Nos encontramos ante una avergonzante tragedia de refugiados, miles y miles de personas que huyen de sus países, porque el mundo occidental, el "civilizado", creó una guerra en su lugar de origen, en su tierra, en su casa. Huyen de las bombas y de la muerte, dejando atrás su vida y sus sueños.
Ahora, ese mundo "civilizado" les cierra las puertas. El Gobierno de España, pese a que dicen que estamos creciendo por encima de Europa, mantiene que sólo se compromete a refugiar a 2.739 personas. El gobierno canadiense rechazó dar asilo y muchos decidieron arriesgar sus vidas, cruzando en precario, un mar acostumbrado a devorar personas que buscan un futuro y, en definitiva, una vida digna. Tan sólo 23 kilómetros y apenas consiguieron navegar unas millas. En este grupo viajaba Aylan, un niño de tres años, protagonista de una brutal foto que a todos nos averguenza como seres humanos.