miércoles, 28 de agosto de 2019

Fotos y vídeo: Un emotivo homenaje a Hamo Sasson, Lothar Bergmann y Quico Rebolledo inauguran las jornadas sobre arte sureño en la Casa Verde de Jimena

Jean Sasson, Paqui Ruíz, y Juana Barreno.
El miércoles pasado 21 de agosto con un emotivo homenaje a Hamo Sasson, Lothar Bergmann y Quico Rebolledo, dieron comienzo las jornadas Ciencia al Fresquito: "Descubriendo nuestra prehistoria a través del Arte Sureño" que organizaron la Casa Verde de Agaden, y la Universidad de Sevilla con la colaboración del Ayuntamiento de Jimena de la Frontera, y que se celebraron durante todo el fin de semana con diferentes actividades. -Ver programa-



Andrés Rebolledo fue el encargado de presentar el acto,  donde hizo un recorrido por la biografía de los tres homenajeados, cuya labor tanto ha aportado al municipio de Jimena, al Campo del Gibraltar y a nivel provincial. El acto también contó con la presencia del alcalde de Jimena Fran Gómez,  y de familiares como Jean Sasson, viuda de Hamo Sasson; Paqui Ruíz, viuda de Lothar Bergmann; y Juana Barreno, madre de Quico Rebolledo, a las que la organización entregó una placa de recuerdo:  
  • A Hamo Sassom por su lucha por el patrimonio arqueológico de Jimena de la Frontera.
  • A Lothar Bergman por su entrega constante en la protección, divulgacíón y puesta en valor del Arte Sureño en nuestra Comarca.
  • A Quico Rebolledo Barreno por su permanetente lucha en defensa de nuestros ríos, y medio ambiente
A continuación reproducimos las palabras de Andrés Rebolledo en el acto, así como fotos de las jornadas, y un vídeo con imágenes de los homenajeados.
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Hamo Sassoon, un hombre excepcional 
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El día cinco de julio falleció en Jimena el arqueólogo británico-canadiense Hamo Sassoon, a los 84 años de edad. Hamo, sobrino de Siegfried Sassoon (1886-1967), uno de los más renombrados poetas en lengua inglesa del siglo XX, llevaba veinte años residiendo en Jimena, a donde llegó en 1984 después de haber trabajado como arqueólogo durante 33 años en distintos países de África como Nigeria, Tanzania, Uganda y Kenia, siempre al servicio de su majestad británica.
Fue Oficial de Distrito en Nigeria (1951-1957), luego vicedirector del departamento de antigüedades de ese Protectorado británico (1957-62), posteriormente director del de-partamento de antigüedades de Tanzania (1963-68) donde colaboró con los estudios antropológicos y arqueológicos de los mundialmente famosos Louis y Mary Leakey. Más tarde fue director del departamento de antigüedades de Uganda (1969-73), en los sangrientos años de la dictadura de Idi Amin. Luego pasó a Kenia como director del Museo de Fort Jesús (1974-76) y entre 1976 y 1982 realizó investigaciones subacuáticas en aguas de Mombasa, al tiempo que realiza-ba para la UNESCO trabajos de consultoría en Nigeria y en Zimbabwe sobre la protección y conservación de los yacimientos y monumentos.
Tiene treinta publicaciones en inglés referentes a esta etapa, habiendo colaborado con prestigiosas instituciones como el British Institute of His-tory and Archeology in Eastern Áfri-ca y perteneció a la venerable Society of Antiquaries de Londres. Hablaba inglés, francés, alemán, árabe, hausa, swahili, portugués y español.
Basten estos breves datos biográficos para darse idea de la importancia científica de este británico senci-llo, humilde, que llegó a Jimena con 64 años y afrontó las dificultades de una nueva lengua y nuevo ambiente y que pronto empezó a investigar y frecuentar restos arqueológicos de Jimena y del Campo de Gibraltar. Siempre desinteresadarriente, ya que jamás cobró remuneración alguna por sus trabajos en España. Miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños, ha sido asistente o comunicante en prácticamente todas las Jornadas de Historia, de Arqueología y Patrimonio así como de Flora y Fauna organizados por este prestigioso Instituto, a los que ha presentado numerosos trabajos, publicados en la re-vista Almoraima.
Ecologista convencido y gran amante de la naturaleza, se ha integrado en equipos de amantes del Parque Natural de los Alcornocales, que también han presentado colectivamente trabajos a Jornadas del Instituto de Estudios. A él y a Lothar Bergman se les dedicaron las recientes Jornadas de Arqueología celebradas el pasado abril en Tarifa.
Ha publicado un libro y un folleto bilingües en la colección El Castillo de Jimena, ya que tenía gran interés en llevar sus conocimientos de la zona tanto a los lectores españoles como a los extranjeros, sobre todo a los británicos y facilitar su integra-ción cultural y social en el medio en que conviven en nuestra zona.
También ha sido un asiduo conferenciante en las Jornadas de Historia local de Jimena y a él se ha dedicado una de estas Jornadas. Modesto, generoso, dotado de una exquisita corrección, se ha integrado en la vida cultural local y comarcal y ha servido de nexo de unión de nativos y foráneos. 

Jimena y él Campo de Gibraltar acaban de perder a un hombre de una dimensión científica y humana excepcionales, con el que considero están en deuda de gratitud. En vida se grangeó un gran respeto entre la comunidad científica campogibraltareña, un entrañable cariño y admiración entre sus convecinos españoles y un enorme afecto y respeto entre la colonia extranjera residente en Jimena y en toda la zona, que tenían en Hamo un referente entrañable. Todos quisieron expresarle su último adiós asistiendo una nutrida representación de miembros del Instituto de Estudios Campogibraltareños, de arqueólogos llegados de distintas partes de Andalucía y de familiares y amigos venidos de diferentes partes del mundo.
Su sepelio fue todo lo singular y hermoso que requería el personaje: cánticos mozárabes, música de Beethoven, lecturas de fragmentos de poemas de su tío Siegfred Sassoon por parte de sus hijas, lectura de pasajes del Antiguo Testamento por parte de su entrañable amigo Federico Sánchez Tundidor y unas palabras de Kety Mauriz elogiando sus cualidades humanas y de consuelo a su fami-lia, yo mismo hablé como Cronista Oficial y en representación del Insti-tuto de Estudios Campogibraltareños y el alcalde Ildefonso Gómez co-mo máxima autoridad local y perfec-to conocedor de la obra de Hamo. Todo ello traducido al inglés por el traductor de este periódico Alberto Bullrich, como exigía un público mixto hispano-británico asistente al acto. Sus restos, cumpliendo su deseo, reposan en el castillo de Jimena, un castillo que tanto investigó, que tanto amó y que tanto nos enseñó a amar. 
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Lothar Bergmann, el ‘Quijote’ alemán que descubrió la ‘Altamira del sur’
Cuando Lothar Bergmann (Fráncfort del Meno, Alemania, 1947 – Tarifa, Cádiz, 2009) llegó al municipio tarifeño se quedó prendado de sus paisajes, de su clima y de su gastronomía. Y, poco después, de Francisca Ruiz, Paqui, la que terminó convirtiéndose en su esposa y compañera. Este alemán, que llegó a la localidad del Campo de Gibraltar a principios de los años 80 del siglo XX, es el artífice del hallazgo de más de 180 cuevas ubicadas entre las provincias de Málaga y Cádiz, con grabados realizados hace más de 20.000 años, un arte rupestre incluso más antiguo que el de las famosas cuevas de Altamira, y que vino a llamar arte sureño. Este Quijote, como él mismo se denominaba, luchó contra todos los molinos que se le pusieron en su camino, llámese vandalismo, llámese inacción de la Administración. Su empeño no era otro que preservar este rico patrimonio. “No se puede perder”, repetía una y otra vez.

“Sin la incorporación del arte sureño (a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco) no se puede hablar realmente de un Arco Mediterráneo dentro del arte rupestre. Le falta uno de los conjuntos más importantes de arte rupestre de Andalucía, de la Península Ibérica y del mundo”, reivindicaba machaconamente el espeleólogo e investigador alemán, especializado en el patrimonio rupestre. Estas declaraciones, concretamente, están recogidas en el documental llamado Lothar Bergmann y el arte sureño, del operador de cámara y espeleólogo Antonio Jesús Luque Rojas, producido por el servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz, en coedición con el Ayuntamiento de Tarifa.
Fue en 1998 cuando Bergmann empleó por primera vez el término arte sureño para definir al conjunto de arte rupestre que se encuentra en el extremo Sur de la Península Ibérica. Por aquel entonces, el alemán colaboraba con el Instituto de Desarrollo Regional en la elaboración del Estudio preparatorio del plan de desarrollo sostenible del Parque Natural de los Alcornocales, donde recogió la necesidad de realizar estudios exhaustivos en la zona y las medidas de protección y conservación que eran necesarias para poner en valor este importante patrimonio histórico. “Solo quien busca encuentra”, señaló Bergmann en el citado documental, añadiendo que “hay mucho más arte rupestre en sitios donde todavía no se ha encontrado por el simple hecho de que nadie ha empezado a buscar”.

La Cueva del Moro: el inicio de la “locura”
Su primer hallazgo fue la Cueva del Arroyo, en el término municipal de Tarifa, donde encontró pinturas esquemáticas y puntiformes. Aunque el más conocido e importante tuvo lugar en 1994, cuando descubrió la Cueva del Moro, el santuario Paleolítico más meridional de Europa. Un antes y un después en la vida de Lothar Bergmann y su encrucijada por la conservación del arte sureño. Los grabados de caballos que se encuentran en su interior, junto a otros signos y pinturas rupestres de tonos carmesí, hacen que, por primera vez, la Administración se tome en serio al alemán. A través del entonces director del conjunto arqueológico de Baelo Claudia, José Castiñeira, la Junta de Andalucía encargó los primeros estudios de arte rupestre en esta cueva, que confirmaron la existencia de las figuras encontradas por Bergmann y la antigüedad del hallazgo. Una primera victoria moral.
“Se piensa que fueron santuarios o lugares de reunión. Hay indicios claros de que no solo era arte por llenar el estómago, quiere expresar algo más, pero eso no lo sabemos”, dijo Lothar sobre esta cueva, añadiendo que “la comunicación es una parte importante para la supervivencia de las especies y el arte rupestre forma parte de esto. Se pueden transmitir ideas. En eso se diferencia el hombre del animal”.
Después de la Cueva del Moro llegaron otras muchas. La provincia de Cádiz, actualmente, registra más de 300 cuevas, en la que es considerada como una de las mayores concentraciones de arte rupestre prehistórico de Andalucía. Lo que no significa que se esté preservando como se merece. Los yacimientos, con más de 20.000 años de historia, abarcan desde el Paleolítico Superior hasta la Edad del Hierro, y están catalogados como uno de los monumentos más amenazados de Europa, según la organización Europa Nostra, que alertó hace unos años de su deterioro.
“El deterioro biológico, los daños estructurales, un mal uso y actos de vandalismo derivados del turismo poco respetuoso han comprometido en gran medida este importante conjunto de arte rupestre”, señalaban desde la organización, que criticaba que no se hubieran tomado medidas para evitar estos daños. “En los lugares más cercanos a los núcleos urbanos hay un mayor deterioro por un exceso de visitas, porque se han tirado basuras, se han hecho fuegos o se han pintado grafitis”, ponían como ejemplo desde Hispania Nostra.

El encierro que lo cambió todo
 
La dejadez llegó hasta tal punto que, en 1999, Lothar Bergmann y un grupo de amigos conocedores de la importancia de conservar el arte rupestre, se encerraron en la Cueva del Moro para presionar a la Junta y así evitar los actos vandálicos que estaba sufriendo. Pocos días después se instalaron unas vallas que evitaron la entrada de excursionistas. Este acto reivindicativo sirvió también para lograr la protección de la Cueva de las Bailadoras y de la Cueva del Ciervo, que se encuentran la localidad gaditana de Los Barrios.
“Lo he dicho siempre: éramos unos locos”, señaló Bergmann sobre el encierro que protagonizaron en la Cueva del Moro. “Tuve que sentarme dentro y decir que no me movía de allí hasta que no llegaran los materiales para cerrarla. Pocas veces se gana una lucha, pero esa sí se ganó, por lo menos”. Pero su locura consiguió, además de protección del arte sureño, que se introdujeran estos hallazgos en los libros de texto de los centros escolares de la zona, donde acudía a dar charlas con reproducciones de herramientas prehistóricas fabricadas por él mismo.

El siguiente paso: Agedpa
El 19 de diciembre de 1999 nació la Asociación Gaditana para el Estudio y Defensa del Patrimonio Arqueológico (Agedpa), impulsada por Lothar Bergmann y un grupo de apasionados del arte rupestre, que buscaban elaborar proyectos para conseguir la conservación de este patrimonio cultural y natural, impulsar su estudio y divulgación entre la ciudadanía, para así poder defenderlo. La asociación, desde entonces, ha centrado sus esfuerzos en la protección del arte rupestre de toda la provincia, “el patrimonio más vulnerable y en vías de desaparición”.
Uno de los objetivos de Agedpa, que sigue sin cumplirse, era lograr que la Unesco incorporara el arte sureño de las provincias de Cádiz y Málaga en la lista de Patrimonio Mundial que, en 1998, incluyó al arte rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, el que va desde los Pirineos hasta la provincia de Granada. Bergmann nunca entendió por qué Cádiz y Málaga se quedaron fuera.

Izquierda Unida impulsó, en mayo de 2006, una propuesta que contó con el apoyo de todos los grupos del Parlamento de Andalucía para pedir el inicio de los trámites necesarios para considerar al arte rupestre de las provincias de Málaga y de Cádiz como parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, una idea que se abandonó años después. Una nueva intentona se produjo a principios de 2018, cuando el pleno de la Diputación de Cádiz llegó a aprobar una moción presentada por el PP para pedir a la Junta que inicie de nuevo los trámites pero, hasta el momento, sigue fuera.

Los primeros indicios de arte sureño
Juan Cabré y Eduardo Hernández-Pacheco fueron los primeros que realizaron un estudio en el que hablaban de arte rupestre en el Sur de la Península. En 1914 publicaron un trabajo titulado Avance al estudio de las pinturas prehistóricas del extremo sur de España, que recogía la existencia de arte rupestre en la provincia de Cádiz, concretamente en la zona de La Janda.
Unos años después, en 1929, Henri Breuil y Miles Crawford Burkitt presentaron la obra más importante que existe hasta la actualidad (Rock Paintings of Southern Andalusia. A description of a Neolithic and Copper Age Art Group), en la que asignan al conjunto un origen postpaleolítico, pero hablando de un posible origen Paleolítico gracias a una figura hallada en la Cueva de las Palomas de Tarifa, “en forma de la representación de una pintura rupestre de un prótomos de équido, asociado a hileras de puntos pareados”, explica Bergmann en la revista Almoraima, en una publicación de 2009. El propio investigador alemán confirmó la existencia de arte paleolítico a principios de los 90.

El legado de Bergmann
“Su mayor legado no es haber descubierto más abrigos que nadie, sino habernos enseñado el camino de la protección del arte rupestre”, apunta Iván García Jiménez, arqueólogo del conjunto arqueológico de Baelo Claudia, en el documental publicado por la UCA con la colaboración del ayuntamiento de Tarifa. La Cueva del Arroyo, su primer hallazgo, “es un claro ejemplo del arte rupestre característico del extremo meridional del continente europeo”, cuenta Jiménez, para el que José Castiñeira, primer director del conjunto arqueológico de Baelo Claudia, también fue una figura clave en la lucha por la conservación de estas cuevas. “A Lothar le entró el gusanillo con este descubrimiento y ahí comenzó una afición imparable”, recuerda.

Su viuda, Francisca Ruiz Araujo, Paqui para los amigos, cuenta que Bergmann se quedó a vivir en Tarifa porque consideraba que era “un paraíso”. Eso sí, “el amor pudo más que el trabajo que tenía en Alemania”. El amor de Lothar, no solo por Paqui, sino por la naturaleza, lo llevó salir al campo día sí y día también, primero practicando espeleología y luego buscando y encontrando numerosas cuevas que quiso que se protegieran y valoraran. Un legado que sigue vivo, aunque no como a él le gustaría.
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Quico Rebolledo, siempre en el corazón

Para hablar de Quico comienzo con una reflexion de Bertolt Brecht (admirado por él).

Hay hombres que luchan un día y son buenos
otros que luchan un año y son mejores
y otros que luchan muchos años y son muy buenos
pero hay los que luchan toda la vida
esos son los imprescindibles.


Hijo, hermano, padre, compañero y sobretodo persona integra. Hemos perdido a un ser querido muy especial y esta comarca ha perdido a uno de sus imprescindibles. El representa mucho de lo que ha sido la lucha en esta comarca en estas cuatro ultimas decadas.
Activista convencido, comprometido con las causas justas, sensible con las injusticias y desigualdades, estuvieran donde estuvieran, consciente y reflexivo con los problemas que aquejan a esta humanidad en materia de medio ambiente, desigualdedes, conflictos y demas males que tenemos a nuestro alrededor. Luchador nato por los derechos de los trabajadores, honesto y honrado en el trabajo y sobretodo generoso, solidario, colaborador y cariñoso.
Seria  interminable la lista de luchas en las que estuvo inmerso y comprometido hasta las trancas, pero por nombrar algunas de las mas emblematicas, el trasvase del guadiaro, el cable de tarifa, la lucha contra los grandes embalses del hozgarganta y genal dentro del plan hidrologico nacional, el soto y la cantera en castellar, extracion de aridos en guadalquiton, proteccion del castillo de castellar, lucho incansablemente por la proteccion de las pinturas de nuestro arte sureño en multitud de ocasiones junto a lothar bermang, en contra de las construcciones ilegales en el pna, los campos de golf y de polo, grandes derrochadores de agua, etc. Ademas fue miembro de la fundacion de la nueva cultura del agua en su red andaluza y a nivel nacional y del centro iberico de restauracion fluvial, en una palabra, incansable.
Todo esto no seria posible sin la educación que nos dieron nuestros padres. Luchadores y trabajadores incansables, siempre comprometidos y solidarios con los demas y responsables de que sus hijos fueran como somos.
Tal como dije en las jornadas de los barrios donde homenajearon a quico, la casa verde, por la que tanto luchó y trabajo se convertiría en un centro de interpretacion del arte sureño, de la conservacion de nuestros rios y su importancia, del patrimonio arqueologico de jimena y del parque natural de los alcornocales y su biodiversidad, por que como a el le gustaba decir “medio ambiente es todo”, y asi denomino las primeras jornadas de medio ambiente en 2007, en la inauguracion de esta casa verde.
En memoria de  hamo, lothar y quico hoy damos este primer paso para ello y necesitaremos del apoyo y colaboración de todo el que tenga relacion y este involocrado en alguna de estas materias.
Termino con otra frase de una cancion que a Quico le gustaba mucho y ahora le pega a los tres que hoy homenajeamos:
Alguna gente se muere para volver a nacer y el que tenga alguna duda que le pregunte al Ché.

Y como el decia al final de sus escritos, salud paz y ecologia para todos. 

Muchas gracias por vuestra atencion y cariño.
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