Tener “mal humor” no es lo mismo que tener un “humor malo”. El primero indica un defecto psicológico, mientras que el segundo revela una escasez de imaginación. Un “genio” -sin adjetivos- es el artista o el científico que, por su originalidad, por su lucidez, por su agudeza o, a veces, por su oportunidad, destaca sobre el común de los seres humanos, sobresale sobre los hombres y sobre las mujeres normales. Es, por lo tanto, un tipo raro, excepcional y extraordinario que nos llama la atención y que nos causa la sorpresa. Pero, si a esta palabra le añadimos el adjetivo “mal” o “malo”, no sólo matizamos su significado, sino que lo cambiamos totalmente. Como es sabido, cuando afirmamos que un señor o una señora tienen “mal genio”, no queremos decir que es un “genio malo”, sino que posee “mal carácter” o “mala leche”; aseguramos que es “antipático”, “insoportable”, “fastidioso” y “desagradable”.