Paco Esteban "El Cartero" y Francisco Quirós "Pacurro". |
Hoy, día 12 de diciembre de 2014, se jubila oficialmente Francisco Esteban Saborido, Paco El Cartero, con el se acaba una especie única de cartero rural.
Cuando comenzó el correo era sinónimo de buenas nuevas, recibir noticias de la familia, del hijo, del novio que prestaba el servicio militar, del pariente que emigró al extranjero, el cartero era esperado con impaciencia, convirtiéndose un uno más del entorno familiar, hoy día el correo ha pasado a ser notificaciones de facturas, extractos bancarios, multas de tráfico, hacienda que te manda una paralela amenazante de la declaración de la renta, publicidad, nada que ver con el pasado. Los cambios no han afectado para nada a Paco, ha permanecido siendo el mismo buen profesional, la misma buena persona.
Antes de continuar por si alguien no lo sabe, Paco me honra con su amistad, somos grandes amigos desde la infancia, nuestra amistad se forjó en...
la Academia San Agustín que dirigiera don Juan Navarro allá por los años sesenta y permanece imperturbable hasta la fecha, me atrevería a decir que con el paso de tiempo no es que no haya cambiado si no que ha aumentado, como grandes compañeros hemos compartido muchas vivencias, muy buenos momentos y juntos hemos degustado los buenos finos de Jerez. Nada eso condiciona lo que voy a escribir a continuación sobre nuestro ya ex cartero.
Ha prestado servicio más de cuarenta años, comenzando como cartero auxiliar en el 1970 con un breve periodo de interrupción debido al servicio militar, hasta llegar a ser el Jefe de la Oficina Postal de nuestra población en 1977 y durante mucho tiempo también del Secadero, una curiosidad cuando Paco comenzó solo descansaba los domingos, los festivos había reparto excepto el día de Navidad y el Viernes Santo.
Él siempre demostró un espíritu de servicio digno de admiración, no se limitó a cumplir con las obligaciones propias del empleo yendo mucho más allá, ha sido un asesor, secretario, informador, colaborador, una especie de trabajador social de toda aquella persona que lo requiriese. Cuando la ocasión lo pedía y han sido miles hizo caso omiso a horarios y festividades si algún vecino demandaba sus servicios. Es persona cercana, amable y diligente.
Desconozco si existe un código del buen cartero, pero investigando un poco, destaco las principales virtudes que deben acompañar a un buen cartero que vienen a ser las siguientes:
-Buena forma física y un estado bueno de salud. Paco no ha sido un deportista es más jamás ha practicado deporte alguno, pero su forma física es perfecta, no solo por su quehacer diario, si no que otras obligaciones al margen de cartero le obligan a caminar constantemente, siempre ha gozado y goza en la actualidad de una salud envidiable.
-Ser honesto y de confianza. Ha guardado como nadie el secreto profesional, tuvo las puertas abiertas de todos los domicilios y si ha sido así es porque ha sabido ser discreto a quien perfectamente se le podía confesar un secreto.
-Buenas habilidades interpersonales para tratar con los clientes. Ya lo mencionaba anteriormente, él siempre estuvo dispuesto para ayudar, servir y supo tratar como nadie a todos sus vecinos, dando a cada uno el trato adecuado, muy pocos por no decir ninguno habrán quedado descontentos
--Ser rápido y cuidadoso. Puedo asegurar que la Oficina que dirigía siempre ha estado cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, la documentación ha estado al día, es más recibió felicitaciones cuando fue inspeccionado, en la rapidez nada que objetar, cartas, paquetes, giros postales y otros repartidos de inmediato . Con el añadido que lloviese, hiciera calor o cayeran rayos encendidos, la correspondencia era repartida a su debido tiempo.
--Buena memoria para recordar calles y direcciones. En ese apartado podrán igualarlo, pero nunca superarlo y los que le igualen se podrán contar con los dedos de las manos. Si solo fuera recordar calles y direcciones, pero el asunto va mucho más allá. Paco es conocedor que el 24 no era el 24, si no el 42, que Cristinita cuando se casó hace ya más diez años, se cambió de domicilio pero que toda su correspondencia continua con la dirección de soltera, correspondencia entregada en el de casada. Anselmo compro una vivienda, donde el contrato de luz continua a nombre del abuelo del vendedor y el de agua a nombre del padre, cuando llegan notificaciones, recibos u otros son entregado en tiempo y forma a Anselmo y para que seguir contando, tendríamos cuerda para rato.
De todos es sabido que en esta vida nadie es imprescindible, que el mundo sigue girando, el sol sale todos los días. Que el correo será repartido, ahora bien durante un tiempo, muchos echaremos de menos a Paco, como se dice popularmente nos pondremos las pilas y las direcciones tendrán que ser las correctas, si el domicilio de residencia se corresponde con el número 13 de la calle de En medio y la correspondencia continua en el número 31 de la calle Melancolía, simplemente la correspondencia no llegará, hasta que sea corregida.
Desde estas líneas mis reconocimientos también para José Gutiérrez Gil, Pepe el Cartero, que se jubiló por motivos de salud en el 2011, que igual que Paco ha atesorado todas las cualidades mencionadas, ambos formaron un excelente equipo a los que los tesorilleros debemos siempre estar agradecidos.
Volviendo al principio, con Paco termina una especie de cartero de pueblo irrepetible, con un espíritu de servicio encomiable.
A nuestro querido Cartero, le ha llegado el momento del descanso a una edad excelente para disfrutar de la vida con los suyos, recordar que jubilación desciende de júbilo.
Desde estas líneas y sin temor a equivocarme en nombre de la inmensa mayoría de todos los residentes en Tesorillo, darte las gracias por todos los servicios que prestaste a lo largo de más de cuatro décadas, los mejores deseos en esta nueva etapa que empiezas hoy.
Una cosilla, con moderación, cuando la ocasión lo requiera, continuaremos con la cata de los buenos vinos finos de Jerez, a los manzanillas de Sanlúcar no les haremos ascos.
Para finalizar decirte amigo, que la jubilación no es el término de una vida, si no el principio de la recolección de los frutos.
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