miércoles, 9 de octubre de 2019

"La empleada del mes", por Julia Andrades

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La empleada del mes

Desde las estanterías del supermercado la observo, como cada día, con disimulo, intentando que no se percate de mi presencia. ¡Qué bonita es! Parece toda una señorita con esa camisa blanca y los labios coloreados de carmín. ¡Y cómo maneja la caja registradora!
La miro con ensimismamiento, reflexionando sobre cuánto ha logrado, hasta que me percato de qué hora es y efectúo mi compra, avisándola entonces de que ha de devolverme dos euros.

—¡Mamá, qué vergüenza! —replica con cara de enojo—. No olvides que soy mayor y que me han nombrado empleada del mes.

Salgo del establecimiento con un pellizco en el estómago y una sonrisa de orgullo. Mi niña, aquella a la que tardé en ver porque los médicos no se atrevían a explicarme que, además de un pan bajo el brazo, traía también un cromosoma extra, se ha convertido en una mujer. ¡Y qué mujer!
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Entrañable. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Felicidades Julia, por la inclusión que pretendes hacer ver!