lunes, 26 de julio de 2021

El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (y V)

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El diario Europa Sur ha publicado esta interesante serie de artículos de JESÚS NÚÑEZ, Coronel de la Guardia Civil y Doctor en Historia.

En la foto: Ficha de conceptuación del Guardia 2º Francisco Gil Herrera, del puesto de Buceite, que se replegó sobre San Roque.

El repliegue del puesto de Buceite (y V)

El 27 de julio de 1936, hace prácticamente 85 años, tal y como se relató en el capítulo correspondiente, una columna republicana procedente de la provincia de Málaga intentó ocupar San Roque, teniendo que batirse finalmente en desordenada retirada. Estaba formada por fuerzas muy heterogéneas, compuestas en su mayor parte de elementos civiles de diferentes partidos políticos y sindicatos pertenecientes al Frente Popular así como del Cuerpo de Carabineros y en mucho menor número, del Ejército y de la Guardia Civil.

Todos los componentes uniformados de dicha columna correspondían a unidades ubicadas en la provincia vecina, si bien el propósito inicial era que las fuerzas de Carabineros y de la Guardia Civil del Campo de Gibraltar que no se habían sumado a la sublevación militar, se integrasen en aquella.

Sin embargo, por razones que por el momento se desconocen, ello finalmente no sucedió. Los testimonios de la época refieren que la mentada columna estaba compuesta por unos dos mil efectivos. Número más que suficiente para haber sofocado los dos únicos focos de resistencia en San Roque, si no hubiera llegado el oportuno auxilio procedente de Algeciras encabezado por las fuerzas regulares indígenas: el acuartelamiento de Infantería y la casa-cuartel de la Guardia Civil.

Probablemente hubo dos razones principales para que no se unieran a dicha columna las fuerzas de Carabineros y de la Guardia Civil que se habían concentrado en Jimena de la Frontera. La primera era que dada la importante entidad numérica que la conformaba, se consideraría seguramente innecesario agregar poco más de una treintena de carabineros y guardias civiles, pues al marcharse dejarían a su vez bastante desprotegido el municipio donde quedaban en sus domicilios elementos civiles simpatizantes de la sublevación militar. Tampoco querría dejarse solos a los milicianos locales. La segunda razón pudo ser que la actitud de los guardias civiles acuartelados en Jimena levantó las sospechas de los responsables locales del Frente Popular sobre ellos, no siendo conveniente incorporarlos a la columna ni dejarlos sin vigilancia.

Y la verdad es que finalmente no resultaron de fiar. Con el sargento Antonio Casablanca Romero, comandante del puesto de Buceite, todos, a excepción del brigada Salvador Carrasco Zurita, comandante del puesto de Jimena, se replegaron sobre San Roque el día 31 de ese mes. Les acompañaron como familiares, dos mujeres y cuatro menores de edad.

En la hoja de servicios de Casablanca solo se hace una breve referencia al trayecto que recorrieron a pie hasta llegar a San Roque. Sin embargo, en su extensa instancia redactada en 1962, continuó aportando información inédita hasta entonces sobre las vicisitudes que acontecieron y que dado su interés se reproduce textualmente:

"… Salieron al campo por la puerta trasera del cuartel, con las armas preparadas, actitud que debió sorprender a los milicianos que vigilaban el edificio, puesto que solamente se atrevieron a balbucear frases entrecortadas preguntando que a dónde nos dirigíamos y al contestarles que a practicar un servicio de importancia, facilitaron la marcha, pero al ver que la dirección que llevábamos era la de San Roque, lo comunicaron al comité rojo y al amanecer el día 31, pudimos advertir que nos seguían los pasos un grupo numeroso de milicianos armados y a caballo, entonces el exponente ordenó hacer alto y desplegó sus fuerzas en guerrilla, lo que motivó que sus perseguidores hiciesen también alto, continuándose por nuestra parte la marcha siempre seguidos a prudente distancia por sus perseguidores; cerca ya de San Roque, hicieron su aparición dos aparatos rojos que en vuelo casi rasantes como si buscasen el grupo, exploraban el campo, pero no pudieron localizarnos, por cuanto quiso la Divina Providencia hacer coincidir su proximidad con un momentáneo descanso de la fuerza, a la sombra de unos arbustos y maleza en barranco próximo que sirvieron de refugio, aparatos que después de varias pasadas, se elevaron en dirección a San Roque donde descargaron sus bombas".

"A las 21 horas (en su hoja de servicios redactada en 1937 decía que a las 18 horas), después de un recorrido de más de 40 kilómetros fuera de caminos, con los niños y sus madres fatigados por la caminata, sin comer y el excesivo calor, llegamos al fin a alcanzar la Ciudad de San Roque, uniéndonos de lleno al Movimiento liberador, siendo el que suscribe felicitado por sus superiores, por el Señor Comandante Militar de la Plaza y por el Excmo. Señor General Jefe del Ejército del Sur en su diaria charla radiofónica correspondiente al día 2".

En relación a esto último hay que significar que el general de división Gonzalo Queipo de Llano Sierra, inspector general del Cuerpo de Carabineros, tras detener en Sevilla al jefe de la Segunda División Orgánica, José Fernández de Villa-Abrille Calivara, y destituirle del mando de la misma, se puso al frente de las fuerzas sublevadas de lo que pasaría a ser denominado el Ejército del Sur.

Una de sus actuaciones más conocidas fueron sus "charlas" radiofónicas, a través de las cuales no solo realizaba acciones de propaganda sino principalmente de lo que se podría denominar acciones de guerra psicológica. En ellas no se limitaba a realizar comentarios sesgados de todo tipo sobre las operaciones militares que se estaban desarrollando en los frentes, sino que buscaba provocar el pánico y el terror entre quienes se estaban oponiendo a la sublevación, al difundir el brutal y trágico final que les esperaba.

Dichas "charlas" se prolongaron en el tiempo, contra su pronóstico inicial, al fracasar la sublevación militar y degenerar en una guerra civil. Solían ser de periodicidad diaria y emitidas al inicio de la noche. Habitualmente el diario ABC, en su edición de Sevilla, acostumbraba publicar al día siguiente una transcripción resumida de su contenido.

Volviendo a la hoja de servicios de Casablanca, no vuelve a relatar más vicisitudes de interés salvo que permaneció, "prestando los servicios propios del Cuerpo", en San Roque hasta que el 28 de septiembre siguiente tomó parte en la columna que ocupó la localidad de Jimena.

En dicha columna, cuyo grueso estaba formado por fuerzas regulares indígenas, mandadas por el comandante de Infantería Enrique García de la Herrán, iba el personal de dicho puesto y del de Buceite. Al llegar a la casa-cuartel de Jimena comprobaron que la misma había sido asaltada y saqueada. También se enteraron de que "el Brigada Carrasco que se negó a evacuar el puesto había sido fusilado por los rojos por no haber denunciado al Comité la fuga de la fuerza". En su instancia de 1962 añadiría que dicho suboficial "fue asesinado en unión de 2 religiosos y personas de orden".

Al día siguiente, 29, salió para el núcleo urbano de San Pablo de Buceite, formando parte de la mentada columna, "liberándolo de la dominación marxista". Cuando llegaron a la casa-cuartel, sita en los números 10 y 12 de la calle Jimena, la encontraron "saqueada e incendiada la documentación". Con los mismos guardias civiles que había marchado de dicha barriada el 25 de julio (identificados hasta la fecha Francisco Gil Herrera, José Murillo Arroyo, José Nieto Jiménez y Juan Rocha Coronil), procedió a constituir nuevamente el puesto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y donde queda la otra mitad de las Fuerzas de Seguridad del Estado fieles a la República que murieron por ella o se exiliaron para salvar la vida: los carabineros diezmados al igual que media Guardia Civil y otro tanto de la Guardia de Asalto.
Siempre se habla de los vencedores y muy poquito de los vencidos. Pero la verdad es que ni unos ni otros, ni anteriores ni posteriores mandamases y políticos, tuvieron la fuerza moral para acabar con la Guardia Civil, y saben por qué, porque quedó tan dividida como el mismo pueblo del que se nutrian y nutren, y ni fue infiel ni fiel por seguir a nadie, fue obligada a adaptarse a las circunstancias con la más ferrea de las disciplinas también, muchos fueron sus muertos y su padecimiento y siguió siendo fiel al poder constituido esa mitad que escogió estar de la parte del golpista, porque ya quemaban sus cuarteles donde se acuartelaban desde el inicio de la contienda. Franco quiso acabar con ella una vez ganada la guerra, debido a no haberle sido fiel al cien por cien y ser, al mando de algunos oficiales, jefes y generales fieles a la República ejemplo del General Escobar en Cataluña, lo que alargó también el tiempo de contienda. Pero fueron sus propios y más famosos generales, los que tuvieron el valor de oponerse bajo el razonamiento de que era la Guardia Civil un Cuerpo muy barato, eficiente y disciplinado, y que lo mejor era dejarlo con sus principios, sometiéndoles con la necedidad y pobreza del pueblo, bajo la imagen de poder de la propia dictadura", en definitiva, que tenían que pedir o forzar a que le dieran para la subsistencia de sus familias. La dictadura fue un total desprestigio nacional e internacional para la Guardia Civil. Desde su creación ningún poder fue tan nefasto para la supervivencia de ese Cuerpo, como fue la Dictadura de Franco, y, acabada ésta la Guardia Civil, tal como los mismos ciudadanos volvieron a respirar nuevos aires de superación que les hiciera olvidar los 40 años de sometimiento ditactorial. Volvió a ser utilizada como arma psicológica para el suesto Golpe de Estado del 23F, con el famoso Tejero como hombre de paja y dar un golpe de timón a la situación de rumbo erróneo que había tomado el país, esta vez incluso engañando a las bases, que al darse cuenta del engaño, optaron por escapar como fuera, incluso saltando por las ventanas "aquello era un golpe de Estado y no habia en el Congreso ningún comando etarra que intentara atentar contra los congresistas". Vuelta al rumbo de la democracia, el pueblo entendió la posición de la Guardia Civil y la fidelidad mostrada por el resto de los componentes del Instituto "No obedecería a nadie distinto de su Director General". Desde entonces ese rumbo cambió y se consiguió, con la fidelidad de toda la nación, seguir levantando a la iniciada democracia, que aún, pese a los esfuerzos de todo el pueblo, hoy sigue en peligro pese a un Rey como árbitro y a Europa como Juez. Algo sigue fallando...

Paz por tiempo peremne vencerá crisis, muertes y a rabiosas pandemias.

IGNACIO TRILLO dijo...

De nuevo, felicitar a JESÚS NÚÑEZ, Coronel de la Guardia Civil y Doctor en Historia, su aportación investigadora y poner en valor los datos que aporta. No obstante, siendo su fuente los documentos oficiales que obran en los archivos producto de los partes que elaboraban estos guardias civiles sublevados contra el ordenamiento constitucional, es normal que se produzcan sesgos de importancia. Destacaré como ejemplo. Manifiesta: “También se enteraron de que "el Brigada Carrasco (Salvador Carrasco Zurita) que se negó a evacuar el puesto había sido fusilado por los rojos por no haber denunciado al Comité la fuga de la fuerza". En su instancia de 1962 añadiría que dicho suboficial "fue asesinado en unión de 2 religiosos y personas de orden"”. Pues nada de eso es cierto. El brigada Carrasco fue la única muerte ocurrida en Jimena durante toda la II República y tras el golpe de estado del 18 de julio hasta el día 28 de septiembre en que la localidad fue tomada por las fuerzas sediciosas en su mayoría “indígenas” (magrebíes mercenarios) procedentes del norte de África. Ocurrió en el cementerio de Jimena y fue fusilado por orden del Comité del Frente Popular local. No se debió a que fuera motivado porque no informase que habían huidos sus guardias civiles al puesto de la Almoraima en manos de los sublevados sino que sucedió antes. La causa ocurrió porque le fue descubierta una lista de jimenatos republicanos que tenían que ser fusilados apenas entraran los insurrectos. Junto a los nombres de destacados sindicalistas de la CNT se hallaban el alcalde Cristóbal Vera Sarabia “Telar”, los médicos Guillermo Ortega y José Montero, el veterinario Salvador Gómez… y hasta el jefe de los carabineros, el teniente de Carabineros Manuel Martínez Mora con residencia en la localidad, en el cuartel de este cuerpo en calle San Sebastián. Nada que ver y en fecha distinta a los entre 10 y 12 execrables asesinatos de personas de derecha acaecidos en la estación de Arriate por milicianos de Ronda, que incluían a dos religiosos, nacidos en Teruel y en Canarias, párrocos de la localidad.