domingo, 18 de septiembre de 2022

"Muerte de una reina", por Manuel Mata

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MUERTE DE UNA REINA

Sobrevolaba todo un vaho etéreo de solemnidad, una sensación extra sensorial de trascendencia histórica, un silencio riguroso que cada cual se imponía a si mismo sin necesidad de que maceros o Guardia Real llamaran la atención.

Un olor acre y retestinado, envuelto en los aromas de Dios, mezcla de incienso, mirto, dalia, freesia y sudor humano, lo impregnaba todo  aturdiendo a los elegidos que ocupaban las primeras filas de la nave principal.

 En el centro del altar mayor, sobre un catafalco envuelto en la bandera y con la corona coronándolo todo, el féretro con los restos mortales de la más grande reina que conocieron los tiempos. 

Un riguroso orden protocolario regula la ubicación de la familia real, la nobleza, la clase política y representantes de otras naciones, que ocupan el propio altar mayor los primeros y parte del transepto los restantes.

Miles de siervos, tras horas de espera, rodean el escenario para despedir a su soberana. Unos se santiguan, otros recurren a la genuflexión, militares y exmilitares se cuadran, los religiosos bendicen, las mujeres lloran, y los más viejos colocan su mano sobre el corazón en una especie de reválida del juramento de fidelidad y lealtad a la monarquía.

Atrás quedaron las dudas, consultas e intereses sobre la conveniencia o no de saltar el orden sucesorio y que fuese el nieto de la finada quien, a pesar de su juventud, fuese designado nuevo rey. “Se tomó la decisión adecuada”, manifestaba el chambelán a quien quisiese escucharle.

Granada, 18 de diciembre de 1.504. Dolor, lágrimas y pesar en la ceremonia de  despedida a la más grande reina que tuvo y tendrá el Reino de España: Isabel I de Castilla, llamada “La Católica”.

9 comentarios:

Pacurro dijo...

Brillante y oportuno

Anónimo dijo...

Magnífica descripción atemporal de la muerte de una reina.

Anónimo dijo...

Como siempre, pese a que tuviera que echar manos al caro Lexis 22, o al Minilarousse porque no tenía para más cuando lo compré, y al Aristos "del año la breva", por fin llegué al éxtasis literario de una total comprensión lírica=elevada, con la que siempre soñé y se quedó en simple "charavaquerío prosaico": en parte tu eres culpable de mi inferior complejo (que no complejo de inferioridad ¿o sí?), al tener que buscar un buen número de palabras en mis "espabilaburros".
Total, que cuando terminé, pasada una hora después de la comida -no muy culturizado porque me apretaba la siesta-, engullido claramente el interesante contenido (tras releerlo siete veces siete, tuve que volver a mis diccionarios (mi teléfono estaba sin cobertura -o lo aparentaba harto de mi-) y volver a buscar unos sinónimos ajustados al comparativo "reinoso" de tan ajustado relato realista y realmente real, dándome como tal de EXCELENTE: sublime, extraordinario, impresionante y otros sinónimos más que no pongo para no sobrepasarme en alabar y encomiar tan magnífico relato, pues me parecería algo cursi el "darte tanta coba", "darte jabón" o hacerte la pelota no teniendo ni habiendo porqués (¡Joder con la reglita del porqué, por qué, porque y etc!).
En fin que es porque eres un crac cuando quieres y tienes tu momento, como el de la actualidad y la comparación, cosa de reyes.
Esta Reina inglesa para su pueblo se lo ha ganado (para los demás tengo mis dudas, incluso respecto a lo que piensan gobernantes mundiales invitados y van por ir cumplidos). Ojalá en España fuéramos así con los que en verdad se lo han merecido luchando y gobernando honrada y fielmente por y para España y los españoles. Nuestra aquella Reina Isabel I La Católica, seguro que en elogios y pompas no llegaría a tanto, aunque fueron otros tiempos y puede que si.
Y soy anónimo porque sabes quién soy y no tengo porqué perder votos...?

Bernard Alan Poe dijo...

Lo que demuestra que las monarquías y su relación con los ciudadanos no ha cambiado en miles de años. La relacion de los Reyes con sus súbditos en Mesopotamia, Grecia o Mongolia hace dos mil años es la misma de ahora.

Anónimo dijo...

Siiiiiiii. Bravo

Anónimo dijo...

Ah pillín. Me la colaste, ja ja ja.

Kate M. dijo...

Kate M.

Kate M. dijo...

El detalle de que " oliera a sudor" me hizo dudar...
Enhorabuena por su relato. Vuelve a conseguir mantener la intriga hasta el final.

manuel dijo...

Lastima que en aquella época no hubieran cámaras de vídeo, así podríamos comparar, pero el relato parece un reportaje, muy bueno tocayo.