sábado, 9 de mayo de 2020

"La celosa sacerdotisa de Isis", por Eduardo Navarro "Er pedagogo Jimenato"

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LA CELOSA SACERDOTISA ISIS

Gesaladin era una sacerdotisa de la Diosa Isis, reina del mundo de los vivos y de los muertos. Se había desplazado a orillas del mar, esa noche sería de luna llena. Y al atardecer, con su cuerpo desnudo cubierto de ungüentos perfumados, esperaba para ofrecer un sacrificio.


No le importaba que fueran los últimos momentos de su vida, la brisa traía las gotas de agua de mar que se deslizaban por su piel y su silueta irradiaba una honda tristeza.

Todo comenzó el día que conoció a la hermosa doncella Maia. Desde entonces sus suspiros tenían una sola trayectoria, porque en sus sueños siempre envolvía todo el cuerpo de la joven de dilatados besos.

Maia se había prometido a un joven y valiente guerrero. Las sacerdotisas de Isis tenían la obligación de precipitar los poderes fecundantes. Así que esperaron la llegada de la luna llena y todas las sacerdotisas, extasiadas de alegría y júbilo, invocaron a Isis, para de esa forma acentuar el carácter sexual de la unión.

Sin embargo, Gelesadin, ardía de celos en su interior, como una pesada losa que la llevó a cometer un acto imperdonable, dejando de creer en la diosa del cielo y del mar.

Y esa noche, mientras todos dormían,  con una daga afilada en sus manos, se acercó hasta el altar donde los jóvenes yacían abrazados y desnudos. No le costó cercenar sus gargantas sin notar siquiera su presencia. La sangre de ambos brotaba como el cauce de un río caudaloso y se enredaba de manera prodigiosa con los rayos de la luna.

Entonces, Isis, dueña de arcaicos poderes, ocultó el sol de forma vengativa en el siguiente mes. Porque la diosa no podía revivir a los enamorados con la magia, ya que su sangre pertenecía a la luna para siempre. Solamente había una forma de remediarlo.

Esa tarde el cielo estaba de nuevo transparente y cuando se fueron marchando las últimas luces del día y la luna ocupó su lugar, Gelesadin camino lentamente hacia el mar. Mientras su cuerpo se iba cubriendo de agua, retorno la ilusión, por última vez, de colmar de besos el cuerpo de su amada con sus más impúdicos deseos.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo entiendo Eduardo Navarro, con la de cosas que se pueden decir del COVID 19
O la de cosas que se podían escribir de Gonzalo Polo
Y sales con estas cosas

Erpedagogo Jimenato dijo...

Deseo lo mejor para todos, ojalá se acaben los casos de Corona, por supuesto también a Gonzalo
Ánimo a la gente que sea prudente
Espero que se haya tocado ambos temas gracias por el comentario un saludo

Anónimo dijo...

Un artículo o dos está bien, pero todos de la misma característica deja mucho que pensar.creo que aquí hay uno que está obsesionado con los culos y las tetas.

Anónimo dijo...

Cuando se recurre a un código literario y se mantiene a lo largo de todo el relato, la narración fluye sola sin adornos innecesarios. Esa es la clave.
Eduardo lo consigue en sus colaboraciones en Buceite y que muchos leemos con placer.
Enhorabuena compañero

Anónimo dijo...

Yo ☝️, por ejemplo

Anónimo dijo...

Ni te preocupes Cupido, ya sabes que hay quienes esperamos que dispares tus flechas. ¿Por favor dónde está el Cupido travieso?
A todo el mundo no tiene porque gustarle las cosas que escribes, eso es normal, aprende de las criticas. Ademas están los que les mueve la envidia cuando les falta imaginación y van de mala leche. Con esta gente lo mejor es revisar la agenda personal de contactos, seguro que tienes algún contacto que la envidia no le deja ver los culos y las tetas

Gonzalo Polo dijo...

Me temo que hay alguien "obsexionado" con Gonzalo Polo; alguien que ve sólo ve tetas y culos en este relato de Eduardo, en el que no aparece en ningún momento los términos culo o tetas ¿Otro amargado consumidor de pastillas azules o es el de siempre, tan prolífico en estúpidos comentarios?
Buenos días, Eduardo. Al "obsexo" ¡que le den!.

José Cabrera dijo...

Estimado Pedagogo, nuevamente es un disfrute compartir tus artículo de lectura sensual histórica, tan de tu gusto. En estos tiempos de recogimiento obligado, la lectura nos acompaña y relaja nuestra mente. Gracias por tus escritos. Un abrazo

Anónimo dijo...

Es la primera vez que entro en este artículo.¡Oh!¡Perdón! estáis celebrando la primera comunión, no quiero molestar, me voy.

Nota.- Gonzalo, cuando alguien mencione tu nombre o tus "Grandes artículos". El anónimo no es siempre E. Alonso.

Anónimo dijo...

Gonzalo.De noche, todos los burros son pardos, y los gilipollas con aureolas.

E. Alonso dijo...

Eduardo por la estima que le tengo, voy a firma este comentario.

Por circunstancias nos conocemos poco, lo suficiente para tenerle un gran respeto y admiración. Escribo este comentario por la deriva que ha tomado los comentarios de su artículo. Quiero aclarar que el comentario de las 4:17 no es mio, por mucho que lo insinué el Sr. Gonzalo.

El Sr. Gonzalo antes de insinuar mi presencia en los comentarios, asegúrate bien que soy yo, no por mi, "me la trae al pairo" lo que digas, por el mínimo respeto que hay que tener al autor del artículo.

Eduardo, si me permites, quiero aprovechar esta oportunidad para decirle; que en usted no está reñida la humildad con la sabiduría.
Salud/os