lunes, 26 de julio de 2021

"Como un horno de carbón", por Cristóbal Moreno "El Pipeta"

>>> Cristóbal Moreno Romero "El Pipeta" en buceite.com 

Cristóbal Moreno Romero "El Pipeta", ha publicado este relato en la sección de narrativa del núm. 45 de la revista del Club de Letras de la Universidad de Cádiz SPECULUM, que se publica en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, dirigida por el profesor José Antonio Hernández Guerrero.

Como un horno de carbón

La soledad busca amor o compañía y, aunque las letras de ambas solo formen sendas palabras cultivadoras de ternura, el amor puede encenderse desde una simple chispa o desde la amistad, hasta convertirse en un inmenso fuego que todo lo quema y lo supera; sin embargo, inesperadamente, puede retroceder hasta una simple ascua incandescente, apagarse como carbón atizonado, llegar a ser tan frío como un témpano de hielo e, incluso, descontrolarse como un huracán devastador. Si es plácido como el agua enamorada de un estanque y suave como la piel de gamuza, esta experiencia puede hacer que el amor perdure, aunque quede en cariño desfogado. Si la memoria guarda recuerdos de graves heridas a los sentimientos, puede anhelarse la soledad o conformarse con una inmutable compañía. El tiempo suele borrar y apaciguar. Los ojos, el roce, la libido y el melancólico corazón normalmente vuelven a las andadas y ansían rejuvenecer con los placeres de la vida, la amistad y el sexo. El cerebro manda en el sistema límbico y se activa, entre otras, la producción de oxitocina u hormona del amor, provocando felicidad en la pareja. Esta química logra intensificar los vínculos afectivos en el hombre y la mujer y, con ello, que las relaciones sean de más larga duración. 

Una chispa enciende el fuego y el amor acelera los latidos del corazón despertando en las neuronas una tormenta de sensaciones; se activan los cinco sentidos que comienzan a dar mensajes con sus fabulosos y variados matices. El cuerpo se convierte en un horno, huele a carbón y jara, inspira emociones por sus troneras, y espira satisfacción del goce mientras se evaporan las lágrimas perfumadas de amor cristalino, puro y quebradizo. Punzadas que en el corazón resuenan como dianas floreadas. 

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Imagen de Aquí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría saber la edad de don Cristóbal Moreno.
Por la forma de escribir yo diría que no más de 30 o 35 años.
Gracias

Anónimo dijo...

Ya va camino de ser más viejo que un nudo, así que le has rejuvenecido por lo menos la mitad. Conociéndole como le conozco, seguro que se está descojonando de risa con el comentario pregunta 6.30 p.m.
Sin embargo,seguro también que él no va a contestarlo, porque va a creer que es una mujer quien pregunta y se lo quiete ligar; así de cachondo es aún con su edad. Es amigo mio y tiene mucha guasa, pero mucha, mucha; buena persona y mejor amigo. Le encantará mi comentario ¡Lo juro!
Así que ya sabes de él un poco más y si no te metes en Internet y pregunta, que seguro te saldrá por ahí.

Atentamente Mario Cipriano Romo Palma
Fuengirola.

Cristóbal Moreno dijo...

Pues contesto ¡ea!, a los dos comentarios, diciendo que mi edad es el doble entre la mitad de las diferencias de las dos edades dada en el primer comentario mas tres. Asi que a hacer cuentas, que es primordial entender la fórmula: d=35-30:2 E=d+30.2+3 Siendo "d" diferencia y "E" edad.
Total lo que dice el segundo comentarista pero menos que un nudo: ""viejo ya, tirando a reviejo "na ma""
😥😂🍌🔕📯🦁🍎💝

Anónimo dijo...

Pues señor Moreno escribe usted con la pasión y las ganas de comerse el mundo de un joven. Tendrá esa edad pero su vitalidad y su entusiasmo por la vida ya me gustaria que la tuviese mi novio todo el dia con los video juegos y con los amigotes.
Encantada y agradecida. Seguiré leyendo sus cosas desde Algeciras.

Cristóbal Moreno dijo...

En cuanto se deja a la mente envejecer esta uno/una perdido/a. Te lo recuerda todos los días los achaques, intento ir en contra de ellos, aunque algunas veces,éstos tienen mas agallas que yo.
Gracias por alegrarme el dia, muchas gracias, son sus palabras un alivio y se las agradezco.
Gracias seguiré escribiendo mientras puedan mis torcidos dedos y mi senil y desonocida mente.
De nuevo muchas gracias, y perdóneme por mis bromitas.