina, el componente de los glóbulos rojos encargados de transportar oxígeno. Este problema, de origen hereditario, obliga a los pacientes, desde la lactancia, a acudir periódicamente al hospital para someterse a transfusiones de sangre. "Aunque la esperanza de vida de estos enfermos es de unos 35 años, nuevos tratamientos están logrando elevar esta edad", explicó ayer Álvaro Urbano, jefe de servicio de Hematología del hospital sevillano.

Las continuas transfusiones de sangre provocan depósitos de hierro en el corazón en estos enfermos, que terminan desencadenado problemas añadidos en el corazón. La forma de muerte más común de esta patología son las complicaciones cardiacas que provoca. La única alternativa contra este mal es un trasplante de médula. Con el trasplante de los progenitores hematopoyéticos (células madre de la sangre), Andrés ya no tendrá que someterse a más transfusiones. Su propia sangre ya está sana.

Soledad y su marido recomiendan a todos los padres "que no duden" en optar por la selección preembrionaria para lograr curar a sus hijos. Frente a la polémica que desató un sector de la Iglesia que es contraria a este avance científico y terapéutico, Soledad afirmó: "Sólo puedo decir que yo respeto a todos. Y sólo he hecho todo lo que tenía que hacer para salvar a mi hijo". Andrés no sólo ha conseguido tener al hermano "que tanto quería tener", explica su madre, sino que además "se ha curado". Soledad entiende que cualquier madre se sometería a la reproducción in vitro para tener hijos sanos. Con una enorme sonrisa y con sus dos pequeños, esta familia partió ayer del hospital hacia su hogar en Algeciras con un sueño alcanzado.

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Editoriald del Europa Sur.

Soledad no ha hecho nada malo
SOLEDAD, la madre de Andrés y Javier, lo dijo ayer de la manera más sencilla posible: "Yo no he hecho nada malo, tenía mucha ilusión por tener otro hijo y, si encima venía para salvar a su hermano, pues no lo dudé ni un segundo". Andrés, que cumplió el jueves siete años, ya no tendrá que someterse a constantes transfusiones sanguíneas. El trasplante de sangre del cordón umbilical procedente de su hermano Javier se ha realizado con total éxito en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, y Andrés ya no padece la talasemia grave que le auguraba una vida corta, de no más de 25 años. Este hospital andaluz ha concluido con éxito las dos operaciones que los médicos decidieron como único modo de salvar la vida de Andrés: la selección genética del hermano que vendría a salvarle, Javier, y el posterior trasplante. Los médicos optaron por esta solución, avalada por la legislación y por un comité de científicos, puesto que no había ningún cordón umbilical compatible entre los once millones de donantes disponibles. Casi no había dilema: son dos vidas a cambio de ninguna, y es que, tal como expresó ayer Guillermo Antiñolo, el jefe de la Unidad de Genética y Reproducción Asistida del Virgen del Rocío, en este caso no hay debate ético, puesto que ese debate ya existió y concluyó con una ley que avala el Diagnóstico Genético Preimplantacional con el que se seleccionó un bebé libre de la enfermedad y con la creación de un comité de científicos que analiza caso por caso cada una de las propuestas terapéuticas. En todo caso, el debate se produce dentro del ámbito religioso, toda vez que la Conferencia Episcopal Española se manifestó en contra de esta técnica porque la considera una práctica eugenésica, aunque ello supusiera la salvación de una vida a la vez que se evitaba el nacimiento de otros bebés a los que sólo les esperaba una vida corta y muy dura. Tal como expresó ayer Soledad, la madre de los dos niños, se pueden respetar todas las opiniones y no obligar a nadie a hacer lo que no desea, pero su decisión, justa, está amparada por la ley. En este caso, claramente.

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