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DINOSAURIOS ENGREÍDOS
Es ya, cerca de una hora cualquiera. El verde campo se para, descansa y se baña, respirando frescura.
La parida lluvia se derrama, viva, fresca, cayendo desgranada desde su evaporada madre. Los animales guarecidos observan a los confiados y sin techo cubiertos solo de sí; con los ojos cerrados esperan al cálido resplandor del descampe. Las plantas se sienten seguras bebiendo en el bar del circo, en su ambiente, refugiadas dentro de la cúpula de su invernadero azul, hoy con matices de gris oscuro.
La autónoma naturaleza terrestre juega revoltosa en su canica de colores: disfruta, goza, sueña e inventa y piensa, no para de pensar despierta, en su supuesta orfandad señera, pestañeante, desconocida, desértica o no, eléctrica y atómica; increíblemente llena; cómica y cósmica, bella en su inmensidad y en sus peligros. Cómica…, ¡sí!, porque todo parece ordenado y simplemente lejano pero al alcance de la mano, y sin embargo, las distancias son inmensas, infinitas e incontroladas. Ella, interiormente piensa que tiene padre y madre, y muchas otras hermanas naturalezas contenidas en otros mundos naturales, ¡lástima que no pueda ver más allá!, sin embargo, se mandan cosas a través de agujeros redondos y negros por donde se llega desde un espacio a otro ¿Teoría cuántica?
1 comentario:
Increiblemente cierto. Qué son para el planeta 240 o 300 millones de años, unos minutos quizás? Cuántos seres ha creado en ese tiempo y han convividoeen su superficie, millones? Algunos o muchos tan dañinos y peligrosos para su salud como los dinosaurios y itros como el hombre. No le quedó más remedio que quitarse al dinosaurio de sus entrañas porque le estaba enfermando y asi se curó hasta que de nuevo tras mucho tiempo y experimentos logró crear a otros seres (el humano), el cual le ha resultado también tanto o más dañino que aquellos monstruos, incluido gigantes humanos, que poblaron a la Tierra. Por eso, pese a la tenaz resistencia, de nuevo ha de exterminar a esta nueva epidemia que como fallo de laboratorio se le venido encima corrompiendo su salud. Pues nada madre Tierra, continúa y que ¿Dios...? nos coja confesadas/os
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